Cómo prevenir el contagio de la neumonía

21 de junio, 2022 | 10.30

Todos hemos escuchado alguna vez de esta enfermedad pero ¿sabemos realmente de qué se trata? ¿Cuáles son sus síntomas? Y sobre todo ¿Quiénes son los más susceptibles de contraerla? De acuerdo con la American Lung Asociation “la neumonía es una infección en uno de los pulmones, o ambos, que causa inflamación y acumulación de líquido”. Particularmente, esta enfermedad hace que los llamados alveolos se llenen incluso de pus cuando la infección es más grave. 

Para hacer más entendible los procesos que lleva esta enfermedad, vamos a conocer los elementos involucrados en ella. 

Los llamados alveolos pulmonares tienen la particularidad de ser como una especie de bolsitas de aire de aproximadamente de 200 micras de diámetro. Se encuentran en la periferia del nuestro árbol bronquial y no son pocos. 

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Se trata de una red completa de estos elementos que, en suma, llegan a ser alrededor de 500 millones de alvéolos en cada pulmón. Estos pequeños sacos de aire permiten el intercambio de la entrada de oxígeno y la exhalación de dióxido de carbono. 

Al tener neumonía, estos alveolos son los principales afectados y no pueden funcionar de forma correcta. Esto provoca que el oxígeno no llegue al torrente sanguíneo y con consecuencias sumamente graves como la muerte.

Te compartimos un video que explica cómo se desencadena la neumonía, de acuerdo a la Clínica Universidad de Navarra.

 

Tipos de neumonía

La llamada Neumonía Adquirida en la Comunidad se transmite fuera de los centros de salud. Es causada por los microorganismos que ya mencionamos. 

Estos pequeños seres son respirados o bien, muchos de ellos ya viven en la mucosa de la nariz, boca o garganta. Esta es la neumonía más común. Cerca de 4 millones de personas contraen esta forma de neumonía cada año.

Por su parte, la Neumonía Hospitalaria puede adquirirse -como su nombre lo indica- luego de haber estado internado una temporada en algún centro médico. 

Cabe destacar que esta segunda forma de enfermedad es mucho más grave que la primera. Solo por la simple razón de que, al estar hospitalizado, el paciente tiene las defensas bajas y es mucho más susceptible a los virus o bacterias, sobre todo si fue intubado.

Existe también la llamada Neumonía asociada a la atención de la salud, la cual se refiere básicamente a los virus y bacterias que se pueden contraer en algún centro que no necesariamente es un Hospital. Por ejemplo, casas de retiro o pequeñas clínicas.

Finalmente, la Neumonía por aspiración está catalogada por los especialistas en los casos de que el paciente haya broncoaspirado su propia saliva, mucosidad o vómito. Esos líquidos van directamente a los pulmones, desencadenando los procesos que ya explicamos. 

Síntomas de la neumonía

Los especialistas en general hablan de algunos cuantos síntomas. Aquí vamos a abarcar un recuento amplio de las manifestaciones que tiene una persona cuando padece la enfermedad. 

Cabe señalar que este texto no es el diagnóstico específico de un especialista, así que lo más recomendable es ir y tratarse con un especialista del ramo. Además, recomendamos en todo momento la no automedicación.  

Una de los principales y más comúnmente reconocidos síntomas es la tos. Aun así, hay que hacer hincapié de que algunos pacientes pueden expulsar algún tipo de mucosidad de color verdosa amarillenta o incluso hasta con sangre.  

Otro de los síntomas es la fiebre en mayor o menor medida. Obviamente, va acompañada de escalofríos y sudoración que, en muchas ocasiones, resulta en algún tipo de piel pegajosa. 

El paciente con neumonía experimenta dificultad para respirar en diversos casos. Sobre todo cuando el afectado hace un poco de actividad física y se sofoca como si el esfuerzo hubiera sido mayor. 

En varios pacientes, se ha reportado una opresión en el pecho. O bien, un dolor agudo que suele ser más intenso cuando se tose o se respira de manera acelerada. 

De igual forma, la presencia de cefaleas o dolores de cabeza se han hecho presentes. También la pérdida del apetito, cansancio moderado a severo y la ya mencionada fatiga, pero más persistente. Incluso, en adultos mayores se han observado diversos tipos de confusión.

