El debate sobre la autodefensa feminista volvió a reactivarse en los últimos meses, en un contexto de creciente violencia sobre las mujeres y diversidades. En el país sigue habiendo un femicidio o transfemicidio cada 20 o 35 horas, dependiendo el observatorio que se mire, más allá de los esfuerzos que desde el Estado y los colectivos se despliegan contra la violencia machista. En ese marco, cada vez son más les que recurren a entrenamientos complejos o a un amplio abanico de instrumentos para sentirse más segures a la hora de salir a la calle, desde una alarma disuasiva hasta una navaja filosa. La oferta de productos disponibles también cambió en los últimos años: los simples cuchillos fueron reemplazados por sofisticados instrumentos que son tanto estéticos como difíciles de identificar a primera vista. Eso hizo que muches se acercaran a estos elementos, defendidos y cuestionados por igual, para adelantarse a potenciales situaciones de violencia machista.
Hay una corriente de pensamiento que señala, como la filósofa francesa contemporánea, Elsa Dorlin- autora del libro "Defenderse, una filosofía de la violencia", que la autodefensa es una postura y práctica política, que poner el cuerpo no solamente es posible sino necesario para evitar que se usen luego esas armas contra las minorías o les dominades.
Patricia Gordon, psicóloga, coordinadora de Equipos Técnicos del Comité Ejecutivo de lucha en contra de la trata de personas, reflexiona en ese sentido en diálogo con El Destape que algo para rescatar del reclamo latente contra la violencia de género, más allá del dolor, es precisamente que desde 2015 hasta acá "hubo una mayor concientización sobre esta realidad", que en contacto con otras, saliendo a la calle, marchando y tejiendo redes “nos dimos cuenta de que nos podemos cuidar de muchas formas”.
“El cuidado da resultados y es una forma de anticiparnos a algo que nos puede pasar, porque hay que tener en cuenta que lo otro, la violencia estructural, va a seguir existiendo; más allá de la espectacularización que hacen ciertos medios sobre la violencia de género, como sostiene Rita Segato. El tema es cómo nos posicionamos ante eso, si nos ubicamos todo el tiempo como víctimas o nos posicionamos como mujeres que sabemos y podemos cuidarnos y cuidar a otros”, remarcó.
Para algunes mandar un mensaje con la ubicación exacta o hacer una llamada falsa durante todo un recorrido en un taxi o uber se volvió un hábito diario en los últimos años. Sin embargo, para otres esto no fue suficiente y eligieron sentirse segures habitando los espacios también con tácticas de entrenamientos de defensa personal o elementos de autodefensa.
En lo personal y por su experiencia en el contacto diario con chicas que sufrieron violencia de género, Gordon asegura que la prevención puede ser una herramienta eficaz. “Hay posturas interesantes que van por el enfoque del trabajarlo en talleres en forma vivencial en función de la actitud y eso está bueno”, opinó. No obstante, remarcó que tampoco le diría a alguien que un método es mejor que otro. “Cada mujer se identifica con algunos de estas herramientas o entrenamientos y por eso recurre a ellos. La pregunta es: ¿con que te sentís más segura? ¿Con un objeto o realizando algún tipo de entrenamiento? Ok”, evaluó.
Kits de autodefensa personal
Tamara Pons, una joven de 22 años oriunda de Lomas de Zamora, vende un kit o llavero de defensa personal al día. Se trata de un producto que incluye elementos con funciones específicas: un gas pimienta, un kubotan metálico, un rompecristales y corta cinto, una alarma de 140 decibeles con linterna, una manopla con forma de gatito y una tarjeta navaja, entre otros. “Salir a la calle es cada vez más difícil para las mujeres, pero no nos subestimen”, anima desde las redes sociales de Mamallegue, su emprendimiento.
En diálogo con El Destape, contó que las últimas encuestas que realizó desde sus redes sociales, para preguntarles a las chicas qué elementos necesitaban, se llenaron de comentarios con pedidos de navajas o elementos más punzantes, por lo que recientemente sumó además entre sus productos navajas retráctiles. Sin embargo, los gases pimienta y las alarmas siguen siendo los objetos más pedidos en general, precisamente esos en lo que no se vislumbra la posibilidad de generar una herida cortopunzante en otros. “Son elementos en los que, a diferencia del kubotan o la navaja, no se necesita atacar al atacante sino más bien sirven para disuadir”, subrayó.
