"¡Estamos reansiosas!", suspira Magalí Sabo. Y tras un silencio en el que busca ordenar palabras, ideas y emociones, confiesa: "¡Yo no puedo más! Quiero que llegue el día. Y a la vez, sigo en shock: no caigo en la dimensión que tiene esto. ¡Son los Oscar! Es la misma gente, son los mismos jueces...". Magalí es la productora de Crescendo, el cortometraje que realizó junto a seis compañeras -y más que nada, amigas- de la carrera de Producción y Realización Audiovisual de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), de Rosario. Filmado en octubre del 2023, quedó nominado en la edición estudiantil de los premios Oscar, en la categoría experimental.
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Sí, la misma Academia de Hollywood que cada año distingue a lo mejor del cine mundial, tiene una versión para quienes hacen sus primeras armas en el séptimo arte: los Student Academy Awards. Por caso, antes de consagrarse como directores, Robert Zemeckis y Spike Lee ganaron allí.
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Este año, la gran gala tendrá sello argentino con Crescendo. Agostina Menna es la directora del corto; Lucía Verna, la asistente de dirección. La fotografía lleva la firma de Abril Seve de Gastón, el montaje, la de Dolores Nemi Caldentey, mientras que la directora de arte es Camila López. El vestuario fue responsabilidad de Constanza Domínguez. Y la producción, lo dicho: Magalí Sabo.
Tienen entre 21 y 23 años. Algunas son oriundas de Rosario y otras, de localidades cercanas: Pergamino, Amstrong y Pujato. Se conocieron en el inicio de la carrera en la UAI y la afinidad surgió de inmediato, ya con los primeros trabajos prácticos. Terminaron creando un grupo al que bautizaron Equipo Tierra, ya que todas son de signos astrológicos propios de ese elemento.
Al llegar al tercer año, los profesores les encomendaron realizar un corto. "Nos sentamos a ver qué queríamos contar y surgió la idea de hablar del hecho de sentirse invisibles -recuerda Sabo-. Nos parecía un tema súper personal. Una está rodeada de gente pero por ahí, se siente sola: nadie te entiende ni te escucha. A todos nos pasa, aun más en esta etapa de joven adulto, cuando estás en un momento de incertidumbre".
Esa fue la génesis de Crescendo, que se desarrolló bajo una consigna clara: su producción debía ser "lo más profesional posible". Y si bien en el grupo primó el miedo porque la intención era "bastante ambiciosa", como admiten, siguieron adelante.
Por redes sociales convocaron a un casting para encontrar a la actriz protagónica. La estudiante de teatro Guadalupe Gaitán resultó elegida en las audiciones presenciales. Además, y a través de la app Cafecito, recibieron aportes para el financiamiento. Así recaudaron buena parte de los 200 mil pesos que necesitaban; el resto lo completaron entre las siete.
El rodaje tuvo lugar en distintas locaciones de Rosario, como el Teatro Fundación Astengo pero también una florería y una galería de arte. Fue entonces cuando lo supieron: "Ahí, en la grabación, nos dimos cuenta de que estaba muy bueno lo que estábamos haciendo. Tenía potencia, los planos estaban buenos, las cosas salían. Todo se daba como se tenía que dar", cuenta Magalí.
Y así, Crescendo vio la luz.
Apelando al agua como recurso para transmitir la sensación de ahogo, narra la angustia de una bailarina frente a la incomprensión de su círculo íntimo. En el corto de 10 minutos no hay diálogos; solo se escucha en ciertos tramos la voz en off de la protagonista. "¿Cómo le pido ayuda a los de arriba cuando los de abajo parecen estar esperándome?", interpela la joven, cautiva en su desesperación.
Cuando exhibieron Crescendo en la facultad, los profesores lo calificaron con un... 9. "Les regustó, pero no nos dieron una nota mejor porque le faltaba un poco de tratamiento de audio. Ahora con los profesores nos reímos del asunto: ¡que nos pongan un 10!".