¿Qué causa la neumonía?

Ya que tenemos en cuenta cómo afecta a nuestros alveolos, necesitamos entender cómo es que llegan a colapsar de esta forma. Los culpables de estas afectaciones no son otros que microrganismos -llámense virus, bacterias, hongos o parásitos- que atacan al sistema respiratorio. 

La forma en que estos microorganismos atacan a nuestro cuerpo varía. Depende de la zona en donde vivimos, la edad y el estado de salud en general, entre otros factores. 

Mencionamos que la variedad es amplia de estos seres microscópicos. Sin duda, las bacterias y los virus predominan cuando se habla de los tipos de esta enfermedad, así que vamos a tratarlos por separado. 

Viral

La Neumonía puede ser provocada por los siguientes microorganismos: 

  • Virus sincicial respiratorio (VSR)

  • Virus de la influenza

  • Virus de la parainfluenza

  • Adenovirus (menos frecuente)

  • Virus del sarampión

  • Coronavirus como SARS-CoV-2. 

 

Estos virus atacan de mayor manera al sistema inmune que se encuentra débil. Es el caso de bebés prematuros, niños con problemas cardíacos, personas con VIH, así como personas que están recibiendo tratamiento contra el cáncer o que han tenido algún trasplante, entre otros.

Cabe señalar que el virus como el SARS-CoV-2 puede desarrollar neumonía que va desde moderada a grave, según lo reporta MedLinePlus. 

Bacterial

Dentro de las bacterias más comunes que provocan la neumonía, se encuentra el Streptococcus pneumoniae. Es el responsable de esta enfermedad en los niños. Por otro lado, el Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) es “la segunda causa más común de neumonía bacteriana”, según reporta la Organización Mundial de la Salud.

Particularmente, en Streptococcus pneumoniae las cepas son normalmente esféricas u ovoides, de menos de 2 μm de diámetro. Se producen en cadenas o en pares cuando se cultivan en medios líquidos.

En el caso de la bacteria Haemophilus influenzae de tipo b (Hib), afecta a los niños menores de 5 años. Además de provocar neumonía, puede ser la causa del desarrollo de meningitis, infecciones de la sangre, huesos, etc. 

Click to tweet China avisó a la OMS un 31 de diciembre sobre 27 casos de “neumonía viral de origen desconocido”

¿Cómo se trata la neumonía?

Es importante señalar que, para el diagnóstico de la enfermedad, los médicos recurren a una radiografía del tórax con la finalidad de ver el estado general de los pulmones. De igual forma, el especialista hará una exploración física y de acuerdo con su valoración, se continuará con los estudios correspondientes. 

Obviamente, ya con el resultado de los análisis y con todo el historial clínico, el médico comenzará con el tratamiento lo más pronto posible. Hay que evitar que se complique el cuadro. 

Cabe señalar que en los casos más leves de neumonía no es necesario el ingreso hospitalario y puede seguir el tratamiento que el médico señale desde casa. Está por demás decir que en los casos más severos y por la condición del paciente, será forzoso el hecho de que se lo traslade a un hospital para ser internado. 

Los tratamientos con antibióticos y, a veces, fármacos antivíricos o antifúngicos, suelen ser la mejor alternativa para el tratamiento de esta enfermedad. De igual manera, los pacientes son inducidos a ejercicios terapéuticos de respiración profunda, a fin de desechar los fluidos dañinos que se encuentran en el organismo. 

Cabe mencionar que más allá del tratamiento paliativo, existen vacunas que se aplican a los niños. Estas reducen de manera drástica la aparición de la neumonía en la madurez. 

 

¿Cuáles son los riesgos asociados a la neumonía?

Comentamos que tanto los virus como las bacterias son los causantes de esta enfermedad. Sin embargo, debemos reconocer ciertas condiciones que son factores importantes para su desarrollo.

  • Consumo de tabaco. El tabaquismo está relacionado con al menos 25 enfermedades diferentes, siendo el sistema respiratorio el más afectado por este hábito. Y es que las vías aéreas pequeñas, el aumento de las glándulas mucosas de la tráquea, la dificultad para eliminar el moco bronquial, así como alteraciones en el epitelio bronquial son algunos de los cambios que sufre el aparato respiratorio por el consumo de esta nociva sustancia. 

