Pese a la resistencia cultural, el rechazo y la desinformación, un grupo de productores locales avanza a paso firme en una nueva actividad: la producción de insectos para consumo humano y animal en Argentina.
Se trata de unas seis pequeñas empresas argentinas que recientemente formaron la Cámara Argentina de Productores de Insectos para Consumo Humano y Animal (CAPICHA), con el objetivo de impulsar la reglamentación de la actividad en el país.
"Hoy el mayor problema que tenemos es que la actividad no está regulada y por eso la facturación es cero, porque la harina de insecto no está en los decretos reglamentarios del Senasa", explicó a El Destape Diego Zabala, coordinador y referente fundador de CAPICHA.
En ese escenario, el Senasa organizó hace dos semanas un encuentro virtual que nucleó a los productores de insectos para consumo humano y animal con el propósito de afianzar la actividad en el país. El primer paso, más próximo, será avanzar en su reglamentación para consumo animal, mientras que la reglamentación para consumo humano quedará para más adelante.
La polémica no estuvo ausente en el evento. Tanto fue así que el zoom de los expositores fue interrumpido durante algunos instantes por un hackeo que derivó en la proyección de frases como "Milei 2023" y "qué ganas de comerme una cucaracha".
MÁS INFO
La producción de harina de grillo para consumo humano
Sin embargo, los productores locales como Zabala rechazan de plano estas visiones burlescas y dicotómicas. "Esto no busca reemplazar a nadie. No es que vamos a comer grillo en vez de vaca. Se busca una forma alternativa o complementaria a la alimentación, contribuyendo con un tipo de proteínas".
De hecho, lejos está esta actividad de elaborar grillos o larvas bañados en chocolate como si fuera comida gourmet, tal cual diría la imagen común. En cambio, la única producción prevista para consumo humano es la de harina de grillo, a la que se le añade, para consumo exclusivo de animales, la producción de larvas de mosca y de larvas de escarabajo.
La harina de grillo no tiene un gusto particular a nada, explican desde CAPICHA, sino que su elaboración obedece más bien a sus propiedades nutricionales: "Del 100% del grillo, un 60% es proteína", resaltan.
También destacan que el 100% del grillo es comestible, contra solo un 40% de la vaca, y que el cultivo de grillos requiere de mucha menos huella hídrica que la ganadería, por lo que la producción de insectos también resulta beneficiosa para el medioambiente.
Las cifras del cultivo de insectos
Hoy en día solo hay aproximadamente una decena de empresas en Argentina dedicadas al cultivo de insectos para consumo. Por lo tanto, es actualmente una actividad embrionaria, que genera como mucho 50 puestos de trabajo locales.
Aun así, su potencial es mucho más grande. En la cámara calculan que para 2030 habrá unos 30.000 puestos de trabajo globales, entre directos e indirectos, que estarán dedicados al mercado de insectos y que la harina de insectos facturará 7.000 millones de dólares en todo el mundo para 2025.
Hoy, la harina de grillo es una commodity que se exporta a 20.000 dólares por tonelada, unas 40 veces más que la tonelada de soja. También hay otros dos productos de exportación: el aceite de insectos y un tercero elaborado a partir de restos no utilizados de insectos.
Zabala admite que "en Argentina hay una barrera cultural", por lo que, a priori, CAPICHA apunta a exportar el 100% de su producción. De todos modos, en la cámara no descartan que las grandes empresas agroalimentarias locales decidan a futuro incorporar la harina de grillo como insumo parcial a sus productos. De hecho anticipan que una de las mayores compañías de alimentos del país ya se contactó con ellos y manifestó su interés.
MÁS INFO
Presente y futuro de la actividad
Argentina no es pionera. En América Latina, Brasil, México, Colombia y Costa Rica ya reglamentaron la producción de insectos para consumo. Pero la vanguardia proviene de Asia, donde la harina de grillo es un insumo relativamente habitual en países como China, India o Tailandia. Tanto es así que varias embajadas asiáticas alentaron a CAPICHA a lograr la reglamentación.
Por ahora, Senasa formó una subcomisión de reglamentación de harina de insectos con el fin de trabajar en la aprobación de la actividad para consumo animal.
La reglamentación para consumo humano deberá darse mediante reformando el código alimentario argentino mediante la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) o el Instituto Nacional de Alimentos (INAL). Pero eso vendrá en una etapa posterior.