Pons contó que decidió lanzar su emprendimiento cuando ella misma quiso conseguir un llavero de autodefensa que vio en una publicación de una empresa de Estados Unidos. “Noté que había muy pocos emprendimientos para la realidad que vivimos, teniendo en cuenta que Argentina es un país con altos casos de femicidios”, sumó.
Entre los mensajes de agradecimiento que recibe por sus productos, también a veces se filtran algunas críticas entre quienes la acusan de promover la violencia. “Se suele relacionar a los productos con algo más negativo, violento. Pero yo siempre digo que el objetivo es no necesitar usarlo, tener los elementos en caso de que se lleguen a necesitar en casos límites”, subrayó la joven, y agregó: “A veces uno intenta taparse los ojos y no acepta ver la realidad en la que vivimos muchas mujeres hoy en día, que ya está naturalizada. La violencia existe y por el hecho de decidir no defendernos no estamos cambiando la realidad violenta que tenemos que enfrentar en la vía pública, porque igual hay que salir a trabajar o caminar de noche solas”.
Ella se inspiró precisamente en ese mensaje que se volvió costumbre enviar a amigas, novies o familiares para elegir el nombre de su emprendimiento. “Quería buscar algo que se identifique con la sensación que vivimos y yo siempre estoy avisando dónde estoy porque siento que es una forma de tranquilizar a mi mamá. También lo elegí en honor a tantas personas que no lograron escuchar esa frase, en esa mujer madre que se quedó esperando ese mensaje y nunca lo recibió”, recordó. Fue tal el éxito que tuvo, sobre todo cuando sus productos llegaron a los grandes medios locales y nacionales, que pudo abandonar su trabajo fijo para dedicarse de lleno a su nuevo emprendimiento.
Krav magá para ganar seguridad y prepararse ante situaciones límites
En los últimos años, creció también el interés de las mujeres por recurrir a cursos de defensa y protección personal como el "Krav Maga", que se inspira en el sistema oficial de lucha y defensa personal utilizado por las Fuerzas de Defensa y Seguridad Israelíes. Se trata de una forma de combate cuerpo a cuerpo que incluye métodos de defensa contra uno o varios atacantes, en respuesta a una amplia y variada gama de agresiones. Algunas de las escuelas del país que enseñan estas tácticas sumaron en los últimos años específicamente las "clases de defensa personal femenina" para "enseñar a defenderse y anticiparse al conflicto".
"Enseño Krav magá, una disciplina que me parece buena para ayudar no solo desde las técnicas, desde aprender qué hacer si alguien me agarra o me forcejea de tal o cual manera, sino también para crecer desde la conciencia situacional: para estar más alerta en la calle, en el seno familiar también, para identificar actitudes que permitan anticiparse a determinada situación", contó a El Destape Luciano, instructor de defensa personal.
Él contó que las chicas que se acercan a tomar los cursos no lo hacen de forma muy abierta y a veces llegan "con cierta timidez". "Más que defensas fuertes, relacionadas con cómo utilizar la fuerza en patadas u otro tipo de ejercicios, les interesan las soluciones más suaves, preguntan sobre todo cómo actuar por ejemplo cuando alguien te agarra de la muñeca, cómo salir con una motricidad fina sin recurrir a hacer un gran espamento o un gran movimiento que llame la atención. A veces se retraen y no quieren hacer algunos ejercicios, pero después entienden que se trata de una práctica muy sana cuando se realiza con un instructor capacitado. Después empiezan a tener más seguridad día a día". resaltó.
En ese sentido, planteó que en su opinión sería importante empezar a ver cursos de defensa personal y de conciencia situacional en las escuelas, con la posibilidad de incorporarlos también a los contenidos de la Educación Sexual Integral. Buena parte del entrenamiento que realizan en los gimnasios se trata de preparar a las personas para que puedan lidiar con situaciones límites. Para eso, recurren a ejercicios bastante realistas en los que precisamente se busca generar situaciones de stress seguras para que uno internalice la práctica y pueda actuar en consecuencia llegado el momento.
