Así es la economía de los jóvenes en la era Milei: entre el mundo cripto y las apuestas online, buscan una salida individual

30 de enero, 2024 | 00.05

Argentina desde hace unos años es escenario de una compleja batalla cultural, un desplazamiento incesante de ideas que se alejan cada vez más de la lectura binaria y simplista del peronismo vs. antiperonismo. Este nuevo armado es más complejo e incorpora elementos de una época que no puede ser leída con categorías políticas y simbólicas del siglo XX. Los medios de comunicación y  las instituciones tradicionales perdieron el lugar de centralidad indiscutida que tenían como agentes de socialización y construcción de subjetividades. Las redes sociales, plataformas y nuevos espacios virtuales sustituyeron las viejas redes estructurales, erosionadas por la apatía hacia la esfera de lo público, y terminaron transformando los diferentes aspectos de nuestra vida cotidiana, desde consumos, gustos culturales, formas de entender la política, vínculo con el dinero, fuentes de información, o formas de utilización del tiempo.

El ascenso de Javier Milei en la arena local, así como lo fueron el de Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil y Vox en España, es causa y consecuencia de la puesta en marcha de un dispositivo de producción y difusión de ideas nivel global, nacidas de un paradigma comunicacional y cultural de superación individual de las condiciones estructurales de desigualdad, una trampa ideológica que permea las articulaciones socio-comunicacionales en medio de una crisis económica y de representación que afecta a los partidos tradicionales pero también a las instituciones ordenadoras del sentido social. A leguas se observa el trabajo minucioso de la derecha internacional, a través de sus innumerables fundaciones, think  tanks y medios de comunicación, especialistas en jugar con los miedos y esperanzas, y convertirlos en votos.

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Dentro de los sujetos sociales que actúan como vectores portadores y reproductores de este discursos en los diferentes espacios podemos identificar que los más activos y dinámicos durante la última década fueron los jóvenes, y en particular varones. Se observa cómo una porción significativa de este sector se mueve y organiza, en el mundo físico y digital, en grupos de pertenencia e identificación “manosféricos”, lo que significa la promoción de la masculinidad enfatizando la misoginia y un fuerte rechazo hacia las mujeres. La manósfera ha crecido en gran parte movilizada como reacción patriarcal al movimiento feminista, pero además como respuesta social a los malestares que provoca el proceso de socialización y construcción de la identidad de los adolescentes varones en medio de un mundo incierto, inseguro y violento que no les brinda las condiciones de desarrollo económicas y las oportunidades que el modelo de masculinidad exitoso pregonan. Con mucha facilidad consiguen atraer la atención y el interés desde edades más tempranas y su organización es cada vez mayor.

La identidad de los jóvenes en la era Milei

En estos escenarios los jóvenes tienden a construir sus identidades a partir de la individualización, el presentismo, la competencia, el dinero fácil, el éxito personal por sobre el valor de lo colectivo, y la libertad entendida exclusivamente como capacidad de consumo y desapego de la comunidad. En las redes sociales se encuentran miles de espacios virtuales, videos y conversaciones cuyos contenidos persiguen el objetivo de acreditar la valía masculina y el estatus social. Pero también se ofrecen en torno a estas fantasías seminarios, cursos, capacitaciones y talleres que predican sobre la posibilidad de ser tu propio jefe a través de incorporar las técnicas de las finanzas. Lejos de concentrarse solo en técnicas financieras estos espacios terminan moldeando emociones, deseos, y formas de comprender el mundo desde el riesgo como única manera de salir adelante. Más todavía si apuntan al público juvenil que es un momento esponja y  de formación de vidas adultas.

El relato social hegemónico entroniza al éxito económico, al dinero y a la fortuna como único fin posible, y para ello es clave el rol de los “referentes” o influencers que comparten tips y estrategias vinculadas al mundo de las finanzas, inversiones, apuestas, criptomonedas, bitcoins, entre otras cosas. Se vuelven populares en canales de YouTube, Tik Tok, o Instagram compartiendo cualquier método posible con el que se pueda ganar dinero fácil sin trabajar: desde el 'dropshipping' (venta de productos de mayorista), comercio electrónico, 'copytrading', apuestas, póker, alquiler en Airbnb, fondos de inversión, minería de criptomonedas o NFTs. Y por supuesto acompañan el relato con videos que muestran cuánto ganan en una semana, en un mes (en general en dólares), dónde viajan y cómo viven.