Subsanado el inconveniente técnico del sonido empezó la otra misión: presentarlo en distintos festivales, una iniciativa que nació en los primeros esbozos de la producción. Pero una serie de rechazos en festivales menores atentaron contra las expectativas sobre el más prestigioso: los Oscar estudiantiles. "Nos anotamos sin fe", cuenta Magalí, y detalla los requisitos: "En la Academia son más exigentes que en otros concursos. Por ejemplo, buscan asegurarse de que realmente seas estudiante. Además te preguntan muchas otras cosas: si sos latino, qué idioma hablás, si sos parte del colectivo LGTB".
Cumplido el trámite de rigor, ninguna esperaba lo que vendría después. La preselección junto a 2800 cortos de todo el mundo primero, el pase a las semifinales más tarde. Y la confirmación -a mediados de agosto- de que el corto irá por el premio mayor. Es el único en habla hispana, y competirá contra producciones de Estados Unidos y Europa, en su gran mayoría.
"¡Es una locura total! -afirma Sabo, aún sorprendida-. Mirá adónde llegamos con este corto que hicimos en tercer año de la facultad. Porque Crescendo ni siquiera es la tesis de la carrera. A las siete todavía nos queda un año de cursada".
La gala de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos será el 29 de octubre, pero a diferencia de los Oscar tradicionales no habrá una estatuilla sino una medalla de oro (con cinco mil dólares de premio), una de plata (más tres mil dólares) y otra de bronce (y dos mil de gratificación).
Si llegan al podio, Magalí, Agostina y compañía se enterarán unas semanas antes, también a través de un mail de la Academia. En ese caso no les dirían en qué escalón habrían quedado; el dilema se resolverá recién en la ceremonia. Sí recibirán una invitación para asistir a la gran noche de Los Ángeles: "¡Esperamos que sea para las siete!", se ilusionan.
Con o sin medalla para Crescendo, y ya transitando el final de la carrera, ¿qué les gustaría que ocurriera de aquí en más? "Últimamente no tocamos mucho el tema porque nos ponemos medio tristes por ese asunto... -reconoce Sabo-. La realidad es medio complicada, más estando en el Interior. Tenemos la idea de armar una productora pero veremos qué camino decide cada una: si alguna se va afuera, si otra se instala en Buenos Aires. A mí me encantaría que produzcamos todas juntas porque funcionamos muy bien. Pero es complejo".
-¿Es muy difícil hacer cine en el Interior?
-El cine no sucede solo en Buenos Aires, pero es una realidad que en el Interior sucede muchísimo menos. Como en Santa Fe no hay una ley de cine, que recién ahora se está tratando, la plata no suele llegar. Y los productores tampoco apuestan por realizar cine acá. Es más complicado.
Por pedido expreso de los Oscar, Crescendo aún no puede verse, más allá de un tráiler de 40 segundos disponible en YouTube. Sus realizadoras -que también lo inscribieron en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata- sueñan con un estreno posterior en las salas del cine comercial, o por qué no, la inclusión en el catálogo de alguna plataforma de streaming. Pero para eso falta. Hoy todo se centra en las ilusiones.
Como el resto de sus compañeras de Equipo Tierra, Magalí intenta lidiar con la ansiedad, al tiempo que prepara la tesis de la carrera. Desde hace un año y medio vive en Rosario. Antes iba y venía todos los días desde su Pujato natal, como a principios de los 90 lo hacía un tal Lionel Scaloni para jugar en las Inferiores de Newell's.
Al ser del pueblo, lo de Scaloni me atraviesa desde lo personal... -dice Magalí-. Pujato tiene tres mil habitantes, y que él haya llegado tan lejos es un ejemplo a seguir. Es la prueba de que yo también puedo".
Por lo pronto, aquí se elige creer.
En Crescendo. Y sobre todo en Magalí, Agostina, Lucía, Abril, Camila, Dolores y Constanza. Porque para orgullo del cine nacional, hay equipo.
Lo llaman Equipo Tierra.