"Gran parte del entrenamiento se basa en el trabajo de stress y el acondicionamiento mental para responder bajo presión. Todo es un proceso gradual en un ambiente controlado que las hace sentir cómodas y, de esa manera, vamos corriendo el umbral para que puedan encontrar en su interior lo que necesitan para salir airosas, luego de un tiempo comienzan a notar el cambio", sumó en ese sentido también Carlos, uno de los profesores de 5 Segundos Defensa Personal Kapap Krav Maga.
Por su experiencia, las chicas que acercan a las clases lo hacen para mejorar el estado físico, para sentirse más seguras, desconectarse pero también en algunos casos comienzan la práctica "por algún hecho que les pasó o temor a que les pueda pasar". En ese sentido, destacó que la disciplina puede ayudar a las mujeres a evitar casos de violencia porque para realizarla "es fundamental estar alertas, evitar situaciones de peligro y mantener la correcta distancia de prevención. "Esto no es nada que no se sepa antes de comenzar a entrenar, la diferencia es que cuando se explica en forma detallada y se presentan ejemplos prácticos nos damos cuenta que hay cosas obvias que en forma constante y sistemática pasamos por alto y, esos pequeños detalles, pueden ser los que nos permitan sobrevivir", destacó.
Los límites de la autodefensa
Sin embargo, contar con un objeto de defensa o estar al tanto de tácticas específicas de autodefensa puede que no sea suficiente para evitar un caso de violencia. En ese sentido, Pons indica que sus llaveros no son "superhéroes". "Podemos estar acostumbradas a las advertencias, pero a la hora de reaccionar nunca sabemos si nos vamos a congelar. Este es un llavero con elementos, pero las mujeres necesitamos al margen de todo esto empezar a buscar información sobre cómo defendernos en la calle", opinó. Ella misma también tomó por un tiempo clases de defensa personal.
Para Gordon, por otro lado, es importante tener en cuenta que "las respuestas de mujeres y diversidades no son todas iguales" cuando se atraviesan casos extremos, por lo que recomendó evitar generalidades. Además, indicó que cada hecho de violencia también se puede vivir distinto en un momento u otro: "Hay quien puede mantener el control de esa situación, hay quien no puede, hay quien se queda sin voz. Hay en juego algo no solo físico sino actitudinal. Lo que sí abunda es un freno, una paralización que atraviesa todo el psiquismo y también el cuerpo". Y agregó: "Con esa situación me he encontrado muchas veces con relatos de las víctimas en los que me cuentan que se quedaron sin voz en algún momento, que no pudieron gritar. Pero inclusive en situaciones de violencia más sutiles, muchas mujeres quedan en una posición de congelamiento".
Por otro lado, pidió también evitar caer en discursos que se repiten automáticamente como "nadie se hace cargo de esta situación", porque internalizar estas frases "no te dejan ver otra parte de la realidad". "Sí se rescatan víctimas, se rescata también a partir de la prevención y se brinda asistencia por parte del Estado. Habrá cosas para mejorar, pero me parece que no podemos caer en eso, más allá de que no está mal la posibilidad de que nos cuidemos", enfatizó.
En lo que respecta a las contradicciones o rechazo que algunes pueden sentir ante la portación de ciertos elementos como los kits de autodefensa, profundizó que hay corrientes de pensamiento que plantean por otro lado que "la idea no es transformarse en esto que estoy repudiando". En ese sentido, y al referirse específicamente a los elementos de descargas eléctricas, opinó lo siguiente: "El ejemplo del uso de un instrumento de tortura para ser utilizado como método de defensa ante las violencias sugiere al menos, la pérdida del sentido que históricamente tuvieron y tienen las luchas por los derechos de mujeres y diversidades". Y agregó: " A mi parecer, estos actos se asemejan más a lo que podemos pensar como una venganza que como un método de prevención o inclusive de defensa ante el peligro. No está de más recordar que nuestras Madres y Abuelas no tuvieron un solo gesto de venganza ni de violencia ante los torturadores y genocidas".
Por último, dejó una pregunta abierta para la reflexión:" ¿Por qué algunos feminismos creen que el camino es responder con más violencia?". "Preocupante situación la que nos pone en el lugar del ataque obturando la posibilidad de pensar más allá del acto. No creo que el apego a un discurso disciplinador de los cuerpos sea la salida para nadie. Y sí creo que deberíamos analizar en ese caso, si nos vamos a diferenciar del agresor o no", concluyó.
