Condenan a 35 años de prisión a "La Bestia", un hombre que mató a martillazos a una jubilada

El implicado es Diego Hernán Herrera, quien asesinó a una mujer de 78 años a martillazos en el rostro y la cabeza.

12 de mayo, 2023 | 13.45

Un hombre fue condenado hoy a 35 años de prisión por el crimen de una jubilada de 78, asesinada a martillazos en el rostro y la cabeza cuando el delincuente ingresó a robar a su casa de la localidad bonaerense de Libertad, partido de Merlo, en junio de 2020, por lo que la familia de la víctima lo calificó como una "bestia".

La decisión del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de Morón recayó sobre Diego Hernán Herrera (39) por el delito de "homicidio en ocasión de robo", en perjuicio de Lucinda Palavecino, de 78 años.

El hecho ocurrió el 24 de junio de 2020, alrededor de las 23, en una vivienda ubicada en la calle Malvinas al 500 de la localidad bonaerense de Libertad, en el partido de Merlo, en el oeste del Gran Buenos Aires, donde residía la jubilada.

En momentos en que Lucinda salió a la vereda a sacar la basura, fue sorprendida por un delincuente, que la golpeó y la obligó a ingresar dentro de la propiedad, con fines de robo, circunstancia que fue advertida por un vecino de Palavecino que regresaba a su domicilio.

"Este muchacho la vio a mi abuela cuando salió y momentos después escucha los gritos, por eso empezó a sospechar de que algo pasaba", recordó Alejandra Álvarez, nieta de la víctima a Télam.

Previo a conocer la condena, Alejandra expresó: "Pido justicia, que le den la máxima pena posible porque esta persona hasta el año pasado pedía la excarcelación y por suerte se la negaron. Esta persona no puede seguir entre nosotros porque es una bestia".

En el mismo debate oral, Herrera fue juzgado por otras dos causas: la tentativa de homicidio de una mujer, a la que golpeó y le clavó un cuchillo para robarle dinero y una moto, y un abuso sexual sin acceso carnal de una adolescente de 15 años, todos cometidos en viviendas de la localidad de Libertad.

"Siempre acechaba igual, pateaba puertas y entraba por la fuerza, en Hurlingham hacía lo mismo pero zafaba porque nunca lo agarraban hasta que mató a mi abuela", añadió Alejandra.

 

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