Cómo ser un buen líder

23 de junio, 2022 | 09.25

A veces pareciera que los rasgos de un buen líder tienen que ver con la edad o profesión a la que nos dedicamos. Sin embargo y más allá de ello, existen señales muy sencillas para potencializar las cualidades asociadas al liderazgo.

¿Qué necesitás para ser un buen líder?

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Dependiendo de los autores, existen numerosos aspectos respecto de lo que implica ser un buen líder. A grandes rasgos, tiene que ver con la capacidad de influir, motivar y organizar el trabajo de una persona o de determinado grupo de trabajo.

Esas acciones, a su vez, están encaminadas hacia la construcción de un fin común, un bien o ciertos objetivos puntuales que se han pactado previamente. La capacidad de liderazgo es una habilidad que funciona en las organizaciones, pero también en otras relaciones interpersonales.

El liderazgo como concepto es materia de estudio de la academia, y numerosos investigadores se ocupan en enriquecer y profundizar este concepto. Se va profundizando con más rasgos y habilidades. Una de ellas es la inteligencia emocional. La trataremos de forma más específica en este mismo artículo.

El Magistrado Claudio Lewis, director académico de la carrera de Contador Público de la UFLO, señala que “un buen líder no solo tiene que saber lo técnico, debe tener empatía, saber cómo vincularse y mantener un buen trato con la gente y sobre todo trabajar en equipo”.

Habilidades imprescindibles para ser un buen líder

 

A efectos del tipo de liderazgo que nos proponemos, no basta con ser una persona carismática o con un férreo dominio de los equipos. Es preciso desarrollar ciertas habilidades que son, en definitiva, las que permitirán alcanzar el objetivo propuesto.

La primera y muy importante es la capacidad de pensar estratégicamente sobre lo que se quiere alcanzar. Se puede tener claridad de lo que se quiere conseguir, pero si no se planea una hoja de ruta precisa y detallada de cómo se va a lograr, el futuro puede no ser lo que se espera. 

En una segunda instancia, se debe considerar la habilidad de comunicar el mensaje de forma clara y efectiva. Para ello, el buen líder crea los momentos y utiliza los canales adecuados para transmitir el mensaje. El desarrollo de herramientas lingüísticas puntuales es parte fundamental del éxito. 

De igual forma, el buen líder en el trabajo se constituye en la piedra angular de determinado proyecto —llámese empresa, equipo, etcétera—. Con su ejemplo y prestancia da cuenta, en todo momento, del compromiso con su entorno. Es decir, es referencia o ejemplo para sus compañeros. 

Finalmente, un buen líder debe estar preparado mentalmente para cualquier imprevisto y mostrar la madurez necesaria para ajustar la perspectiva. Se trata de buscar las mejores prácticas para conseguir el anhelado objetivo.

 

¿Qué características debe tener un buen líder?

John Calvin Maxwell, un prolífico escritor en temas de liderazgo y con poco más de 80 libros al respecto, señala en “Mentor 101” que “liderazgo es influencia”: se puede caminar hacia cierto punto y se puede obtener aprendizaje durante todo el proceso. 

Es cierto que la palabra “influencia” puede dar lugar a algunas connotaciones negativas, tales como manipulación o poco pensamiento crítico. Pero Maxwell destaca el buen sentido en que el líder se vale de su influencia, o lo que es lo mismo, de su capacidad de influir.

¿Querés saber más? Podés ver esta una charla con John C. Maxwell: "Liderazgo, Influencia y Educación". 

En una entrevista para Forbes Argentina, el escritor distinguió la manipulación de la influencia. Dijo: “La manipulación accede a nuestras emociones con malas intenciones, quita valor para obligar el movimiento. Los líderes buenos, de hecho, los mejores; usan su influencia para agregar valor a las personas y crear una cultura en la que todos disfrutan del éxito”.

Asimismo, uno de los puntos centrales que destacó para ser un buen líder es la humildad. No solo es un tema de actitud, sino también comprender que siempre vamos a encontrar a alguien que pueda enseñarnos algo, ya sea a través de las victorias o de los fracasos. 

Entonces, ¿qué se debe de considerar para convertirse en ese ícono a seguir? Maxwell apunta en “Las 21 cualidades de un líder” varios de los puntos que hemos tratado anteriormente, pero añade también características valiosísimas: 

  • carácter, 

  • compromiso, 

  • valentía, 

  • iniciativa.

