Un jugador de fútbol profesional de primera división estuvo recientemente en un juzgado para responder por un caso de violencia de género y un día después fue vitoreado por miles en un estadio. Otro futbolista estuvo una semana detenido bajo la misma acusación pero luego volvió a estar en la lista de convocados. Las denuncias que recaen sobre Sebastián Villa, quien fue condenado a dos años y un mes de prisión, y la situación procesal de Ignacio Arce, arquero de Platense, renovaron el debate sobre el margen de acción que tienen los clubes para separar del plantel a futbolistas judicializados por violencia machista. Por caso, Boca Juniors decidió este viernes desvincular a Villa del plantel hasta que haya una sentencia firme, pero no tomó medidas más radicales y solo lo hizo cuando el jugador recibió la primera condena en uno de los dos juicios que enfrentaba.
Legalmente, las instituciones no están obligadas a excluir futbolistas mientras transcurre un proceso judicial, pero aquellas comprometidos en la construcción de una sociedad inclusiva y sin violencias tienen herramientas tanto legales como simbólicas para no promover la impunidad como lugar común. También tienen responsabilidades, en tanto asociaciones civiles. En este sentido, las cláusulas de rescisión de contratos por motivos de violencia de género se están incorporando paulatinamente en varios clubes, como San Lorenzo, Vélez y Belgrano de Córdoba, entre otros. Así y todo, en el fútbol local son al menos cuatro los jugadores con causas abiertas que se hicieron públicas.
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En el país de Lionel Messi y de las tres estrellas, los clubes de fútbol tienen un papel fundamental en la formación de niñeces y adolescencias. Cuando deciden mantener en cancha a un jugador acusado por violencia machista están también tomando una postura que tiene un peso simbólico importante. "Esto marca también un posicionamiento institucional y político frente a la problemática. Cuando se minimizan los hechos, o no se establece una comunicación clara, se perpetúa un mensaje de naturalización de la violencia que es lo que tenemos que evitar", remarcó a El Destape Guillermina Gordoa, directora Nacional de Políticas de Género de la Secretaría de Deportes de la Nación.
No se puede perder de vista que este también es el país en el que mujeres y diversidades son asesinadas cada 39 horas. En 2022 hubo 226 víctimas directas de femicidios (219 mujeres cis y 7 mujeres trans/travestis), según el último Registro Nacional de Femicidios de la Corte Suprema.
La intervención de las áreas de género en estas instituciones es fundamental para que se respete el relato de la víctima de violencia, sobre todo cuando se trata de casos al interior de los establecimientos, donde las responsabilidades difieren entre un deportista profesional y/o un entrenador por el lugar de jerarquía y de poder que ocupan. Pero en lo que se refiere a denuncias que se dan fuera de los clubes también es importante que los clubes no hagan oídos sordos. "Cuando un jugador está siendo imputado o sale a la luz una denuncia y los clubes hacen como si nada se sostiene la idea patriarcal de que si denunciamos igual el varón que ejerce violencia sigue su vida sin más, sin perder ninguno de sus privilegios y eso es justamente lo que hay que erradicar", opinó en esa misma línea Melisa García, directora de Abofem y especialista en las violencias en el deporte.
Es cierto que los clubes no pueden intervenir en un proceso judicial. La investigación tiene que seguir su curso por los canales habituales, pero mientras tanto tienen libertad de acción para evitar que se pregonen estos discursos. García destacó que "no va más a esta altura la excusa de que no hay una ley específica que mencione que los clubes deben actuar sobre situaciones de violencia".
Los futbolistas no dejan de ser trabajadores. Según explicó la abogada, las cuestiones laborales también están incorporadas dentro de nuestra normativa en la Ley 26 485, que prevé la eliminación de todas formas de violencia. "Entonces, si pensamos en el marco de lo que son las normativas de derecho laboral, específicamente en el deporte, tenemos que hablar de su convenio colectivo de trabajo, pero también tenemos normativa a nivel nacional, que responde específicamente a eliminar las violencias; por eso no podemos tomar los convenios y las leyes de manera separada", agregó.
La Guía para el Abordaje Integral de las violencias por motivos de género en instituciones deportivas, elaborada por la Dirección Nacional de Políticas de Género de la Secretaría de Deportes de la Nación, señala que los clubes deben asesorar, acompañar y contener e incluso implementar medidas de protección cuando la situación de violencia de género se da al exterior de la institución. "Es un llamado a la responsabilidad y compromiso real", puntualizó Gordoa.
