El abogado Carlos Enzo Cuellar se había convertido en uno de los principales testigos en la causa por la desaparición de María Cash, el 8 de julio de 2011, cuando declaró y reveló haber sido -hasta entonces- una de las últimas personas en verla. Sin embargo, un entrecruzamiento de las líneas celulares dio cuenta de que el hombre no había estado en la Gruta de la Difunta Correa, en General Güemes, Salta. Por ello, ahora está imputado por falso testimonio, pero libre.
María tenía 29 años y había emprendido un viaje desde Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires; hasta el noroeste argentino para probar suerte como diseñadora de ropa. Desapareció a tan sólo cuatro días de haber llegado.
La indagatoria a Cuellar - que fue llevada a cabo por la secretaria penal del Juzgado Federal de Garantías N°2 de Salta, a cargo de Mariela Giménez, Jaqueline Murga- es parte de las nuevas medidas impulsadas en las últimas dos semanas por la fiscalía. Se requirieron, además, las declaraciones de ocho testigos que vieron a María, el día en que fue vista por última vez, o supieron de sus movimientos aquel día.
En este primer movimiento en la causa, Cuellar se abstuvo de declarar y se marchó, no fue detenido porque la sanción por falso testimonio es excarcelable. Lo que le dijeron es que es imposible que haya podido estar cerca de las 17 en el punto que había señalado hacía 13 años, en Salta. “Es falso que la vieron porque sus líneas telefónicas impactaban a esa hora en otro lugar”, apuntó una fuente de la investigación sobre la declaración del ahora imputado y su hijo Hugo, quien había respaldado la versión de su padre.
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Esa información que se conoció ahora coincide con lo que entonces había dicho la familia Crespín, habitantes del paraje donde se encuentra la gruta y dueños de una gomería en la zona, que habían asegurado que, de haber bajado una persona en el lugar, su presencia habría sido advertida por ellos. Sin embargo, esa tarde no vieron a nadie.
La versión de Cuellar iba de la mano con la versión del camionero Héctor Romero, quien dijo haber “levantado” a María a un costado de la Ruta Nacional N°34, en la rotonda del cruce de Torzalito, en General Güemes, donde la joven hacía “dedo”. Luego, aseguró haberla dejado en el sector conocido como la Difunta Correa en el Paraje Palomitas, y luego siguió camino a Joaquín V. González.
“Romero fue la última persona que mantuvo contacto con María Cash”, remarcó. Los investigadores llegaron a esa conclusión luego de analizar cada foja, declaración y evidencia en el expediente por la desaparición de la diseñadora de 29 años. Aunque no tienen los elementos suficientes para aseverar que el chofer sea responsable de un crimen, creen que cuentan -por primera vez en trece años- con una hipótesis firme para investigar.
Según apuntó Infobae, los fiscales también analizan el testimonio de Miguel Segura, empleador de Romero, porque sospechan que lo benefició con su declaración.