Hay varios momentos del mandato de Néstor Kirchner que quedaron en la historia. Entre las fotos más conocidas de todo su recorrido es la imagen en la que lo capturaron mirando a George W. Bush en medio de la Cumbre de las Américas. Firme, pensativo. Mientras la reunión pasaba, las calles de Mar del Plata estaban inundadas de militantes en contra del ALCA. Para acompañar este freno a las políticas de Estados Unidos, hubo una contracumbre en la misma ciudad. Sin autos de lujos, ni aviones. Allí, los referentes llegaron en tren. El tren del Alba.
“Fue un antes y un después en mi vida”, recordó Maria Elena Naddeo, Directora de niñez y género de la Defensoría del Pueblo en Ciudad, en charla con El Destape. Fue una de las cientos de personas que se subieron al tren en Constitución con la esperanza de cambiar el rumbo de una decisión que, en ese contexto, parecía establecida. “Veníamos de un momento en el que se había perdido la esperanza en la política. De De La Rúa, de Menem. Teníamos una idea de lo que queríamos y ahí empezó todo”, sostuvo.
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Estados Unidos y México querían respaldar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. el ALCA. La aceptación de ese acuerdo significaba, una vez más, caer en los pedidos de Estados Unidos. Sin embargo, el 5 de noviembre de 2005, la Cumbre de las Américas en Mar del Plata dio un cambio rotundo. “Patotear con una simple mayoría, ideas que tienen tanto que ver con la vida de nuestros pueblos, ayuda muy poco a la convivencia de los pueblos”, tiró Néstor Kirchner en el estrado. Cerca, Lula Da Silva y Hugo Chávez. Los dos reían. La frase ese día, los trabajos y la unión que consiguieron los líderes le dieron inicio a otra forma de pensar América del Sur. La Patria Grande.
“En el tren viajo con nosotros Evo Morales. Que hasta ese momento era un dirigente del MAS. Tenía intenciones de ser presidente, pero todavía no lo había sido en Bolivia”, recordó Gustavo López, actual vicepresidente del ENACOM, y que fuera parte de los pasajeros. El tren salió de Constitución cerca de la medianoche del jueves 4 de noviembre. Eran cinco vagones de El Marplatense que estaban a tope. La idea de Miguel Bonasso se había convertido en realidad y, en una formación de cinco vagones, se dirigía el futuro presidente de Bolivia -y pieza clave en el armado de la Patria grande-, un grupo de militantes, dirigentes, actrices, actores, políticos, músicos, referentes sociales y, entre todos ellos, Diego Maradona.
La llegada de Diego Maradona al tren fue clave. Quince años más tarde, es más complicado entender la fuerza que generó la llegada del astro al tren. Rodeados de cámaras, de la sala de prensa se hizo difícil, entre seguridad, fanáticos y militantes la llegada al vagón se hizo pesada. Sin embargo, ahí se subió Diego (que en ese momento tenía un programa en Canal Trece) y significó un apoyo muy fuerte para la movilización. “Se la jugó muchísimo esa vez. Además vino, subió al tren, saludó uno por uno. Es uno de los recuerdos que quedan”, añadió a este medio Naddeo y agregó: “Fue una imagen impactante y que conservo en la retina. Esa y el discurso de Chávez en el Estadio”. Atrás de Maradona, Emir Kusturica, quién realizaba el documental sobre el diez. La noche fue larga.
“Estuvimos toda la noche cantando, hablando. Con Maradona ahí, presente. Desde canciones de cancha hasta canciones de Silvio Rodríguez. Fue increíble”, rememoró el vicepresidente del ENACOM. No solo fue el viaje. Tras la llegada a la Ciudad, hubo un cambio de clima. “Caminar por las calles y ver que lo que se estaba formando era grande. Nos aplaudían desde los balcones. Teníamos a la gente con nosotros”, recordó a este medio.
Ese viaje en tren, que terminó con un discurso para una multitud en Mar del Plata quedó marcado en la memoria de varios. “Viéndolo a la distancia, es uno de los momentos que más me apasiona. Porque diría que esa unión latinoamericana era algo impensado y ahora uno piensa que podría ser hasta el abrazo de Bolivar y San Martín”, reflexionó López. Por su parte, Naddeo subrayó: “Después de ese día, todos los que volvíamos sabíamos que habíamos vuelto bolivarianos y que la Patria Grande era un hecho”.