El próximo 15 de marzo comenzará el juicio oral y público contra Analía De Jesús, más conocida como “Higui”, quien fue detenida en octubre de 2016 luego de matar a un hombre tras defenderse de una violación “correctiva”. Este tipo de delitos, poco visibilizados, son denunciados cada vez más por el activismo lésbico.
El debate se desarrollará en el Tribunal Oral Criminal Nº 7 de San Martín de la Provincia de Buenos Aires. Las audiencias se realizarán en la sala A, la más grande, para que pueda asistir la mayor cantidad de personas que quieran acompañar a Higui en el proceso. Se espera que a lo largo de cuatro jornadas declaren cerca de 30 testigos. La fiscal que intervendrá en el juicio es Liliana Tricarico.
Los hechos ocurrieron en octubre de 2016, en el marco de los festejos por el Día de la Madre. En ese momento Higui declaró dijo que se defendió de un ataque. Sin embargo, el fiscal de instrucción nunca investigó este aspecto y al poco tiempo fue procesada por homicidio simple, un delito cuya pena va desde los 8 a los 25 años de prisión.
La abogada de Higui, Gabriela Conder, señaló que la instrucción de la causa fue bastante misógina, carente de perspectiva de género y que estuvo plagada de irregularidades.
Acusada tras defenderse de un intento de violación “correctiva”
Higui es una mujer lesbiana de 45 años que vive en un barrio vulnerable de la localidad de San Miguel, Provincia de Buenos Aires. Durante mucho tiempo había sido hostigada por un grupo de varones de su barrio. Luego de reiteradas situaciones de amenazas de violación y acoso callejero Higui tuvo que mudarse, pero el hostigamiento continuó. Hubo golpes y hasta llegaron a incendiar su casa en dos oportunidades.
El domingo 16 de octubre del 2016, Higui volvió al barrio de visita cuando fue interceptada por un grupo de hombres que la esperaron en la puerta y la atacaron al grito de: “Te vamos a empalar, tortillera”.
Higui se defendió de los golpes y del intento de violación “correctiva”. Mientras el resto de los agresores continuaron golpeándola, hirió con un cuchillo a Cristian Espósito, quien resultó muerto. Más tarde, la policía encontró a Higui desvanecida.
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Los agresores realizaron la denuncia contra ella, que al poco tiempo fue detenida, y estuvo presa durante ocho meses. Finalmente, en 2017 la Cámara de Apelaciones de San Martín le concedió la excarcelación extraordinaria para esperar el juicio oral en libertad.
El apoyo de las organizaciones
El sábado 19 de febrero se realizó un encuentro que contó con la participación de organizaciones feministas, periodistas y activistas para exigir la absolución de Higui, denunciar la criminalización que sufren las lesbianas masculinas por parte de los tribunales de justicia y organizar el acompañamiento durante el juicio.
Durante ese encuentro, Higui le dijo a Télam: "Hace 5 años que no duermo bien. Yo salí por las pibis. Estoy en libertad por las pibis”.
Este sábado 26 de febrero, desde las 15:30, se llevó adelante otro encuentro en el mismo lugar. Monica Santino, DT de fútbol, parte de La Nuestra Fútbol Feminista Villa 31, señaló: “Que se realice en Plaza de Mayo no es una casualidad. Es la plaza histórica de las luchas y en la que hace muchos años un grupo de mujeres se enfrentaron al peor momento de la historia argentina”.
Y continuó: “El castigo histórico a las lesbianas es la invisibilidad, no existir. Higui es una lesbiana de un barrio popular del conurbano boanerense que se defendió por su propia cuenta y que es criminalizada por eso”.
Las organizaciones están convocando a una radio abierta en la puerta del tribunal para el día en que se inicia el juicio. En diálogo con El Destape, Lore Soona, del Frente Docente Disidente, detalló: “Nos estamos preparando para poder instalar el caso de Higui, poder sensibilizar y generar solidaridad en la sociedad para acompañarla y tomar posición contra los abusos sexuales hacia las identidades lésbicas y contra las violaciones “correctivas”, que es hablar un poco de la memoria y organizar ese dolor acumulado”.
Para Santino, este juicio será histórico. “Se trata de una lesbiana del conurbano criminalizada por defenderse. Si no se defendía la mataban”, aseguró.
Por otra parte, al igual que la abogada de Higui, subrayó la importancia de que el juicio tenga estado público ya que, consideró, es vital para entender cómo funcionan ciertos resortes de la justicia y cómo el ser lesbiana y pobre se criminaliza permanentemente.
Conder hizo énfasis en que el hecho de que sea público permitirá saber qué es lo que se debate, lo que declaren y cuáles serán los argumentos.
Lesboodio
Para Santino, el lesboodio es una de las tantas formas de control social que tiene la sociedad. “Una lesbiana que puede percibirse lesbiana o mujer lesbiana rompe mandatos. Es lo que no se espera que sea. Es la que disputa el poder con el patriarcado y los privilegios patriarcales en la primera línea”, agregó.
En esa línea, sostuvo que el origen de esta violencia tiene que tiene que ver, fundamentalmente, “con el control de nuestros cuerpos y el deseo”.
Santino además se refirió a cómo la cuestión de clase atraviesa estos temas. “No es lo mismo ser lesbiana y vivir en la villa 31 que ser lesbiana y vivir en un barrio de CABA y tener acceso a ciertos privilegios”
Otros casos de lesboodio
El 6 de marzo de 2010, Natalia “Pepa” Gaitán, de 27 años, fue asesinada de un escopetazo por Daniel Torres, el padrastro de su novia. Torres le disparó a la altura del hombro derecho en la calle, a quemarropa, por “torta” y “chonga”. Luego, el hombre ingresó a su casa, tiró la escopeta y se entregó a la policía. Pepa fue trasladada al hospital de urgencia y falleció en la madrugada siguiente.
Durante 2011 se realizó el juicio contra Torres y finalmente fue condenado a 14 años de prisión por homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego. Sin embargo, el Tribunal que lo juzgó se negó a considerarlo como un crimen de odio.
A raíz de ese hecho, hace 12 años que el 7 de marzo fue incorporado a la agenda de los feminismos en Argentina para conmemorar el día de la Visibilidad Lésbica.
Otro caso que cobró notoriedad fue el de Mariana Gómez, quien resultó detenida tras besar a su esposa, Rocío Girat, en la estación de Constitución en octubre de 2017. Dos años después, Gómez fue condenada a un año de prisión en suspenso por “resistencia a la autoridad” ya que, alegaron, la detención se produjo por estar fumando en un lugar prohibido. Para las chicas, fue un claro hecho de lesbofobia que se evidenció también por la forma en que los agentes se refirieron a Mariana como “pibe”. El fallo fue apelado y se espera la resolución de la Cámara.