Luego de que Alfredo Yabrán se disparase un escopetazo en la boca, el 20 de mayo de 1998, su cuerpo pasó por dos instancias diferentes. Primero, la autopsia de rigor en Entre Ríos. Después, la jueza de la causa consideró necesario realizar una prueba de ADN. El encargado de realizarla fue el genetista experto Daniel Corach.
"El material cadavérico (de Alfredo Yabrán) era muy abundante, incompatible con que hubiera quedado vivo", confirma Corach en diálogo con El Destape, 24 años después.
Corach es uno de los genetistas más destacados del país. Con un extensísimo currículum que incluye el Premio Kónex de Platino, dirige el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la UBA (actual Centro de Referencia en Identificación Genética Humana) desde 1991.
Gracias a un convenio que había firmado la universidad con varias provincias, entre ellas Entre Ríos, en esta dependencia recayó la muerte del empresario más emblemático del menemismo y autor intelectual del asesinato de José Luis Cabezas.
El científico explica que la autopsia realizada al cuerpo de Yabrán no resultaba suficiente para confirmar al 100% la identidad: "Una forma de identificar un cadáver es con rasgos fisonómicos, y con un balazo en la boca estaba totalmente inflada (la cabeza). Querían confirmarlo con marcadores genéticos porque había perdido en parte la fisonomía del rostro, aunque no totalmente porque el pelo lo tenía como se sabía que era de acuerdo a las fotos".
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La jueza Graciela Pross Laporte, encargada del caso, resolvió entonces derivar el cadáver al instituto que dirige Corach. Los restos del empresario fueron trasladados por el mismo forense que hizo la autopsia. Eran fragmentos de hígado, un riñón, un pulmón, el bazo y músculos, recuerda el genetista.
Lo primero que hizo Corach fue comprobar que todos los restos pertenecieran a la misma persona. Cuando eso quedó confirmado, lo siguiente fue llamar a los familiares. "Solicité que vinieran la madre de los hijos de Yabrán y los propios hijos varones para analizar el linaje paterno, junto con un perito médico y abogados por parte de la familia".
AY is dead
Los resultados de Corach no dejaron lugar a dudas. "Se prosiguió con el estudio y fue concluyente. Con todo el conjunto de datos que teníamos podemos establecer con qué probabilidad ese individuo es el dueño de los restos que corresponden al padre biológico de esos dos muchachos".
"Fue concluyente. El cadáver pertenecía a quien había sido el padre de esos hijos" con "un nivel de probabilidad extremadamente alto, mucho más que el 99,99%", precisa el genetista.
Como buen científico, Corach distingue lo que puede estrictamente probar de lo que no. "Yo lo que puedo confirmar, lo que realmente hice, fue formar la probabilidad de ese vínculo de un material cadavérico con dos descendientes cuyo apellido era Yabrán. Objetivamente no tengo otra prueba", subraya. En ese sentido, explica que no puede corroborar que el empresario se haya matado de un disparo en la cara porque no vio el cuerpo completo.
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De cualquier forma, aclara: "Fabricar una persona es difícil. No se puede inventar un perfil genético". "Sí, adhiero a que Yabrán murió en 1998", afirma para despejar cualquier tipo de dudas. La presión del caso hizo que todo el proceso de comprobación no demorase más de dos meses.
La contribución de Corach al fin del mito de Yabrán
Aun así, a quienes creen en conspiraciones no les alcanzará con la palabra de un científico. Corach lo analiza. "Lo que pasa es que pensar que una persona con una enorme fortuna y poder tome de pronto una medida drástica como esa hace sospechar. La fantasía es que debe estar en el Caribe tomando caipirinha, pero por ahí hay cuestiones personales del tipo (que lo llevaron al suicidio). Yo como científico me refiero a los resultados que obtenemos".
De todas formas, el experto se muestra orgulloso de otro hecho relacionado. "La prensa se encargó de estimular esa versión (de que seguía vivo) durante los primeros cinco años, hasta 2003. Después sucedió algo interesante. Una nota que me pidió hacer Mariano Grondona en la que filmaron durante horas (el laboratorio). Finalmente mostraron los restos cadavéricos de Yabrán que estaban en un conservador dentro de un freezer. Después de eso terminó todo", afirma sobre las versiones de una muerte fingida.
Es posible que quien desee volver a comprobar que el empresario está muerto todavía pueda hacerlo. "No sé si sus restos no están todavía en el laboratorio", señala, y confiesa que probablemente no verá el documental de Netflix sobre el caso Cabezas. "No me interesa mucho ninguna de esas plataformas de cine. Soy un científico. El resto no me calienta demasiado".