El autocuidado, la legalidad y la fina línea con la justicia por mano propia
El uso de kits de defensa personal puede ser controvertido para muchxs, pero ¿son legales? ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir portar alguno de ellos?
Pons, por su parte, aseguró que son legales, que estos elementos "calman la cabeza de las personas que tienen que encarar salir a la calle día a día con miedo" y que "sin el elemento estaríamos directamente a merced del atacante o la persona que intente lastimarnos". En ese sentido, contó casos particulares que les hicieron llegar chicas que utilizaron sus productos para evitar un caso de violencia extrema: relató que una chica logró activar su alarma cuando notó que la estaban siguiendo después de bajar el tren. "Al final salieron corriendo, porque en ese momento de adrenalina del acto algo así los puede llegar a asustar tanto que pueden salir corriendo", aseguró. También recuerda otro caso en el que una chica activó la alarma cuando estaba caminando por la calle con otra amiga y un hombre se les acercó con un arma de fuego. "La alarma también lo disuadió", remarcó. Por otro lado, narró que una chica prestó su gas pimienta a una vecina que "logró salvar a la hermana" que estaba siendo golpeada por su marido.
Melisa García, abogada feminista, fundadora y presidenta de la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), explicó a El Destape que "los peligros que enfrenta una mujer o una identidad de género disidente en la vía pública son reales" y que, en definitiva, usar alguno de estos elementos o utilizar la punta de una llave para defenderse de una agresión representa para la justicia lo mismo, porque en ambos casos se deberá determinar si la utilización representa justamente el ejercicio de la legítima defensa. "La legítima defensa es uno de las causas específicas pensados dentro de lo que caería por fuera de una cuestión de delito, ya sea una lesión específicamente o un homicidio. Lo que siempre se pide es que se trate de aplicar este principio con perspectiva de género", amplió.
En ese sentido, advirtió que hay que ser cautxs con el uso de estos elementos porque "el sistema es patriarcal", al recordar particularmente el caso de Higui, quien fue acusada y condenada en un primer momento a fines de 2016 por haberse defendido frente a una potencial violación grupal y que fue absuelta recién este año, gracias a la potencia del movimiento feminista. "Creo que en ese punto hay que ser muy cuidadosas porque, ante la duda, para criminalizar a una mujer o una disidencia frente a un hecho donde quien es afectado es un varón, todo el rigor y el peso de la ley cae en nosotras", sumó.
La abogada diferenció además el uso de gases pimientas o elementos disuasivos con otros más polémicos y que se venden actualmente por redes sociales, como los elementos que dan descargas eléctricas o los objetos con filo. "Hay algo que tiene que ver con los elementos punzantes, que vienen con esta idea de querer protegernos. En rigor, el gas pimienta y otros elementos tienen una intención de protección y de ser utilizado en la legitima defensa; ahora, en el caso de una picana eléctrica, habría que ver puntualmente si podemos pensar que estamos pasando una línea. Es una cuestión muchísimo más compleja y sería como portar un arma", agregó.
La legalidad de la portación
García subrayó que la portación va a regirse por la legislación vigente (Ley Nacional N° 20.429 de armas y explosivos), aunque en definitiva dependerá de los códigos contravencionales de cada lugar. "Habría que hilar ahí muy fino respecto a donde estés puntualmente, si allí hay una prohibición absoluta o su depende también el tipo de portación. Se va a tener que ver punto por punto, y agregó: "Siempre vas a tener una regla general que es la Ley Nacional del Código Penal que va a referir sobre la conducta específicamente, ahora respecto a la portación habría que ver si en ese momento el elemento específico puede ser considerado un arma blanca o no dependiendo justamente la localidad en la que te encuentres".
En lo que respecta a la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el artículo 102 del Código Contravencional sancionado en 2004, establece una sanción con multa de $1.000 a $3.000 o cinco a quince días de arresto para quien porta en la vía pública, sin causa que lo justifique, cualquier tipo de arma no convencional, de aire o gas comprimido, arma blanca u objetos cortantes o contundentes inequívocamente destinados a ejercer violencia o agredir.