 

La lista puede crecer a medida que los interesados se adentran en este interesante tema. Por ello, y dado que en El Destape creemos que las siguientes acciones ofrecen un valor añadido para quien busca convertirse en un buen líder, te ofrecemos una lista de las acciones que contribuyen sí o sí a potenciar tu liderazgo.  

 

Compartí tu conocimiento

Nada mejor que permear lo aprendido hacia el equipo. De esta forma, se mantiene una homogeneidad en cuanto al manejo de la información, y se facilita que los involucrados estén enterados de los avances.

Al dejar atrás el egoísmo, el buen líder se posiciona como una persona confiable. Esto logra una mejor integración de todos los miembros del equipo. 

Alain Ducasse, famoso chef y empresario monegasco, sabe del valor que tiene el conocimiento que se comparte y lo ha acuñado en una frase sencilla y memorable. “Lo mejor que se puede compartir es el conocimiento”.

El ejercicio de un liderazgo saludable implica saber que el compartir conocimientos específicos o inherentes a determinado ramo suma eficacia en el equipo y permite la proyección personal y profesional de los integrantes. Acceder a un nuevo nivel de la organización es siempre una meta en el equipo, de manera grupal e individual.

Cuando se comparte conocimiento, se enseña a otros a ser más eficaces y menos dependientes. A la vez que esos integrantes del equipo se vuelven un recurso valioso y una autoridad para liderar las conversaciones que ocurren en la industria

De igual forma, el compartir conocimiento permite una mayor independencia, incrementa la proactividad y permite alcanzar los objetivos de forma más consistente. De igual forma, la Harvard Business Review entiende que el liderazgo va asociado al conocimiento que se comparte, en tanto es un acto de responsabilidad que bien ejercido trae una escalada de beneficios al negocio, 

La eficacia es real. Con equipos sumamente compenetrados y funcionales más una práctica responsable y consciente, compartir conocimiento permite reducir costos e incluso tiempo para obtener lo que se ha pactado. 

Escuchá a tu equipo

 

Una de las acciones que todo líder debe de implementar en su día a día es prestar atención al feedback del equipo. No menospreciar aportes y comentarios por más mínimos que sean: cada integrante del equipo tiene una mirada única, valiosa en sí. 

Ahora, esto podría pensarse como algo sencillo o fácil, sin embargo, no se lo debe tomar a la ligera. Tomar el tiempo de prestar atención a los comentarios de los colaboradores implica poner el 100% de la atención ante cualquier señalamiento, leer entre líneas, indagar más si es necesario. 

En muchas ocasiones, la atención del líder se centra en la parte del trabajo que nos corresponde y se descuida la fluidez debida entre todas las partes que hacen al proyecto, en general, y al resultado final, en particular. 

Es por ello que numerosos expertos señalan que debe crearse las condiciones de espacio-tiempo necesarias para atender al equipo. El buen líder determinará si es en la oficina o fuera de ella donde la comunicación pueda ser más fluida y sin interrupciones. 

Sabemos que el intercambio de ideas no siempre implica aspectos positivos; por el contrario, suelen darse situaciones ríspidas e innecesarias. Por ello, el líder debe llevar las conversaciones en un tono respetuoso y empático, demostrando en todo momento el control sobre la situación.

La comunicación asertiva y efectiva es una aliada indiscutible del buen liderazgo. De ese modo, cada integrante del equipo se mostrará abierto hacia un estilo de comunicación franco, sin temor a pensar que sus opiniones no son válidas o que simplemente no serán tomadas en cuenta. 

 

Reconocimiento

 

Ante todo, las personas somos entes sociales y buscamos la aprobación del grupo. En términos laborales, el llamado “feedback” nos permite conocer el rumbo de las encomiendas que tenemos y con ello alcanzar las metas. 

El hecho de realizar el trabajo de manera más eficiente, con mayor rapidez o el hecho de encontrar una mejor forma de hacerlo implican que se dio un extra al empeño. Y ese extra reclama ser valorado como tal.

Reconocer las actitudes y predisposición de los miembros del equipo implica que el líder confía en ese elemento. A la vez, las personas entienden que ese reconocimiento puede dar como resultado una promoción, o bien un aumento en los ingresos. 