Las cláusulas de rescisión de contratos por violencia de género
San Lorenzo, Rosario Central y Belgrano de Córdoba son algunas de las instituciones que tienen cláusulas específicas que condenan la violencia de género y establecen que si un jugador ejerce este tipo de violencia o genera un daño puede tener un tipo de implicancia directa en su contratación, aunque aún no se activó en ningún caso. En charla con El Destape, Mariana Cahn, Asambleísta de San Lorenzo y parte de la subcomisión de género indicó: "La cláusula lo que dice es que el club tiene un protocolo de género y que el jugador se compromete a actuar acorde al protocolo. Y que, en caso de ser imputado a un delito vinculado a una situación de violencia de genero, el club puede apartarlo del plantel". En este mismo sentido contó que existen otras situaciones y que, por ejemplo, se puede tomar la decisión de apartar a un jugador "pero tampoco es automático" porque también lo cierto es que existe la presunción de inocencia y decirle que se "vaya del club es inclumplirle derechos" también, pero reveló que se puede actuar de una manera más fuerte.
Desde hace tres años, cuando Vélez propuso una cláusula en el contrato de Ricardo Centurión, esta modalidad se comenzó a repetir tanto en la institución de Liniers como en otras instituciones del fútbol argentino. Uno de los casos fue el de Jonathan Cristaldo en Newell's, jugado transferido y que firmó el contrato cuando tenía una causa por violencia abierta. Allí determinó que "en caso de que la Justicia se expida y determine su culpabilidad en la causa por la que se investiga" el club iba a poder rescindirle el contrato. Sin embargo, también hay equipos de Primera División que todavía no tienen protocolo de género aprobado como, por ejemplo, Tigre, que durante el mes de mayo recibió, por parte de la agrupación "Tigre Feminista" un proyecto para poder implementarlo en el club. De esta forma, se nota una disparidad entre algunas instituciones que están más avanzadas y otras que lentamente empezaron a ganar espacios por la dificultad que conlleva.
Con respecto a las cláusulas en los contratos, los clubes pueden -y deben- tener diversas herramientas. Estos apartados son "un instrumento que los clubes tienen para poder tomar decisiones. Es la justicia quien determina, pero mientras tanto se pueden tomar medidas de cuidado hacia la víctima, preventivas de cara al resto de los y las socias ( si fuera necesario), de comunicación y trabajo hacia el interior y por supuesto, de mensajes contundentes y claros, hacia la sociedad en su conjunto", indicó Gordoa. En esa misma línea, García se preguntó: "Los reglamentos hoy hacen que los jugadores puedan ser sancionados con lo que ocurre dentro de la cancha , ¿pero si ampliamos ese concepto a lo que suceda por fuera? Tiene que ver con los valores que se supone que el fútbol pregona, entonces no podemos pensar que no haya algún tipo de sanción. Está relacionado con la aplicación de protocolos de acción de que vienen de la mano de las comisiones de género, que los clubes se jactan de tener".
A menos de 20 horas de que la Justicia dictamine que Sebastián Villa ejerció violencia de género contra Daniela Cortés, el delantero sostuvo una bandera del "Ni Una Menos" con el resto de los jugadores de Boca y esa también es una situación a las que las instituciones tendrían que estar alertas. "Los clubes tienen en cuenta el simbolismo, pero hay una doble vara. Villa, que esta justamente en estos días aguardando la lectura de la sentencia de otra acusación por violencia sexual, salió para el 8M a la cancha con un cartel de ´digamos no a la violencia con la lÍnea 144". Entonces, no pueden decir que el fútbol no está atravesado por estas cuestiones", opinó García.
Este viernes, Boca determinó que Villa no podrá desempeñarse más en el club a partir de este viernes 2 de junio, pero no lo echó. A horas del veredicto condenatorio, la dirigencia de Boca resaltó en un comunicado que "ante la sentencia condenatoria no firme" sobre el jugador recaída se determina que, a partir de la fecha, "no participará de las convocatorias de las competencias que deba afrontar el primer equipo profesional de fútbol masculino del Club hasta tanto recaiga pronunciamiento judicial definitivo y sin perjuicio de las medidas que en consecuencia se adopten, las que serán comunicadas oportunamente de así ser necesario".
Más allá del caso del colombiano, existen otros jugadores que están con causas activas. Johan Carbonero, que fue denunciado e imputado por acoso y tentativa de abuso sexual cuando jugaba en Gimnasia y Esgrima La Plata, luego fue comprado -con esa causa vigente- por Racing Club sin que se tome en cuenta esta situación. El arquero de Platense, Ignacio Arce, estuvo detenido una semana por violencia de género y se espera una resolución judicial al respecto. También está el caso de Miguel Brizuela, jugador de Vélez, cuya causa aún no fue archivada. En este mismo sentido, aparecen otros jugadores como Junior Benìtez y Diego Garcia, quienes se fueron del país y juegan en el exterior.