Gualeguaychú tiene la única empresa del país y América Latina que construye vehículos no tripulados que pueden ser manejados a distancia. Esos robots, en casos, han sido enviados a la Antártida, para ser soporte de importantes investigaciones que realizan científicos argentinos y de otros lugares del mundo. La compañía se llama American Robotics y se instaló en la provincia hace pocas semanas, luego de ser presentada en Puerto Madero, Buenos Aires. Tiene como principal referente a un diseñador multimedial entrerriano y emplea a mano de obra local, generando fuentes de trabajo y cubriendo un nicho que estaba desocupado y que ahora tiene demanda de diversos puntos del planeta.
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Sebastián Mirich es diseñador y creó hace 20 años Mirich Seguridad Electrónica, una firma dedicada a obras de implementación de tecnología, como el control de fronteras, centros de monitoreo y la colocación de cámaras de seguridad en patrulleros y vía pública, tanto para gobiernos como para industrias. En ese contexto, se fue inclinando lentamente hacia la robótica y creó Skúa -bautizado de esa manera en honor a un ave antártica-, un dispositivo destinado a colaborar con el trabajo de científicos de la Base Marambio, a través de la detección de posibles peligros en un entorno hostil. Su éxito le permitió encarar un nuevo desafío y convertirse en el CEO de American Robotics, que se centra específicamente en equipos tecnológicos no tripulados.
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"Soy un poco inquieto y venía trabajando con tecnología, entonces ya nos habían pedido cosas similares. Nosotros ya detectábamos la necesidad de que hubiera un robot autónomo que haga tareas y saque del peligro a la gente. En pandemia, que tuvimos más tiempo y cabeza, empezamos a diagramar y dibujar e hicimos prototipos. Por suerte todo fue evolucionando y ahora estamos muy bien, nos van conociendo. Firmamos convenios con el Ejército, con la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y el Conicet. Hicimos un buen equipo de trabajo", explicó Mirich en contacto con El Destape. Y agregó: "Arrancamos nosotros, financiando prototipos, nos presentamos en un par de planes y hace dos años salió un aporte que nos permitió recuperar una parte. Luego de eso decidí asociarme con tres ingenieros, para tener más capital".
Skúa fue el puntapié de todo. El robot facilita la labor de especialistas en momentos donde las temperaturas bajo cero impiden el desarrollo de determinadas acciones. Toma muestras, analiza flora y fauna y, lo más importante, tiene la capacidad de trazar caminos seguros, dado que con un georadar visualiza grietas que pueden ser de 100 o 150 metros de profundidad y que representan un grave peligro para los seres humanos. Mide cerca de 1,40 metros de largo, 0,70 de ancho y 1,40 de alto, y pesa cerca de 300 kilos. Cuenta con sensores que relevan datos que son enviados a un centro de control para su monitoreo y que brindan precisiones en cuestiones climáticas como la temperatura, la humedad y la contaminación del aire.
Tras el éxito de su diseño, el creador entrerriano decidió centrar una completa unidad de negocios nueva en los equipos tecnológicos no tripulados. El impacto de su trabajo trajo como consecuencia que, ya en la nueva compañía, se avance con el diseño de Skúa II, que será enviado a la Antártida durante este verano. Será más grande, dado que medirá más de 2 metros de largo por 1 metro de ancho y pesará el doble de su antecesor. Además, tendrá más autonomía gracias a un generador de combustible y agrega innovaciones, como ganchos que permite su traslado por helicóptero de un lugar a otro. "Saldrá de Gualeguaychú el 24 de febrero, irá vía terrestre hasta El Palomar y luego en un Hércules a la Antártida. Luego volverá para recopilar su información y hacerle mejorar en inteligencia artificial".
Por el momento, American Robotics tiene como sede un espacio de Mirich Seguridad Electrónica, pero pronto abrirá su nuevo predio. "Estará ubicado en la zona de la Terminal, tendrá 5 mil metros cuadrados y contará con investigadores, ingenieros -en robótica, en mecatrónica, electrónicos, mecánicos y de otras ramas-, gente de ensamble y testing, especialistas en software, programadores y personal administrativo. Planificamos empezar con unas 20 personas, pero progresivamente iremos trayendo nuevo personal, porque seguramente la demanda será importante. Calculamos tener de 100 a 120 personas en total", explicó el CEO de la empresa.
No es Skúa el único proyecto en el que se trabaja. A la par, nació Mula, una base multipropósito que puede transformarse en robot bombero, con camillas para traslado y hasta portar armas. "Es una plataforma inteligente que se transforma según la necesidad. Eso lo presentamos en una feria en Río de Janeiro, donde empezamos a hacer contactos. Por eso mismo hoy ya tenemos líneas de negocios trazadas en Brasil, México y Medio Oriente".
En la voz de Mirich se puede sentir el optimismo. Ese de aquellos que apuestan aún en los momentos más difíciles. El que enfrenta escenarios adversos y se arriesga, dando trabajo, brindando soluciones y haciendo llegar su ingenio y creatividad a lugares remotos, como el mismísimo Continente Blanco.