A dos horas de la Ciudad de Buenos Aires se puede visitar una reserva natural que es también archivo de la historia del país desde el virreinato. En la isla Martín García estuvieron presos los presidentes Yrigoyen, Perón y Frondizi, por ellos también se la conoce como “isla YPF”.
La conexión de la isla con el continente beneficia, aparentemente, a todos. Gracias a que comparte el basamento rocoso con Tandil y el sur de Brasil, funciona allí un sismógrafo que detecta movimientos de placas tectónicas en el cono sur de América. Es también un espacio de investigación de especies autóctonas, como parte del conjunto de ecosistemas que se relaciona con la selva misionera. Pero también desde Martín García salió la piedra para gran parte de los adoquines de Buenos Aires, Rosario y San Nicolás.
Con la campaña al desierto, las familias de terratenientes podían solicitar indígenas mujeres que eran llevadas a la fuerza y ser dueños de su futuro. Para los varones era más fácil conocer su destino: si los llevaban a la isla los mataban.
Es que los presos políticos del siglo pasado no son los únicos que estuvieron allí, hacia fines del siglo VXIII quienes estaban privados de su libertad en la isla picaban la cantera día tras día para abastecer las calles de Buenos Aires. Años después de que esta práctica terminara y mientras el territorio se usó para prácticas militares, allí se creaba un espacio único para el descanso gracias a las corrientes de agua que ingresaron la cantera y formaron lagunas rodeadas de verde.
Hoy se puede seguir disfrutando de la naturaleza en el lugar, hay opción de alquiler de bicicletas para quien quiere recorrer los senderos en un día y a otro ritmo, pero también se puede salir de la isla en kayak para conocer los alrededores y verla desde el agua. Para conocerla a pie se necesita un poco más de tiempo, y la isla ofrece un espacio designado para quienes quieran ir a acampar y cuenta con un hostel con parrilla.
Cómo es vivir en la isla
Aunque es el lugar ideal para pasar el fin de semana, Martín García está poblada por familias que llevan generaciones ahí. El habitante más viejo nació en 1939 y en el Servicio Militar lo enviaron allí, cuando él tenía 20 años y la isla aún no era una reserva natural.
Su historia la contó a El Destape su hija Viviana, quien hoy trabaja como guía local en la isla y eligió quedarse a criar allí a sus hijos.
Domingo Ramón Aranda había vivido en Navarro toda su vida y tenía experiencia en el campo, así que al finalizar la conscripción le ofrecen quedarse y le dan un trabajo en el tambo. Como a otras personas se le dio casa y trabajo. Formó familia con una turista que llegó a la isla y eligió quedarse a vivir ahí.
Los menos de 200 habitantes estables no pagan luz, agua, ni alquiler. El terreno es cedido por un tiempo desde la Provincia y no sobra, porque tampoco sobran los puestos de trabajo en una reserva natural.
Aunque muchas familias eligen quedarse ahí, no existen más de cuatro isleños natos en la Martín García: dos meses antes de parir, las embarazadas tienen que viajar al continente hasta que el pediatra autorice que viajen a la isla con sus bebés recién nacidos y vacunados.
Vivir en la isla ayuda a ser más organizado: la leña se junta con antelación, la comida se planifica y quienes usan artículos de limpieza de una marca preferida tienen que acostumbrarse a que a veces no esté o abastecerse en viajes al continente. En pandemia era el director de la isla quien llevaba todo lo que las familias necesitan para vivir en viajes bisemanales en lancha.
Hoy existe un colegio secundario con orientación en turismo, pero hasta hace unos años los adolescentes iban a estudiar a Buenos Aires lejos de su familia. Cuando Don Aranda eligió quedarse allí no había mucho, solo la promesa de que en el traspaso legal de isla que estaba a manos de la Armada la Provincia iba a poder quedarse.
Hoy, quienes quieran seguir el mismo camino deben presentar un proyecto que incluya un beneficio para el territorio o la comunidad y el área correspondiente les brindará una respuesta, que en caso de ser positiva incluye un lugar para vivir.
Cómo visitar la isla Martín García
Cuando los isleños hablan de viajar a Buenos Aires se refieren a ese lugar como “el continente”, para hacer el camino inverso como visitantes o turistas hay salidas los fines de semana desde Tigre y desde Puerto Madero.
El equipo de El Destape llegó con una invitación de Sturla Viajes. Con esta empresa, el viaje de un día que incluye la navegación, una parrillada en el almuerzo con menú apto vegano y apto celíacos, y una excursión para conocer los lugares históricos de la isla antes de recorrerla con más libertad vale menos de $10000 por persona y tiene descuentos para menores de 5 años.
En un día se puede conocer parte de la historia del lugar, a sus habitantes, hacer senderismo en un área protegida y planificar cuándo volver para conocer todavía más de las 186 hectáreas que guardan más de 500 años de historia.