Murió Miguel Etchecolatz, uno de los principales responsables de los delitos que se cometieron durante la última dictadura cívico militar en Argentina. Tuvo a su cargo 21 campos clandestinos de detención que funcionaron en la provincia de Buenos Aires, donde ordenó la tortura y muerte de miles de hombres y mujeres. El genocida fue condenado 9 veces a cadena perpetua por robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones.
Este sábado 2 de julio falleció a sus 93 años, mientras cumplía sus condenas en una cárcel común en la Unidad 34 de Campo de Mayo. En las últimas semanas, había sido trasladado a la clínica Estrada de la localidad de Merlo e internado en terapia intensiva.
Etchecolatz se va impune de los delitos cometidos contra 500 víctimas en los centros clandestinos de Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, en Lanús y también quedará impune su participación en los crímenes de cinco personas, entre ellas una mujer Vicenta Orrego Meza, a quien le arrebataron sus tres hijos, que fueron entregados al Hogar Belén en Banfield, donde sufrieron maltratos y abusos sexuales por los que aún sufren secuelas psicológicas.
Los delitos que cometió Miguel Etchecolatz
Miguel Etchecolatz fue condenado 9 veces a cadena perpetua por secuestros, torturas, privaciones de la libertad y múltiples homicidios con alevosía durante la última dictadura militar en Argentina. Fue el primer represor llevado a juicio oral y público en Argentina luego de la anulación de las leyes de impunidad: ley de Autoamnistía y de Punto Final.
Se desempeñó como director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entre marzo de 1976 y fines de 1977, cargo desde el cual coordinó los grupos de tareas así como los 21 centros clandestinos de detención que integraban el Circuito Camps, donde luego se comprobó que existió la mayor cantidad de detenidos desaparecidos del país.
Fue el responsable de la desaparición de estudiantes secundarios de La Plata, en el hecho que se conoció como La Noche de los Lápices, y fue quien conocía qué pasó con Clara Anahí Mariani, apropiada a los tres meses de vida tras asesinar a su madre Diana Teruggi en un operativo de fuerzas conjuntas en la casa de la niña, en la ciudad de La Plata, el 24 de noviembre de 1976.
En 1986, Etchecolatz fue sentenciado a 23 años de cárcel como responsable de haber ejecutado 91 tormentos. Pero la Corte Suprema de Justicia anuló la sentencia por aplicación de la Ley de Obediencia Debida.
En el 2001 se lo detuvo por el robo de una beba hija de desaparecidos, Carmen Sanz, nacida en el Pozo de Banfield, y fue condenado a 7 años de prisión. Por su estado de salud, se le aplicó el beneficio del arresto domiciliario que le fue revocado en junio de 2006, al constatarse que poseía un arma de fuego en su domicilio.
En el 2004, en el marco del juicio que se siguió al médico de la policía Jorge Bergés, Etchecolatz fue condenado a 7 años de prisión, sentencia que fue recurrida, reduciéndose a 3 años.
En el 2006 comenzó a ser juzgado por el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, donde se oyó el testimonio de Jorge Julio López, quien dio detalles sobreel accionar de Etchecolatz en los centros clandestinos a su cargo.
El 19 de septiembre de 2006 fue condenado a reclusión perpetua por "delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio", imputación que se aplicó por primera vez en el país.
En el 2011 fue condenado por el accionar represivo y el genocidio aplicado en lo que se denominó Circuito Camps.
En el 2013, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata unificó estas tres condenas por delitos de lesa humanidad que recibió Miguel Etchecolatz en una única de prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua. Mientras se leía la sentencia, Etchecolatz tenía en sus manos un papel donde se leía el nombre de Jorge Julio López, una imagen que resultó escalofriante a más de dos décadas de retornada la democracia y en el marco del avance de los juicios de lesa humanidad.
En marzo de 2016, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a Etchecolatz a 25 años de prisión por el secuestro y desaparición en junio de 1977 de los militantes universitarios Daniel Favero y María Paula Álvarez, aunque le fijó una pena única de prisión perpetua debido a las sentencias anteriores que ya existen en su contra.
A pesar de tener tantas condenas por genocida, Ertchecolatz seguía siendo policía de la provincia de Buenos Aires y recién en agosto de 2017 fue exonerado de la fuerza policial provincial. Cuando le fue notificada su exoneración, Etchecolatz firmó y debajo escribió "prisionero de guerra".
En octubre de 2018 fue condenado a perpetua por los delitos cometidos en los centros clandestinos de detención que funcionaron en la División Cuatrerismo de la Brigada Güemes, en La Matanza, y en la Comisaría 1° de Monte Grande, de Esteban Echeverría.
En el 2020 sumó otra condena a perpetua por los secuestros, torturas y muertes a detenidos alojados en la Brigada San Justo y finalmente, en mayo de este año se lo condenó a perpetua por los secuestros y torturas de siete personas en el excentro clandestino de Pozo Arana, entre ellas el albañil Jorge Julio López, y los asesinatos de cuatro de esas víctimas, entre las cuales está Francisco López Muntaner, uno de los estudiantes secuestrados en el episodio conocido como La Noche de los Lápices.
Con información de Télam