Cansada de trabajar para otros y con la urgencia de tener que alimentar a su hijo, Vanesa abrió un local solo atendido por mujeres para ayudar a madres solteras, mujeres que atravesaron situaciones de violencia y jóvenes que quieren estudiar. Hoy tiene 4 sucursales, 30 empleadas y el emprendimiento es un éxito . Con una decisión atravesada por su propia historia -sufrió violencia económica por parte de su exmarido, con quien tenía un emprendimiento similar-, “Las Chicas” permite que las mujeres se organicen entre las tareas de cuidado, crianza y el trabajo, para poder tener su propia independencia.
La marca nace en junio de 2021, cuando tenía 33 años, luego de su separación, proyecto que emprendió con su hermana. Lo que empezó como un sueño de una sola sucursal se amplió hasta tener 4 locales: Ramos Mejía, San Martín, Villa Libertad y 3 de Febrero. En cada sede trabajan de 5 a 10 mujeres, abren todos los días desde las 7 de la mañana hasta las 14.
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Atendida solo por mujeres
Cuando Vanesa se separa por segunda vez del papá de su hijo y debe afrontar deudas y la crianza del niño en soledad, cansada de trabajar para otro, decidió fundar una verdulería que emplee solo a mujeres. Ella había trabajado en el rubro unos años atrás con su exmarido, pero tras la ruptura, el hombre se quedó con el local físico y la camioneta. Medios que ella misma había conseguido. La urgencia y la necesidad de tener que alimentar a su hijo, fueron el impulso para lanzarse a abrir un local junto con su hermana. Al principio hacían envíos por encargo, luego fueron creciendo.
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“Usé todo lo que aprendí trabajando en el rubro, luego de la pandemia las ventas aumentaron y alquilamos un local”, dice Vanesa que en ese entonces se dio cuenta, por experiencia y por la situación que atraviesan muchas amigas y conocidas, que generalmente las madres son las que se ocupan de cuidar a sus hijos ante separaciones y casi siempre es difícil encontrar un trabajo estable. Ese fue el disparador para tomar una decisión fundante: solo iba a trabajar con mujeres.
Cuando comenzaron con su hermana se turnaban para cuidar a sus hijxs y poder trabajar. “Nos pusimos Las Chicas porque nos nombraban así cuando íbamos con mi hermana al Mercado de Tres de Febrero, es un mercado al que mayormente van hombres”, cuenta sobre el nombre del emprendimiento.
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Según información del Observatorio de las Violencias y Desigualdades por razones de género, las mujeres están más expuestas a trabajos precarios, sin acceso a la seguridad social ni al resto de los derechos laborales. También detalla que se registró una tasa de desocupación del 7,8%. Sumado a esto, las mujeres realizan más del 75% de las tareas domésticas no remuneradas. El 88,9% participan de estas tareas y les dedican en promedio 6,4 horas diarias. Mientras tanto, sólo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que les dedican un promedio de 3,4 horas diarias.
“Las Chicas”, se convirtió en un emprendimiento que permite que las mujeres se organicen entre las tareas de cuidado, crianza y el trabajo, para poder llegar a fin de mes. “Es muy difícil para las madres solteras mantener el hogar, la economía, también pensamos en las chicas que recién salen del colegio y quieren estudiar”, cuenta Vanesa y suma que lograron crear un buen clima de trabajo y compañerismo, lo que hace que puedan irse cubriendo entre ellas si lo necesitan.
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La organización contra el miedo
“Creo que Dios no pone una mochila más pesada que la que podamos llevar, además cuando sos mamá sacás fuerza de donde sea”, afirma Vanesa que muchas veces pensó que era la última y que no iba a poder, pero su hijo fue la razón para seguir adelante. Es por eso que alienta a otras mujeres a animarse.
“Una de las chicas que empezó a trabajar con nosotras se recibió de azafata. Esa posibilidad de estudiar y trabajar al mismo tiempo no pasa siempre”, recuerda Vanesa, emocionada con esa historia de vida que es una entre las varias trabajadoras que pasaron por los locales estos 3 años. También resalta que se van contentas y eso es gratificante para ella “una de mis primeras empleadas, era vendedora ambulante y ahora es encargada de la sucursal más grande que tengo es un gran crecimiento personal y laboral” . La idea de Vanesa es que todas crezcan y tengan esa oportunidad.
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Cuando empezó, recuerda que muchos varones no le tenían fe o la miraban mal, ya que se trata de una actividad muy masculinizada, sobre todo ir a los mercados y gestionar la empresa. Además de ser mujer, es joven, pero hoy le piden que no ponga sucursales en lugares que ellos están. Sobre esto se ríe, lo toma con liviandad porque considera que son las reglas del juego y nada la acobarda ya. “Me ayudan mucho, hay mucho compañerismo en el sector, una solidaridad increíble que agradezco mucho”, concluye.