Durante la pandemia, la mitad de los padres de la provincia de Santa Fe decidió dejar de pagar la cuota del colegio privado de sus hijos. El dato es otro fuerte indicador de una clase media muy golpeada por la crisis, y tiene preocupadas a las autoridades de los establecimientos, que si bien reconocen que la cobranza ha mejorado con la reapertura de la mayoría de las actividades económicas, se está lejos del promedio pre Covid-19, que indicaba que solo 1 de cada 10 familias se atrasaba en abonar.
En abril, al principio del aislamiento obligatorio, la morosidad había llegado a un pico del 50%. Hoy, luego de tocar ese fondo, el número se ubica más cerca del 30 o 40%, y queda claro que aunque la situación se va normalizando de a poco, la crisis provocó una reconfiguración de las prioridades del gasto de las economías domésticas. La cuota del colegio pasó por un tiempo a un segundo plano, detrás de necesidades más urgentes como la alimentación.
En Santa Fe, el 93% de las escuelas privadas son subsidiadas por la provincia, que cubre parte o la totalidad del salario de la plantilla docente, por lo que los aranceles son menores a los de Capital Federal y Gran Buenos Aires. El piso de la cuota es de 1.500 pesos, y el techo hoy ronda los 10.500 pesos por mes. En toda la provincia, más de 270 mil niños (el 30% de la matrícula) concurren a estos establecimientos.
"La cuarentena más estricta tuvo un impacto muy negativo, y nuestro relevamiento de abril arrojó solo un 50 por ciento de cobranza. Pero fue mejorando a medida que se fueron liberando distintos rubros. Valoramos que muchas familias tengan voluntad de pagar y ponerse al día con las deudas", detalló a El Destape el asesor legal de la Federación Santafesina de Instituciones Privadas (Fesaiep), Carlos Arrébola.
Contener para que no escale la crisis
La mirada es que los padres hacen grandes esfuerzos para cumplir con el pago de las cuotas, pero la miseria económica se nota y las instituciones deben hacer frente a inconvenientes financieros provocados por la merma en sus ingresos. “Le pedimos a la gente que se acerque a los colegios para buscar en conjunto alternativas para regularizar la situación”, marcó el letrado.
Las estrategias incluyen facilidades de pago, planes sin intereses y en algunos casos bonificaciones. Nadie puede darse el lujo de perder alumnos en este difícil contexto, y aunque no creen que haya un éxodo masivo de estudiantes hacia la educación pública, sí estiman que habrá migraciones desde los colegios caros hacia otros con cuotas más accesibles, y de estos al sistema gratuito.
"La educación privada tiene que ver con una elección, porque se comparte el ideario de la institución o la forma de impartir conocimiento. Las familias hacen todo el esfuerzo posible para permanecer, y siguen apostando a sostener los proyectos educativos", destacó Arrébola.
Curiosamente, a diferencia de otros momentos de crisis como el 2001, esta vez las dificultades son transversales a todos los estamentos. Tanto los colegios caros como los que tienen cuotas más económicas registran padres que no pueden cumplir con el pago mensual, aun cuando los aranceles debieron bajar porque con la modalidad virtual se dejaron de cobrar prestaciones opcionales como almuerzo, actividades o talleres especiales, transporte, prehora y posthora, entre otros servicios.
Desde la federación resaltan que con distintos matices, la mayoría de las escuelas de gestión privada viven situaciones económicas complicadas, y dependen fuertemente de que los padres cumplan para cancelar todas sus obligaciones. Durante estos meses, algunas han pedido créditos bancarios, otras están “quemando” los ahorros, y el panorama de cara a fin de año es pura incertidumbre.
El asesor legal afirma que la mayoría son organizaciones sin fines de lucro, porque pertenecen a credos religiosos, asociaciones civiles y entidades representativas de colectividades, inspirados en la prestación de servicio y no en generar ganancias: las escuelas destinan entre el 85% y el 90% de lo que cobran a salarios, cargas sociales, impuestos y servicios. "No hablamos de quiebra, porque es una palabra ligado a las empresas comerciales. Pero si esta crisis se profundiza, en algunos casos se puede poner en riesgo la prestación del servicio educativo", advirtió.
Qué dicen los docentes
El gremio de los docentes privados también mira el panorama con inquietud. "En las escuelas que tienen fuerte presencia de subsidios del Estado, la situación salarial está estabilizada. Pero las que no perciben un porcentaje alto, o reciben el 100% pero tienen muchos cargos creados que pagan ellas, tienen mayores problemas", sentenció a este portal Martín Lucero, secretario general de Sadop Rosario.
Teniendo en cuenta esto, Lucero apuntó que el tema es "una preocupación permanente", porque "mientras más baje el pago de las cuotas, más complicaciones va a haber por el pago de los sueldos". El gremialista destacó, en ese sentido, que "la mayor parte de los docentes están cobrando gracias al Estado", y recordó a los padres que sin ese sostén "no podrían mandar a sus hijos a los colegios privados". "Esta es la gran demostración, dejaron de pagar las cuotas y los colegios, aunque con problemas, se mantienen en pie", remarcó.
El Estado
En la provincia, hay 849 establecimientos educativos de gestión privada de los cuales 789 (el 93%) tiene algún tipo de subvención. Entre los que financia el Estado, el 85% tiene un aporte estatal por la totalidad del sueldo de los docentes, mientras el otro 15% percibe entre el 40 y el 80% de los salarios. Actualmente, el piso de la cuota para los colegios con subvención es de 1933 pesos, y el tope es de 8697. Además, hay escuelas del Arzobispado en Rosario y Santa Fe que son gratuitas.
Entre las instituciones que reciben el 100%, muchas tienen una planta orgánica funcional más amplia. Por ejemplo, el Estado subvenciona el maestro de grado o de dibujo, pero si quieren tener de ajedrez o de tecnología, deben pagarlos con recursos propios. Lo mismo con el personal fuera de planta: a veces reconoce dos porteros, y la institución financia otros dos con cuotas. Lo mismo sucede con los crecimientos vegetativos: un curso llega a tener 50 alumnos, y es desdoblado en dos. Uno recibe ayuda estatal y el otro no, por el término de uno o dos años hasta que se lo incorpora.
Ante el aumento de la morosidad, Rodolfo Fabucci, director provincial de Educación Privada, dijo que “apelan a la responsabilidad”, tanto de las familias como de las instituciones. “El padre tiene que colaborar, pero en este momento hay una situación especial de pandemia donde la institución tiene que salir a acoger a las familias con solidaridad”, consideró consultado por este medio.
En el caso de los jefes y jefas de hogares que han perdido su ingreso y no pueden pagar, Fabucci manifestó que “la escuela tiene que salir al encuentro y concederle esa atención de no cobrarle o diferirle el pago, y tengo entendido que lo ha hecho”, aclaró. El funcionario apuntó que debe primar “una visión solidaria”, en la cual “el compromiso del que tiene ingreso tiene que seguir abonando la cuota, y el que no puede debe ser socorrido. Si se puede volver a la normalidad con una vacuna, podremos volver y corregir estas cosas”, se esperanzó.
En tanto, detalló que el Estado está cumpliendo con sus obligaciones: “Estamos pagando en término los subsidios sin ningún problema, hemos dado incorporaciones de cargos y cursos después de años sin hacerlo, se han seguido pagando reemplazantes. Hemos hecho un esfuerzo grande, y queremos ir regularizando esta situación. Pero el teléfono está al rojo vivo con estos pedidos, y no hay dinero para todos”, cerró.