Las interacciones entre seres humanos y animales ocurren, básicamente, cuando las acciones de uno afectan al otro. Desde 2020 se registraron más de setecientos encuentros con orcas en la costa norte de África: mientras que unos doscientos corresponden a simples avistamientos, en el resto de los casos los cetáceos se acercan a los barcos y los tocan. La frecuencia de este fenómeno aumentó entre 2020 y 2021, y en lo que va de 2023 ya se contabilizaron cerca de cincuenta acercamientos. Incluso, doce de estas citas terminaron mal y provocaron daños graves en las embarcaciones. Según pudo averiguar la Agencia de noticias científicas de la UNQ, se trata de la orca de Gibraltar, una subpoblación muy reducida que habita en el estrecho que lleva ese nombre.
Según un estudio científico, estos animales actúan de manera organizada y desestabilizan, cada vez con mayor frecuencia, a los barcos que viajan por el Estrecho de Gibraltar.
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Las orcas organizadas
En un estudio publicado por la revista Marine Mammal Science, se le realizó un seguimiento a la población de orcas de Gibraltar. Los científicos se dieron cuenta del aumento de las interacciones con las orcas a partir de 2020 y, al consultar con las tripulaciones y observar fotos y videos, lograron identificar a aquellos ejemplares que embestían a las embarcaciones. No era solo una, pero a todas se las llamó “Gladis” para diferenciarlas de aquellas que solo eran vistas a la distancia.
Las interacciones fueron diversas, sin embargo, tienen en común el acercamiento al timón de la embarcación. Según las tripulaciones consultadas, al principio las orcas se aproximaban de manera tan sigilosa que nadie podía advertirlas hasta que estaban muy cerca. Una vez debajo del bote se iniciaban movimientos de aparente curiosidad. Luego, los animales empujaban tanto el timón con la cabeza que en algunos casos los barcos llegaban a dar un giro completo. Cuanta más alta era la embarcación, la tripulación intentaba controlar el timón con mayor insistencia, y más fuerte empujaban las orcas.
Se lograron identificar dos grupos: el primero formado por cuatro juveniles y el segundo liderado por Gladis Blanca y su descendiente Gladis Filabres. En este segundo grupo se incluye también a Gladis Lamari, quien no interaccionaba con las embarcaciones pero observaba.
El motivo de los ataques
Las orcas presentan habilidades cognitivas muy profundas. Son capaces de reproducir un comportamiento, conducta evidente cuando se observa cómo aprenden a cazar a sus presas: los individuos más experimentados les enseñan a aquellos que recién comienzan y estos últimos las copian. Los científicos piensan que pudo haber, en algún momento, algún incidente puntual que desencadenó el conjunto de reacciones hacia los barcos.
Las orcas afectadas comenzaron a atacar y a enseñarles a las demás cómo reaccionar. Si bien es una hipótesis que necesita ser demostrada, los investigadores no descartan que más individuos puedan aprender el mismo comportamiento.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas