Adiós al último cartero de Correo Argentino: la historia de Roly, quien mantuvo a una ciudad conectada y fue despedido por Milei

En Santa Sylvina, todo el mundo conoce a Rolando Peralta porque es la persona que los mantenía conectados, pero el Gobierno lo despidió y ahora los vecinos se están organizando para pedir la reincorporación de quien se ocupaba de su correspondencia.

10 de mayo, 2024 | 00.05

Las cajas y sobres se amontonan en la oficina mientras crece la indignación de los vecinos de la localidad chaqueña de Santa Sylvina, que desde fines de abril se quedaron sin el único cartero de toda la zona por el ajuste del gobierno de Javier Milei en el Correo Argentino. Rolando Peralta se ocupó cuidadosamente durante 17 años de la correspondencia de los 18 mil habitantes del municipio, ubicado en el sudoeste chaqueño, pero ahora es una víctima de los centenares de despidos que implementó el Gobierno en su afán por achicar al Estado. Sin Rolando, la delegación completa quedó desmantelada por la motosierra.

“Me mandaron el mismo telegrama que le llegó a compañeros de todo el país, hablando de reestructuración. Es una barbaridad porque brindamos un servicio a la gente. Acá encima no hay ninguna reorganización, sino que dan de baja el reparto”, explicó Rolando en diálogo con El Destape. Él se emociona ante las muestras de solidaridad que recibe de los vecinos, que están empezando a organizarse para ayudarlo a que lo reincorporen  “La gente me envía audios para ver qué pueden hacer. Todo el mundo me conoce y tiene mi número porque siempre estuve en contacto con ellos. Si estaban esperando algún envío me escribían directamente. No sólo me limitaba a dejar el sobre o la caja correspondiente”, detalla.

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El despido de Rolando no fue uno más. Irrumpió en el día a día de miles. Era él quien les hacía llegar las boletas de luz, del Instituto de Vivienda con las cuotas de los planes habitacionales y hasta los paquetes que compraban por las distintas aplicaciones. Peralta entiende que Santa Sylvina tiene bien ganado el título de Capital del Gaucho “porque acá todo el mundo está atento de darle un mano al que lo necesita”. La localidad es la cabecera del Departamento de Fray Justo Santa María de Oro. “El pueblo más cercano que tenemos donde hay otra delegación de Correo Argentino es Coronel Du Graty, que está a 20 kilómetros. Ya para ir a una ciudad tenemos que recorrer 50 kilómetros hasta Villa Ángela”, precisa.

La bronca de Rolando se potencia porque a pocos años de ser considerado trabajador esencial durante la pandemia “ahora resulta que de golpe paso a ser alguien descartable”, contrasta y grafica la particularidad de su trabajo en tiempos del coronavirus. “Somos un pueblo de 18 mil habitantes y acá se cerró todo. No se dejaba entrar a nadie de afuera. Entonces tenía que salir de Santa Sylvina para ir a recibir la correspondencia. Nunca me quejé porque siempre tuve claro lo importante que es nuestro trabajo. Pero ahora nos pagan con despidos. Es muy ingrato”, se lamenta.

"Nunca quise dejar el correo"

Rolando valora su trabajo de cartero desde que empezó, allá por 2007. “Al principio estaba contratado por SEA, una tercerizada, y no me alcanzaba la plata. Hacía jornadas de cuatro horas. En realidad, ganaba mucho más cargando y descargando camiones, pero nunca quise dejar el correo”, recuerda.

“En 2012 ya sí pasé al Correo Argentino con jornadas de ocho horas y en blanco. Me puse muy contento. Me gusta el trabajo, relacionarme con los vecinos. Como yo soy nacido acá los conozco a todos. También disfruto cuando nos juntamos a hacer un asado con los compañeros del correo de otras localidades”, destaca.

El reparto se complica en verano. “Es muy duro el trabajo con temperaturas que superan los 40 grados. Algunas veces me enfermé por meterme a la farmacia a secarme la transpiración. El alivio de estar unos minutos con aire acondicionado después me hacía mal por el contraste de temperatura”, puntualiza. Con más o menos calor, Roly, como le dicen todos, hace unos 40 repartos en dos horas.

 El cartero de la Capital del Gaucho

"Somos bien de campo, acá a la hora de la siesta es un desierto", comenta Rolando cuando describe a su pueblo. De su padre aprendió el oficio de “tractorista y maquinista en terrenos en los que se trabaja con cultivos rotativos”.

Como hombre de pueblo, aprendió lo importante que es para sus habitantes estar conectados. Además, en la delegación de Correo Argentino de Santa Sylvina también llegan los envíos correspondientes a otros tres pueblos cercanos. “Recibimos los sobres y paquetes de Chirotis, Venados Grandes y Gato Colorado. Como soy consciente de lo importante que es para la gente saber si ya llegó lo que esperaba, también tienen mi teléfono y me escriben. Siempre fui consciente de lo que significa mi trabajo, que es un servicio”, se enorgullece.

En 2021 parecía que le llegaba un reconocimiento a su trabajo. “Me pusieron como jefe de la delegación, pero la verdad es que nunca me otorgaron la categoría que me correspondía por mi función. A la vez, por falta de personal tenía que hacer doble trabajo ya que seguía con el reparto porque no me designaron a nadie para hacerlo y no iba a dejar a Santa Sylvina sin cartero”, explica.

Hoy Rolando es uno de los centenares de trabajadores de todo el país que pelea contra los despidos en el Correo Argentino. “No se puede dejar a gente en la calle con la situación en que está hoy el país”, enfatiza Peralta, quien tiene siete hijos. “Cuatro ya se independizaron, pero tres todavía están en edad escolar, son chicos y preciso mi trabajo”, afirma.

Precisa un trabajo, que, a su vez, cumple un rol social en un pueblo en el que nació y con el que tiene sentido de pertenencia. “El país tiene que estar más comunicado, no menos. Los pueblos tenemos que crecer y vivir mejor, no empobrecernos”, dice con convicción. El plan de Milei en el Correo Argentino genera más desocupación y, en lo que a Santa Sylvina refiere, deja a una delegación al borde del cierre. Y sin cartero.