Uno de los temas de discusión que, al día de hoy, siguen abiertos tiene que ver con las versiones en las que se afirma que el Vaticano tuvo relación con el nazismo. Por lo tanto, absolutamente todo se centra en el rol que cumplieron los dos Papas que lideraron la Santa Sede durante el mandato del antisemita, Adolf Hitler en Alemania: se trata de Pío XI y Pío XII. ¿Hubo o no ayuda para que el Tercer Reich persiguiera, principalmente, a judíos, eslavos, discapacitados, homosexuales, afroamericanos y gitanos?
Pasaron más de 83 años del día en que comenzó el Holocausto. Precisamente, tuvo lugar entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938, cuando se produjo la famosa "Noche de los cristales rotos". Aquellas tristes jornadas, los nazis saquearon y provocaron destrozos en cientos de negocios judíos en Alemania. Además, alrededor de 30.000 personas fueron encerrados en campos de concentración y varias fueron asesinados.
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Frente a semejante violencia ejercida por la Alemania de Hitler, que en 1934 había alcanzado el punto máximo de poder, el Vaticano no ejerció muestras de oposición ni repudio. Por aquellos tiempos, se encontraba en una situación sumamente compleja. Es que el dictador Benito Mussolini -aliado de El Fuhrer- también gobernaba en Italia y, para colmo, el 11 de febrero de 1929, "El Duce" había firmado el Pacto de Letrán con el Papa Pío XI. En dicho acuerdo, se creó justamente la Santa Sede y se le devolvió a la Iglesia todo lo que tenía en sus 44 hectáreas.
La maniobra que Pio XI quiso hacer contra Hitler
En 1938, Pío XI se comunicó con el jesuita estadounidense, John Lafarge, quien se desempeñaba como sacerdote en una comunidad afroamericana de bajos recursos, como editor de una revista de su país y que justamente se encontraba en Europa para saber si la versión de lo que sucedía en Alemania era la misma que llegaba a su nación. Consciente de que se encontraba en Italia, y de que contaba con experiencia repudiando el racismo en Estados Unidos, el Papa lo citó en el Vaticano para hacerle un pedido particular: que escriba una encíclica denunciando el antisemitismo y el fascismo de Mussolini y Hitler, trabajo que aceptó rápidamente.
Aun así, y de acuerdo a lo que indicaron diversos historiadores, Lafarge recibió la insistente propuesta de Vladimir Ledochowski -su superior jesuita que tenía ideales antisemitas- para llevarle él mismo el documento al Papa. Finalmente, confió en él, aunque curiosamente no obtuvo respuestas por parte de Pío XI. Según asegura Peter Eisner -autor del libro, "La última cruzada del Papa"-, el jesuita estadounidense sospechó que algo sucedía porque no había obtenido respuestas, por lo que le escribió una carta al Papa, que misteriosamente respondió que no había recibido la encíclica, titulada "Humani generis unitas" (La unidad del género humano).
La complicidad del Vaticano con el nazismo y la misteriosa muerte de Pío XI
Entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938 tuvo lugar "La noche de los cristales rotos", con ataques de los nazis a locales de los judíos y secuestros a miles de ellos que fueron llevados a campos de concentración. El día 1 del Holocausto había comenzado y la noticia se extendía por todo Europa. Por aquel entonces, Pío XII no gozaba de buena salud y había tenido varias recaídas a raíz de un problema cardiorrespiratorio. Frente a dicho escenario, Eugenio Pacelli (Secretario de Estado del Vaticano) recibió la orden de que interviniera e hiciera una declaración pública. Creer o reventar, la postura que adoptó acerca de la violencia que hubo por parte de los nazis hacia los judíos fue neutral. De esta forma, se convirtió en una figura cómplice frente a semejante magnicidio.
En enero de 1939, la encíclica que había elaborado Lafarge fue vista en el escritorio de Pío XI. Así lo aseguró un grupo de estudiantes que estuvo con el propio Pontífice, quien incluso les anticipó que tenía pensado realizar "un gran cambio". En febrero de aquel año, el Papa convocó a todos los obispos en Roma para mantener una reunión especial. Pero antes del encuentro, y justo el día anterior de que la misma se llevara a cabo, se murió. Fue el 10 de febrero de 1939.
El 2 de marzo de 1939, y tras el cónclave que se llevó a cabo en el Vaticano, Pacelli fue elegido como el nuevo Papa y adoptó el nombre de "Pío XII". Lo llamativo de todo este asunto es que la encíclica elaborada por Lafarge, que había sido vista en el escritorio de Pío XI por un grupo de estudiosos, nunca fue promulgada por el nuevo Pontífice. Por lo tanto, una vez más, el operativo blindaje al nazismo se hizo presente en el Vaticano y a manos del Papa electo, quien prefirió el silencio para no generar un conflicto con Adolf Hitler o Benito Mussolini.
La ayuda del Papa Pío XII a los judíos
Recientemente, el historiador alemán Michael Feldkamp señaló que Pío XII salvó a miles judíos a campos de concentración elaborados por los nazis. Lo aseguró tras haber realizado una investigación en los archivos vaticanos, que fueron abiertos en marzo de 2020 por expresa orden del Papa Francisco (Jorge Bergoglio). "Pío XII salvó personalmente a 15.000 judíos a través de sus esfuerzos personales, abriendo monasterios y claustros para que la gente se escondiera allí", indicó el investigador. Por su parte, el historiador Pinchas Lapide sostuvo que, aproximadamente, "800.000 judíos" lograron salvarse gracias a la gestión de Pío XII.
En tanto, Pío XII conspiró contra Adolf Hitler con Gran Bretaña, una de las naciones que se aliaron para acabar con Alemania en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Formó parte de operaciones secretas, trabajó con Neville Chamberlain (primer ministro de Gran Bretaña) y trató de mantener un perfil bajo para tratar de pasar desapercibido.
El silencio que condena al Papa Pío XII y deja mal parado al Vaticano
Pese a las pruebas que demuestran que Pío XII ayudó a miles de judíos de escapar de los nazis y que también conspiró con Gran Bretaña para asesinar a Adolf Hitler, hay una situación que complica al Papa y resulta muy contradictoria. El 16 de octubre de 1943, alrededor de 100 soldados alemanes secuestraron a 1.022 judíos para trasladarlos a Auschwitz, uno de los campos de concentración más grandes. ¿Dónde ocurrió el hecho? A tan sólo unos metros del Vaticano. Y el Sumo Pontífice, una vez más, hizo silencio...
Asimismo, resulta curioso que Pío XII no haya promulgado la encíclica que Pío XI tenía en su poder antes de morir y con la que repudiaba los actos antisemitas de Hitler. Por lo tanto, para los historiadores aún es difícil comprender la postura que mantuvo durante el nazismo, escenario por el que todavía se sigue investigando su mandato...
El objetivo del Vaticano tras las contradicciones del Papa Pío XII
Frente a un escenario tan complejo como polémico, el Vaticano sigue trabajando para tratar de desmentir las versiones en las que se afirma que el mencionado Papa fue cómplice por haber callado los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el nazismo. Por eso, en 2003 (justamente hoy hace 19 años), el Papa Juan Pablo II ordenó que se desclasifiquen documentos de la Santa Sede en épocas del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Lo propio hizo Francisco en 2020, cuando pidió que salgan a la luz los archivos de la gestión de Pío XII, que cuentan con más de 16 millones de documentos y miles de cajas.
Lo cierto es que, entre 1932 y 1945, el Vaticano no asumió ningún tipo de postura de manera pública. Optó por un silencio que, 83 años después, todavía condena a Pío XII y el resto de la Iglesia...