En medio de la invisibilidad, ellas se hermanan y lanzan un mensaje de lucha por sus derechos, la madre tierra, el territorio, sus cuerpos y espíritus. Las mujeres, travestis y trans indígenas se movilizan este "Ni una Menos" exigiendo el cese de todas las violencias estructurales patriarcales; abolición del chineo, la violación en grupo de mujeres y niñas, principalmente en el norte del país; y el fin del terricidio, los “crímenes de lesa naturaleza y lesa humanidad” que “matan a mujeres y niñas originarias”. “La violencia e invasión a nuestro cuerpo-territorio significó el despojo de todo nuestro ser mapuche, la autoestima y el amor a nosotras mismas nos fue arrancada con el aval de la sociedad que hasta hoy calla y justifica”, viene proclamando desde 2010 la weychafe mapuche y fundadora del Movimiento Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir, Moira Millán.
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Según el último informe del Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina realizado por la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) un total de 251 femicidios, entre ellos 20 vinculados y 5 trans-travesticidios, fueron cometidos en el país durante el 2021, lo que promedia un crimen con motivos de género cada 35 horas. Sin embargo, los femicidios y trans-travesticidios en las comunidades indígenas escasamente llegan a la justicia ya que estas se enfrentan a dificultades significativas para acceder a ella; como la ausencia de traductores, la falta de acceso a las instituciones y la profunda discriminación en todos los estamentos del Estado como tribunales, comisarías y hospitales.
“Las mujeres indígenas sufrimos a diario muchas situaciones de violencia no sólo de género sino de todo tipo, como la institucional, de aquellas instituciones que deberían garantizar los derechos de nuestras hermanas, también desde la educación y de los hospitales, por discriminación y racismo. Las mujeres indígenas sufrimos estos tipos de violencias que no se hacen eco en la sociedad”, expuso Evis Millán, alfarera mapuche y maestra intercultural y parte del Movimiento Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir en diálogo con El Destape. La referente indígena, que pertenece a una comunidad originaria en Esquel, explicó que la violencia estructural que sufren las mujeres originarias son la matriz de las demás violencias y la falta del acceso a la justicia las deja expuestas a crímenes, como el chineo y femicidios, que no tienen culpables y siguen ocurriendo con impunidad.
La violencia estructural que sufren las mujeres originarias son la matriz de las demás violencias y la falta del acceso a la justicia las deja expuestas a crímenes, como el chineo y femicidios, que no tienen culpables y siguen ocurriendo con impunidad.
El chineo, el femicidio a mujeres indígenas que no cesa
Fue a mediados de febrero 2021 que el Movimiento de Mujeres Indígenas por El Buen Vivir en Argentina denunció la violación y asesinato de una menor de edad en el territorio wichi, ubicado en la región de Chaco, como consecuencia del chineo. "Otro caso de chineo: el feminicidio indígena no cesa. El racismo y odio de los criollos hacia nuestras cuerpas-territorio se cobró otra vida más, una hermana indígena que conocemos fue asesinada por un grupo de criollos en Chaco territorio wichi", denunciaba el Movimiento en ese momento. Un año después, las denuncias de decenas de mujeres wichí que dijeron "basta" expusieron más de 25 hechos de violencia sexual, de los cuales fueron víctimas y por los cuales exigen la filiación de hijas e hijos nacidos tras estos abusos y lanzaron una campaña para que la justicia tipifique estos delitos como crímenes de odio.
Aquella niña wichí había sido encontrada tras días de haber estado desaparecida y fue ultrajada por un grupo de criollos (hombres no indígenas) que abusaron de ella y luego la asesinaron. “El chineo es una práctica que viene de generaciones y generaciones, una aberración que se comete contra las mujeres originarias mayormente en las provincias del norte y que al día de hoy sigue ocurriendo con total impunidad”, expresó Millán en diálogo con este medio. El chineo, actualmente ocurre principalmente en las provincias de Salta, Jujuy, Formosa y Chaco e involucra no sólo a hombres criollos sino también la complicidad de indígenas, autoridades caciques que colaboran con estos crímenes..
En este marco, las mujeres indígenas de Esquel marcharán junto al movimiento de Ni Una Menos para exigir “Basta de Chineo”. Previamente, el colectivo a nivel nacional pidió una audiencia con el presidente Alberto Fernández para entregarle el Exigitorio para la prevención y abolición del Chineo. “Frente la letanía del Estado en resolver los crímenes vinculados al chineo que lleva siglos de práctica sistémica, en formas crueles y aberrantes sobre nuestros cuerpos territorios, entendemos que cada minuto que demora el Estado en responder nuestra demanda, hay infancias indígenas que están siendo violadas en manos de hombres impunes, protegidos por este sistema colonial, racista y misógino”, expresaron desde el movimiento.
