Las mujeres como enemigas en el primer Ni Una Menos del gobierno de Milei: consignas y resistencias para ponerle fin a la crueldad

Este 3 de junio está atravesado por la masacre de Barracas, la situación crítica de los comedores, el hambre y los despidos tanto en el sector público como en el privado. Es la primera vez que el 3J se enfrenta a un gobierno que abiertamente las declaró como enemigas. Consignas, la importancia de salir a la calle y la masividad como respuesta.

03 de junio, 2024 | 10.48

Este 3 de junio se cumplen nueve años del primer Ni Una Menos, la marea feminista que nació en 2015 como una expresión de repudio ante el femicidio de Chiara Páez en la provincia de Santa Fe. En ese entonces, el nivel de indignación y angustia llevó a distintas organizaciones feministas, familias y personas autoconvocadas a salir a las calles para exigir medidas que frenaran la violencia machista. El impacto fue tal que desde entonces la consigna "Ni Una Menos" se adoptó en todo el continente, expandiéndose más adelante a otras partes del mundo. Aquella manifestación que fue un hito en la historia de los movimientos feministas de nuestro país, se enmarcó en un momento político caracterizado por la ampliación de derechos; hoy, el panorama es completamente diferente. Sin embargo, las convocatorias se multiplican a lo largo del país, centradas en el ajuste, el hambre y la violencia que el gobierno de Milei ejerce desde su asunción. También se exige justicia por los crímenes de odio de Andrea Amarante, Pamela Cobas y Roxana Figueroa, en un hecho considerado lesbicidio en el barrio de Barracas.

“Porque no es libertad, es odio. Porque no aguantamos más la crueldad de un gobierno que se vanagloria de no entregar alimentos, que promueve el odio contra las mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries, maricas e intersex”, comienza la convocatoria de la organización en redes y continúa: “Porque se desmantelaron políticas públicas fundamentales para prevenir las violencias mientras los femicidios no paran de crecer. Porque despiden trabajadorxs del Estado fundamentales para garantizar derechos. Porque quieren silenciar y privatizar los medios públicos. Porque quieren aprobar la Ley Bases que nos quita el derecho a jubilarnos y nos transforma en una colonia para las corporaciones transnacionales. Porque con odio y hambre no hay libertad y porque el hambre es violencia”, concluye el agite para este 3 de junio.

El Destape conversó con sus organizadoras para conocer dónde encuentra este 3J a la marea feminista ante un gobierno que multiplica las desigualdades, ataca y amenaza a las mujeres, buscando debilitar las luchas constantes que permitieron el avance de derechos todos estos años.

¿Cómo llegamos a este 3J?

“Nos preparamos a través de asambleas que han sido, una vez más, un lugar para destilar la bronca y la rabia por lo que pasa, para abrazarnos, llorar y escucharnos entre nosotres”, cuenta Verónica Gago, integrante de Ni Una Menos. Estas asambleas no solo fueron fundamentales como espacios de catarsis emocional, sino también como lugares de organización y planificación. Este 3 de junio está atravesado por la masacre de Barracas, la situación crítica de los comedores, el hambre y los despidos tanto en el sector público como en el privado. Gago describe estos episodios como escenas de crueldad que reflejan el proyecto de empobrecimiento generalizado y odio que trae el gobierno de Milei. La masacre de Barracas, en particular, ha sido un recordatorio doloroso de la violencia que aún prevalece y la necesidad de seguir luchando.

Luci Caballero, también integrante de Ni Una Menos desde sus inicios, destaca que es la primera vez que el 3J se enfrenta a un gobierno que abiertamente las declaró como enemigas y en el marco de un retroceso en términos de derechos. Desde la campaña, Milei y su equipo niegan la desigualdad y la violencia de género, luego eliminaron el Ministerio de Mujeres, género y diversidad, desfinanciaron políticas públicas para prevenir violencias, políticas de salud sexual y programas sociales que sostenían a cientos de trabajadoras cooperativistas y laburantes de diferentes sectores. Programas que fueron cruciales para la supervivencia y el bienestar de muchas en sus territorios, y el impacto devastador recién empieza a sentirse. “Es un gobierno que ataca y desmantela las políticas de prevención de la violencias, las políticas destinadas a la reducción de brechas salariales, están desfinanciando y desapareciendo gran cantidad de políticas destinadas al reconocimiento de del cuidado, el plan ENIA, el que prevenía el embarazo adolescente, se ha eliminado el INADI estamos perdiendo muchísimos derechos en un contexto de crisis económica”, lamenta. 