Muchos jóvenes fueron cooptados por el discurso más neoliberal relacionado con las inversiones bajo la lógica que establece una metodología para convertirse en hombres exitosos, millonarios, con fama y consumos lujosos. La mayor influencia para decidir probar suerte con estas nuevas actividades como son las apuestas online, con la incertidumbre económico y la inflación como pesado telón de fondo, surge de la propia dinámica grupal y la típica curiosidad juvenil. Y lo atrayente del fenómeno es que la lógica de pertenencia y aceptación en los grupos de iguales se ejerce en todos los aspectos de la vida adolescente y de la primera juventud, y reproduce este tipo de conductas incluso por fuera de los círculos y el mundo propiamente digital.

Blockchain, cripto monedas y asesoramiento financiero

Una estrategia muy frecuente es el copy trading  que permite a usuarios inexpertos en el mercados financieros copiar las posiciones abiertas y gestionadas por otros individuos más capacitados para generar inversiones.  En esta actividad son los varones jóvenes quienes muestran mayor interés. Según un estudio realizado por el Exchange de criptomonedas Bitget en 2023, con respuestas de 255.000 personas de 26 países del mundo, entre ellos Argentina, el 44% de los usuarios de criptomonedas tiene menos de 25 años y la popularidad reside en el hecho de que tienden a buscar recomendaciones de inversión en sus amigos, influencers favoritos y grupos de pertenencia. En algunos países del mundo se ha vuelta una actividad peligrosa y muchas celebridades, entre las que podemos nombrar a la actriz Lindsay Lohan y el rapero Soulja Boy, fueron sancionadas por patrocinar activos sin tener conocimientos legítimos.

Una encuesta de Forbes Advisor realizada en enero de 2023 muestra que alrededor del 80% de la Generación Z y los millennials siguen consejos financieros en redes sociales, y la mitad afirmó haber ganado dinero. En relación a las criptomonedas son los grupos Millenials y generación X quienes concentran más del 50% de la tenencia cripto, y están más familiarizados con lo que ofrece el Blockchain. No resulta para nada extraño que sean estas generaciones más abiertas a las tecnología, a las herramientas financieras digitales, y a buscar alternativas de inversión teniendo en cuenta la situación económica crítica del modelo de trabajo, producción y consumo universal, y la desconfianza que existe con las instituciones bancarias tradicionales, sobre todo después de la crisis de 2008.

Un ejemplo paradigmático es el Bitcoin, que nació como un proyecto ciudadano de moneda no gubernamental, una forma de intercambio creado por libertarios anarco-capitalistas, una suerte de plutocracia contracultural que funciona como organizadora social de una economía especulativa que ha ido desplazando a las economías basadas en la producción, el trabajo y el comercio. Esta moneda es especialmente popular entre las personas más jóvenes por su simbología digital, rebelde, y vanguardista. No obstante al ser un “activo especulativo” sin respaldo, su precio es fluctuante. Actualmente el Bitcoin, así como otras monedas virtuales, funciona como el canal de ingreso directo al mundo de los casinos online, las apuestas deportivas, las estafas piramidales, el mercado paralelo de divisas, todo un universo comunicacional cultural y político que se liga al antiestatismo y los preceptos liberales más ortodoxos. En el informe de Bitget justamente se consulta si en el marco de una elección se evalúa a los candidatos en base a propuestas sobre la regulación del mercado de criptomonedas. Llamativamente más de un cuarto de los jóvenes pertenecientes a la Generación X y Millennials respondieron afirmativamente, a diferencia de otros grupos etarios que ponderan otros factores en su decisión política.

La conjunción entre cultura digital y el sistema de valores individualistas y monetaristas funciona como un caldo de cultivo perfecto para este tipo de actividades e ideas políticas que se observan cada vez con más frecuencia, y comienzan a naturalizarse en los espacios juveniles. Esto ocurre al tiempo que para las generaciones más adultas resulta dificultoso poner límites o comunicar los riesgos que implica. Se trata de una industria que ha crecido de manera preocupante y empieza a ser tema de investigación a nivel mundial por sus implicancias socioculturales, educativitas y de salud mental.

Las apuestas online y el crecimiento de la ludopatía juvenil

La industria del juego y de las apuestas online, en medio de un mercado laboral precarizado y un sistema materialista y consumista, es otro de los grandes focos de preocupación por el crecimiento de los casos de ludopatía juvenil. Más aun sabiendo que en Argentina no existe una ley federal que regule el mercado, sino que cada provincia tiene sus propias normativas. Por otro lado se sabe que existen portales legales que cumplen con la prohibición a menores de 18 años, pero una porción significativa funciona en la ilegalidad y no exige ningún método de verificación al momento del registro. La comunidad apostadora ha llegado a colonizar la conversación en redes sociales, pero también se ha trasladado a espacios de socialización vertebrales como las escuelas y los clubes de barrio, sobre todo vinculado al mundo del deporte y del fútbol.  Los jóvenes juegan y apuestan online sin control durante las 24 hs., incluso mientras están en clase o al momento del recreo cuando prefieren quedarse con el grupo en el aula jugando en línea. En algunas provincias como Mendoza desde la Dirección General de Escuelas han comenzado a trabajar en programas y herramientas de prevención de consumo problemático focalizando en este tema que constituye un fenómeno social preocupante y novedoso.