El chineo es una práctica que viene de generaciones y generaciones, una aberración que se comete contra las mujeres originarias mayormente en las provincias del norte y que al día de hoy sigue ocurriendo con total impunidad
La referente indígena sostuvo que la lucha es contra un sistema y modelo impuesto porque “no es sólo lo que nos pasa a nosotras como mujeres” porque desde hace años “un Estado sometió a otros pueblos-naciones”. “Si no entendemos eso, ese sometimiento que se vive desde antes, no vamos a poder cambiar nuestras realidades”, remarcó y puntualizó: “Hoy no solamente estamos siendo asesinadas por los femicidios sino también nos asesinan de otra manera como el genocidio permitiendo que falte el agua en las comunidades, cuando dejan de lado el asistencialismo a nuestros niñes que se están muriendo por no asistencia sanitaria. También la falta de alimentación y deber comer alimentos agrotóxicos y ahí nos vemos involucradas todas en todos los pueblos, por eso hay que entender que la violencia es más amplia”.
Terricidio: cuando nos matan de otras maneras
En este marco, Millán se refirió al terricidio, el término acuñado por la Weychafe Moira Millán, que plantea que los Estados-Nación y la “corporocrácia” que comenten crímenes que asesinan a la Tierra. “Es la síntesis de todos los mecanismos de muerte que encontró el sistema para arrancar la vida del planeta. Implica una visión tridimensional: no es solamente el espacio tangible, es decir los ecosistemas, sino también los humanos como pueblos habitando los ecosistemas, y también la cultura que emana de ellos, el ecosistema espiritual”, definía la referente.
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Las mujeres indígenas denuncian que son asesinadas también por el terricidio que es responsabilidad de los estados y las empresas que comenten prácticas criminales genocidas contra los pueblos originarios.
Hoy no solamente estamos siendo asesinadas por los femicidios sino también nos asesinan de otra manera como el genocidio permitiendo que falte el agua en las comunidades, cuando dejan de lado el asistencialismo a nuestros niñes que se están muriendo por no asistencia sanitaria
Travesticio indígena: el abandono de los territorios y la prostitución como única fuente de trabajo
Las personas LGBT+ dentro y fuera de los territorios indígenas son quienes enfrentan un riesgo mayor y conforman un sector de la sociedad que sufre discriminación múltiple. Muchas de ellas han tenido que abandonar sus pueblos natales para poder “subsistir”. Sus voces hoy comienzan a resonar exigiendo derechos, oportunidades y reclaman ser visibles para que su futuro no sea la violencia, el abuso y la marginalidad. “Desde el momento cero es todo negativo para nosotras porque además de negarnos nuestra identidad trans se nos niega nuestra identidad originaria”, expresó Maby Ibañez, referente militante transfeminista e integrante de la comunidad Diversa del Valle Calchaquide, Cafayate, Salta, en diálogo con El Destape.
La referente trans indígena relató que la vivencia de las mujeres trans travestis indígenas es muy compleja porque muchas deben emigrar por la discriminación y falta de trabajo en sus territorios, exponiéndose a situaciones de violencia sistemática. “Muchas hermanas trans travestis deben emigrar e irse a otras ciudades como Buenos Aires por ejemplo para buscar trabajo, sometidas por las situaciones familiares de no ser aceptadas. Hoy nosotras entendemos que se trata de una expulsión de territorio por nuestra identidades travesti trans originarias”, remarcó Maby.
La vivencia de las mujeres trans travestis indígenas es muy compleja porque mucha deben emigrar por la discriminación y falta de trabajo en sus territorios exponiéndose a situaciones de violencia sistemática.
En ese sentido, explicó que en ese escenario de discriminación y violencia “la única oferta laboral para las hermanas travesti trans es la prostitución”. “Entonces, expulsadas de sus territorios por no entender quiénes eran, son expuestas al trabajo sexual como única forma de trabajo y de poder sostener su vida en otro territorio, donde son víctimas a todo los tipos de violencia que puedan generar un trabajo sexual”, lamentó.
“Muchas de ellas terminan enfermas, vuelven a los territorios muy complejizadas con su salud. Así que el tipo de violencia que nosotras vivimos desde nuestra infancia hasta hoy abarcan todos los tipos de violencia que se pueden conocer desde físicas hasta institucionales”, agregó.
La referente trans sostuvo que la cosmovisión indígena abraza la diversidad sexual que se les fue negada desde la entrada del colonialismo a sus territorios junto con la Iglesia como institución que vino a definir lo binario. “Histórica y ancestralmente nos consideraban como personas con dos espíritus y éramos convocadas para los rituales ancestrales. Nuestra presencia era muy importante en los pueblos originarios”. “Hoy exigimos Basta de transfemicidio, travesticidio, seguiremos exigiendo y preguntándonos ‘Dónde está Tehuel’. En nuestro territorio en Cafayate nos vamos a sumar al 3 de junio en donde vamos a pedir por nuestro cupo laboral trans porque es una tipo de violencia la expulsión de nuestro territorio por no tener trabajo”, completó.
En este marco, a siete años del primer grito de "Ni una menos, vivas nos queremos", la voz de las mujeres, trans y travestis indígenas se hace más fuerte para exigir la abolición del chineo, las violencias estructurales que sufren por ser originarias y el “basta de terricidio” porque “nos están matando de todas formas”.