Además, el gobierno de Milei persigue a trabajadoras comunitarias y militantes, y ataca los comedores, donde la mayoría de las asistentes y trabajadoras son mujeres cuidadoras de jornada completa. Comedores que no sólo proporcionan alimentos, sino también un espacio seguro, de contención y apoyo para muchas. En este contexto el presidente, de gira, insiste en que si la gente muere de hambre no es su responsabilidad porque “alguien lo va a resolver”. En esa línea de falta de respuestas y negacionismo, hace pocas semanas, el vocero presidencial, Adorni, descartó encuadrar el ataque de Barracas como "un atentado a determinado colectivo", minimizando así la gravedad del incidente y la violencia dirigida hacia grupos específicos. Sumado a las declaraciones de las últimas semanas, en las que el gobierno de ultraderecha apuntó contra derechos civiles fundamentales conquistados con grandes batallas sociales y movilizaciones en las calles a lo largo de los últimos cuarenta años: el aborto legal, el divorcio y el matrimonio igualitario. 

Luci advierte: “Es un gobierno que promueve discursos de odio, que se burla y se vanagloria de la crueldad”. Estos discursos no solo legitiman la violencia, sino que también crean un ambiente de miedo y persecución. Es por esto que la integrante del colectivo Ni Una Menos considera que este 3J es muy importante y especial. Esta fecha, que nació hace nueve años nombrando una violencia que existía en todos los ámbitos y no era tratada como un problema público, hoy se enfrenta a un contexto donde ese lenguaje y esas palabras que se construyeron a lo largo de los años son más estratégicas que nunca para nombrar lo que está sucediendo en este momento.

“Se trata de una situación catastrófica porque el empobrecimiento brutal viene con el desmantelamiento de políticas públicas que ya eran precarias y que ahora directamente dejan de existir, especialmente aquellas dirigidas a la violencia de género y a los cuidados”, expresa Verónica sobre el riesgo que conlleva las medidas que lleva adelante el gobierno de Milei e insiste en la instalación de un discurso de “sacrificio” y “espera” que busca redirigir la violencia que se recibe desde arriba hacia abajo, hacia quienes también la están pasando mal”.  En ese marco este 3J el rechazo a la Ley bases y al DNU vigente, también son claves de las convocatorias a nivel federal porque son los pilares que sostienen ese proyecto. 

Guadalupe Bargiela forma parte de Orgullo Disca y suma un punto muy importante a la lista de reclamos de este 3J: “Exigimos que no se sancione un decreto que desregula el sistema de prestaciones básicas, es decir que cada obra social va a tener diferentes presupuestos para el financiamiento de medicaciones y  el acceso a la salud de cada persona con discapacidad. Una situación de emergencia que aumenta la desigualdad en este sector, por los 340 despedidas en la Agencia Nacional de Discapacidad”. 

Resistir para defender  los derechos conquistados

Las entrevistadas insisten en la importancia de salir a la calle este 3J, porque son muchos los derechos que están en juego y que ponen en riesgo nuestro futuro. Luci manifiesta la necesidad de trabajar en la expansión de los feminismos, en conseguir una real transversalidad en todos los sectores: universitarios, secundarios, de trabajo, en los barrios y agrega también que debemos poner atención al autocuidado. “Resistir a las políticas de Milei está implicando muchos costos en términos de salud mental, en términos del quiebre afectivo”, advierte y suma que entramarnos en la lucha general del pueblo es una estrategia en estos tiempos: “Para mí la mayor autodefensa es la masividad y la expansión de las redes de solidaridad”.  



La marcha del 3J no solo es una manifestación de protesta, sino también un acto de resistencia y afirmación de derechos que nació para ponerle nombre a una problemática que estaba silenciada, que era política, social y colectiva. Verónica afirma: “La alegría de salir a la calle, no se consigue en otro lado, es necesario poner fin a la crueldad”. En esa línea, Luci resalta la importancia de estar movilizadxs en este momento para frenar las políticas del gobierno de Milei “no solo para las mujeres, lesbianas, travestis, trans sino también para los varones que quieren vivir en una sociedad que no tenga como regla principal el individualismo, la crueldad, la insensibilización frente al dolor del otro”. En ese sentido, Guadalupe expresa “es necesario organizarse para volver a construir un piso de Derechos Humanos que este gobierno está queriendo romper, no sé si la calle es el lugar, pero sí es una de tantas posibilidades políticas que tenemos quienes estamos en riesgo”. Este 3J es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y los derechos humanos continúa, y de que cada voz cuenta en la construcción de un futuro más justo y equitativo.

LA FERIA DE EL DESTAPE ►