El Papa Francisco encabezó la misa Natividad del Señor, "Urbi et Orbi" y pidió por el diálogo y la colaboración no sólo a las personas sino, especialmente, a los líderes mundiales. "Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto", lamentó.
“Aunque el mensaje del nacimiento del Salvador, fuente de la verdadera paz, resuena en nuestros corazones y en el mundo entero, seguimos siendo testigos de un gran número de conflictos, crisis y desacuerdos”, planteó Francisco desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. “Parece que no terminan nunca los conflictos y contradicciones”, agregó.
En ese sentido, el Papa puntualizó que la pandemia de coronavirus en todo el mundo exacerbó el distanciamiento y le pidió a los líderes mundiales que se hablen entre sí en lugar de aislarse. "Se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar”, denunció.
Entre sus rezos por la reconciliación propios de la fecha católica, el Papa Francisco enumeró los conflictos y crisis en países como Siria, Yemen, Israel, Afganistán, Myanmar, Ucrania, Sudán, entre otros. Sobre los migrantes, lanzó: “Sus ojos nos piden que no miremos hacia otro lado, ignorando nuestra humanidad común, sino que hagamos nuestras sus historias y seamos conscientes de su situación”, dijo.
“Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados. Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse. Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día”, precisó.
"Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas", lamentó.
En esa línea, y ante una multitud reducida a causa de las restricciones por el aumento de contagios de coronavirus en Europa y el clima, Francisco sintetizó: “En este día de fiesta, le imploramos (a Dios) que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad”.