Los estudios indican que la mayoría de los apostadores online son jóvenes menores de 35 años, y los hombres juegan online más del doble que las mujeres. Las razones son múltiples pero la base de aproximación son: el uso permanente del teléfono y las herramientas digitales, y el acceso fácil a dinero a través de billeteras virtuales como Mercado Pago que actualmente permite a menores entre 13 y 17 tener una cuenta. A esto se suma la proliferación permanente de publicidades sobre casas de apuestas en todos lados (medios, redes, vía pública), incluso algunas patrocinadas por clubes deportivos, como Boca Juniors, estrellas internacionales e influencers. Muchas veces son los propios periodistas deportivos quienes cobran en dólares a cambio de publicidad para casas de apuestas y comparten sus combinadas en sus perfiles de redes sociales o en los programas que condicen invitando a los seguidores a sumarse.  Una casa muy conocida es Bet Warriors, que permite apostar en más de 300 mil eventos deportivos en vivo y más de 280 juegos de casino online. Esta firma es promocionada por Morena Beltrán y Juan Pablo Varsky e incluso ha llegado a auspiciar a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), a la Confederación Argentina de Hockey (CAH), a la Asociación Argentina de Tenis (AAT) y  fue sponsor del último Argentina Open.

En algunos países del mundo se observa con preocupación la decisión de abandonar el colegio, no estudiar una carrera o dejar sus trabajos para dedicarse tiempo completo a apostar o ser traders de criptomonedas. Estos caminos se ven apalancados por la explosión de grupos de Telegram y Whatsapp, y los contenidos en YouTube e Instagram, junto a las campañas agresivas de publicidad  que incentivan a millones de jóvenes a incursionar en el mundo de las inversiones  a ciegas, casi sin formación ni experiencia, por mera especulación bajo la idea de hacerse ricos en la menor cantidad de tiempo posible. Muchas veces lo hacen utilizando el dinero de sus padres, de las apuestas o endeudándose.

El modelo reprimarizante y de financiarización de la economía que propone el gobierno de Javier Milei, a la par de la reducción del rol Estado y su soberanía, encaja como anillo en el dedo en estas formas de pensamiento y cultura de época. El sector especulativo, que generalmente responde a compañías privadas e intereses foráneos, reemplaza lentamente el modelo productivo e industrial que ha sido históricamente el motor principal del empleo y la riqueza. El desafío del futuro, ante una cultura que ya parece haber transformado las subjetividades y los vínculos sociales, será entonces lograr poner un límite gubernamental y político al avance la plutocracia.

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Fabiana Solano

Mi nombre es Fabiana Solano y tengo 34 años. Soy socióloga egresada de la UBA y casi Magister en Comunicación y Cultura (UBA). Digo ‘casi’ porque me falta entregar la bendita/maldita Tesis, situación que trato de estirar con elegancia. Nunca me sentí del todo cómoda con los caminos que me ofrecía el mundo estrictamente académico. Por eso estudié periodismo, y la convergencia de ambas disciplinas me dio algunas herramientas para analizar, transmitir, y explicar la crisis del 2001 en 180 caracteres. Me especializo en culturas y prácticas sociales, desde la perspectiva teórica de los Estudios Culturales. Afortunadamente tengo otras pasiones. Me considero una melómana millennial que aprovecha los beneficios de las múltiples plataformas de streaming pero si tiene que elegir prefiere el ritual del vinilo. Tengo un especial vínculo con el rock británico (siempre Team Beatles, antes de que me pregunten), que se remonta a mis primeros recuerdos sonoros, cuando en mi casa los domingos se escuchaba “Magical Mistery Tour” o “Let It Be”. Además soy arquera del equipo de Futsal Femenino de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), rol que me define mejor y más genuinamente que todo lo que desarrollé hasta acá. Por supuesto que la política ocupa gran parte de mi vida y mis pensamientos. Por eso para mi info de WhatsApp elegí una frase que pedí prestada al gran pensador contemporáneo Álvaro García Linera: “Luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se acabe la vida, ese es nuestro destino”.