Oscar Franco es el autor de una particular escultura en tamaño real de Diego Maradona realizada con amortiguadores, engranajes, cadenas y todo tipo de fierros que le aportaron mecánicos de su barrio, Villa Fiorito. Tal como lo soñó, su obra se inauguró precisamente en la estación del barrio en el que nació y se crio el ídolo. Y el día elegido para la presentación fue el 30 de octubre, en el marco de los festejos a 64 años del nacimiento de D10S.
A partir del material reciclado con el que trabajó durante dos años, la obra de Oscar Franco realza la emblemática imagen en la que Maradona domina la pelota con el muslo derecho. La escultura quedó enclavada en una base que le da altura en la esquina de Murature y Pilcomayo. A metros del cartel de Fiorito, que tiene pintada la "i" y la "o" de celeste y blanco para destacar al 10.
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“Tengo amigos mecánicos de motos, que siempre fueron mi pasión. Y también a los que le llevó a arreglar la camioneta. Cuando les conté lo que estaba haciendo, todos colaboraron”, explica Oscar, quien nació hace 51 años en Fiorito, de donde nunca se fue.
Su madre Mercedes lo interrumpe y le recuerda que la escultura de Diego a ella le costó un canasto grandote. “Yo ahí había tenido a mi loro. Un día me pongo a buscar el canasto y no lo encuentro por ningún lado. Cuando le pregunto a Oscar, me miró como quien había sido descubierto, con su cara ya me dio a entender que había servido para alguna pierna de Maradona”, cuenta divertida. Mercedes es correntina al igual que Don Diego y Doña Tota. Una historia migratoria común.
La Esquina de Franco
Para Oscar Franco, la escultura es un arte que practica en los tiempos libres que le deja su verdadero oficio, el de gastronómico. Hace diez años tiene una pizzería en una esquina de Fiorito.
“A los 13 años empecé en el rubro como empleado en una pizzería céntrica de Lanús. Había terminado la primaria y en esos años la secundaria no era obligatoria. Preferí trabajar que seguir estudiando. Pensé que iba a aguantar a lo sumo dos meses porque no me causaba gracia, a esa edad, trabajar sábados y domingos”, recuerda. Sin embargo, la cosa duró bastante más de lo que pensó: 26 años. “Pasé por todos los puestos, desde piletero hasta encargado, pasando por ayudante de cocina y mozo, hice de todo”, se enorgullece. Un día, los hijos de los dueños históricos quedaron al mando y decidieron despedir al personal con muchos años de antigüedad. “Con la plata de la indemnización decidimos con mi mujer abrir nuestra propia pizzería en el barrio”, explica.
El proyecto de “La Esquina de Franco” se materializó en base al local que tenía su madre, en el que en 1981 había abierto un Copetín al Paso. “En ese tiempo, la gente antes de ir a trabajar tenía la costumbre de tomarse algo, una ginebrita o algo así. Mis viejos abrían a las 5 de la mañana. También hacían sandwiches de milanesas, todo lo que fuera para comer rápido. Había un ventanal y un mostrador para que se apoyaran”, grafica Oscar.
Pizza, comidas y esculturas
Junto a su esposa Gabriela, Oscar amasa pizzas y también elabora todo tipo de comidas. En las paredes del negocio, se combinan referencias a Fiorito con guitarras de hierro que Franco hace en sus tiempos libres.
“Con lo de las esculturas empecé hace unos siete años. Me encanta soldar y es una terapia encerrarme en mi tallercito de tres por dos. Empecé haciendo motos chiquitas y seguí con las guitarras. Para mí son dos pasiones. Me gusta mucho el rock. Una de las guitarras que hice se la regalé a los chicos de La Renga. En un video se los ve tocando con mi escultura de fondo”, destaca.
Además de ofrecer pizza y comidas, más o menos cada tres meses en La Esquina de Franco hay show. “Traemos bandas de rock que es lo que me gusta a mí, o de cumbia, que es lo que más les gusta a los vecinos. Se nos ocurrió un domingo que fuimos a La Boca con Gabriela, vimos la joda que se armaba en las cantinas y dijimos que teníamos que hacer lo mismo en Fiorito”, relata.
Maradona y Fiorito
El 19 de octubre La Esquina de Franco tiró la casa por la ventana para festejar los diez años de la pizzería. La estrella de la noche fue el descubrimiento de la escultura de Maradona. Entre los comensales hubo invitadas de honor: tres hermanas de Diego, que se enteraron a través de un pariente que vive en Fiorito y no se lo quisieron perder.
“Mi amigo y vecino Martín Ríos estaba en la casa con Fernando, que es hijo del primo hermano de Maradona. Martín le comentó a Fernando que yo estaba haciendo la escultura y se cruzaron a casa para verla. Fernando se enganchó y dijo que les iba a avisar a las hermanas de Diego”, detalla Franco.
Así fue que el día del festejo las hermanas de Maradona Ana María, Claudia y Kity ya estaban en Fiorito a las 8 de la noche. Comieron, bailaron y se emocionaron con el homenaje a Diego en su propio barrio. “Se portaron diez puntos con nosotros, se quedaron hasta las 12 de la noche. Estoy súper agradecido. La fiesta duró hasta las 5 de la mañana. Pude unir mis dos pasiones, la de la gastronomía y la de mostrar el arte que hago con tanto cariño y que me permitió reconocer a nuestro vecino ilustre”, describe. Su amigo también de Fiorito Javier Cabañez fotografió el evento.
En el marco de las repercusiones por la muerte de Maradona es que Oscar sintió la necesidad de hacer una escultura. “Sentí que lo reconocían en todos lados, en Italia, en todo el mundo. Y que nosotros los de Fiorito tenemos que tener un agradecimiento especial por él, que nos puso en el mapa, que hizo que todos hablaran de Fiorito”, destaca y ejemplifica: “el día que falleció, Fiorito estuvo primero en las búsquedas de google”, completa.
Cuando se enteró que el Municipio de Lomas de Zamora preparaba un festejo especial para este 30 de octubre, Oscar se puso en contacto y pidió permiso para instalar su obra en la estación de Fiorito. Así fue que el día del cumpleaños de Maradona, por la mañana, cargó la escultura en la camioneta junto a su equipo para soldar. Se puso codo a codo con los trabajadores municipales a colocar y amurar su tributo a Diego. Hecho en Fiorito, con materiales donados por vecinos de Fiorito. Y colocado en la estación de Fiorito.