Ahora bien, más allá de ese resultado inmediato, esta práctica potencia al equipo en tanto cada uno de sus integrantes se siente valioso, elegido y distinguido en la individualidad que suma al trabajo.

Esta reacción en cadena puede ser muy benéfica para los planes de la organización.  Así,  aumenta el optimismo, mejora el ambiente laboral y se da un tipo de sana competencia, lo que privilegia la retención del talento.

 

Importancia de la inteligencia emocional

 

Como anticipamos, uno de los conceptos más reconocidos desde hace ya varios años en torno al liderazgo es el de inteligencia emocional. Pero, ¿cómo influye en términos empresariales? El tópico resultó de tanto interés que son muchas las organizaciones internacionales abocadas a su estudio. 

De hecho, en mayo de 2019, la ONU celebró la Primera Conferencia de Inteligencia Emocional en la Sede de Naciones Unidas: Tres Enfoques de Paz y Aprendizaje Para el Futuro. Allí se trabajó en relación con la inteligencia emocional, la atención plena y la comunicación no violenta como tres elementos claves para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible, acordados en el año 2000 y suscritos por 140 países.

Como vemos, la inteligencia emocional es la capacidad de conocer y reconocer a la otra persona como otro; identificar su postura ante determinado problema, distinguirla de la propia sin perjuicio. Todo esto permite en un equipo encontrar la mejor solución para el mismo problema. 

La inteligencia emocional implica información valiosa para el líder. Es un termómetro notable sobre la situación que se vive en el interior del equipo. Incluso, permite anticipar el clima laboral e incidir en él de manera directa. 

Por ejemplo, un buen líder sabe que las emociones negativas pueden suscitarse en cualquier momento y no les teme. Sabe que son vitales para el funcionamiento de la organización y que cuando aparecen se debe abordar la causa, nunca desestimarlas.

Una discusión, por lo mismo y por más acalorada que sea, jamás se llevará al plano personal: el líder distingue a la persona de los actos. Esta capacidad de ver más allá sienta las bases de su autoridad y credibilidad.

Daniel Goleman, autor del libro “La Inteligencia Emocional”, habla de tomar conciencia de nuestras emociones para comprender las emociones de los demás. Con ello, se logra un desarrollo social mucho más efectivo.

¿Cómo aplica la inteligencia emocional un buen líder? Goleman habla de que el autocontrol es una parte fundamental ya que en medida que se identifique tal o cual emoción, se logrará entender al resto de los colaboradores desde las emociones que los atraviesan. 

La tesis de Goleman aborda términos como entusiasmo, empatía, perseverancia y hasta la capacidad de automotivación. Ellos, entre otros, son parte de ese colectivo de rasgos, habilidades y competencias que configuran la inteligencia emocional. 

 

Conclusión 

Se ha hablado de una cantidad enorme de conceptos y características que nos pueden llevar a ser un buen líder. Ahora bien, la pregunta es: ¿cualquiera puede ser un buen líder?

Muchos autores en temas de liderazgo hablan de que mucha gente nace con cierto “don” para ser líder. Y claro es que no necesariamente todos deben o pueden ostentar una bandera con esa responsabilidad. Sin embargo, el buen liderazgo es un tipo de competencia que se basa en habilidades y características que bien pueden ser fomentadas, desarrolladas y potenciadas.

Un ejemplo de ello es el controvertido dirigente de Tesla y Spacex, Elon Musk. A través de los años, el empresario de origen sudafricano ha demostrado cualidades específicas que lo han posicionado como líder indiscutido en muchos aspectos, incluido ser una de las personas más ricas del mundo.

Como ves, no solo se trata de dinero, sino de cómo ha influido en la vida de su equipo y de quienes tienen la oportunidad de trabajar con él. En entrevistas del Business Insider y otros medios estadounidenses, los ex-empleados de Tesla señalan ciertos rasgos que dejó marcados en cada uno de ellos, en declaraciones como: “Creo que ahora soy 10 veces más inteligente que cuando empecé a trabajar con él.”

Características como perseverancia, energía, determinación e inteligencia son determinantes en el ejercicio del tipo de liderazgo al que aspira el buen líder. Entonces, ¿con cuáles habilidades y competencias ya te identificás? ¿Cuántas habilidades de liderazgo planeas desarrollar?