  • Infecciones Virales: el haber padecido una infección de manera reciente, favorece las posibilidades de que el paciente pueda contraer neumonía. 

  • Enfermedad pulmonar crónica como la EPOC, la bronquiectasia o la fibrosis quística.

  • La presencia de enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, cirrosis hepática y diferentes afecciones del corazón. 

 

¿Cómo se puede prevenir la neumonía?

La prevención siempre es el mejor remedio para cualquier enfermedad. Por ello, la OMS insta a los gobiernos a aplicar la vacunación contra el neumococo en grupos vulnerables como niños y adultos mayores. 

La vacunación contra la influenza, gripe, entre otras, es de gran ayuda para prevenir la aparición de esta enfermedad. Asimismo, el aislamiento de las personas infectadas representa una acción importante para evitar la propagación de la neumonía. Ya que, como dijimos, es altamente transmisible. 

Ya lo decía el filósofo Feuerbach: “el hombre es lo que come”. La dieta representa una gran opción para hacer frente a los virus que desarrollan este padecimiento. 

 

Personas con más riesgo de contraer neumonía

Como ya mencionamos, la neumonía se desarrolla en sistemas inmunes débiles. Hagamos un breve recuento de quiénes son las personas más susceptibles de contraer esta enfermedad.

Por un lado, se encuentran los niños menores de 2 años. Al estar en desarrollo, no alcanzan la madurez de un sistema que pueda hacer frente a estos microorganismos, afectándolos de una manera importante. 

De acuerdo con Unicef, “En 2015, la enfermedad se llevó la vida de 922.000 niños menores de 5 años en el mundo. Esto implica una pérdida de 2.500 vidas al día, 100 cada hora.”

Los esfuerzos por una mejor alimentación, el recibir leche materna, contar con un protocolo de vacunas, entre otras alternativas, son efectivos. Han permitido reducir la mortalidad en esta etapa de la vida. 

Por su parte, los adultos mayores también son vulnerables a contraer esta enfermedad. Muchos presentan un desgaste natural en los diferentes sistemas -como el inmunitario- y órganos, lo que facilita la aparición de esta enfermedad. 

Este sector de la población debe tener especial cuidado. Los síntomas pueden agravarse de manera importante. También pueden contraer la enfermedad si están atendiéndose en algún hospital por cualquier otro padecimiento. 

Problemas asociados a la neumonía

Muchos de los síntomas antes descritos suelen ser la antesala de padecimiento más graves que deterioran la calidad de vida del paciente de manera significativa. De entre los principales están los siguientes:

  • Poco oxígeno en la sangre: muchos pacientes experimentan dificultad para respirar. Se conoce comúnmente como disnea. 

  • Presión arterial radicalmente baja: como ya comentábamos, al no tener el suficiente oxígeno en la sangre, se está exigiendo al cuerpo que genere su función normal sin éxito. Esto puede conducir a daños en el corazón y el cerebro. 

  • Sepsis: básicamente, es la respuesta extrema del cuerpo a una infección, lo que implica que varios órganos van a dejar de funcionar. 

  • Empiema: la infección ya se encuentra presente en todos los pulmones, lo que lo obliga a secretar hasta un litro de pus e incluso más. 

  • Una infección que ya se regó por los pulmones puede provocar una inflamación severa de los pulmones, derivando en el llamado Síndrome de Dificultad Respiratoria Agudo.

 

Conclusión 

La Organización de la Salud ha implementado el 12 de noviembre como el Día Mundial de la Neumonía en afán de darle la importancia pertinente. Es importante que la población esté atenta a cualquiera de los síntomas antes mencionados, de manera que la mortalidad se pueda reducir en todo el mundo. 

De hecho, la misma OMS ha generado un plan de acción que consta de protocolos específicos de protección, prevención y tratamiento. Sobre todo en países africanos. 

Es importante estar pendientes y reconocer cada uno de estos síntomas. También es fundamental atenderse con un profesional de salud y no automedicarse.

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