Nahuel Zucco llevaba tiempo instalado en un país al otro lado del océano de su Chubut natal y había empezado a adaptarse a una cultura y unos hábitos con los que al principio había chocado. En este contexto, recibió la noticia de que su madre, enferma de cáncer desde hacía tiempo, había sido hospitalizada en Argentina. Durante su enfermedad, Nahuel había estado siempre presente a pesar de la distancia, ayudando a su padre con todos los trámites, a gestionar medicamentos y a ser un soporte emocional para ambos. Pero apenas recibió el llamado, no dudó un segundo en volar para estar presente en los últimos momentos de la mujer más importante de su vida.
Y ahí, a su lado, mientras sostenía su mano, fue como surgió la idea en la que trabajó durante todo 2023. Un proyecto que consistía en hacer una gira por varios geriátricos de París, con el objetivo de difundir su música y brindar apoyo emocional a un sector relegado por la sociedad. La iniciativa surgió cuándo, al perder a su madre, Nahuel comprendió la importancia de acompañar y brindar esperanza a los adultos mayores. De ahí el nombre de su gira “Otro mundo es posible”.
“La idea de esta gira era presentar el álbum, pero también llevar un poco de mi música o la música en general a un sector de la población que no siempre tiene acceso a lo que es el arte”, comentó el músico.
Una vez que tuvo la idea, se puso a buscar y enviar mails a distintos geriátricos de París, que estuviesen dispuestos a aceptar su propuesta. La gira duró desde septiembre de 2023, hasta principios de este año. Los conciertos consistían en la presentación de su disco - cuyo nombre es el mismo que el de la gira - y una previa charla introductoria a cada canción, donde Zucco explicaba a los participantes en que se había inspirado a la hora de componer las melodías. La idea era que a través de contarles su experiencia y escuchar la música, ellos pudieran ser transportados en un viaje a través de sus recuerdos, una forma de reflexionar sobre su vida, y brindarles esperanza sobre un futuro incierto.
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Una vez terminada la gira, Nahuel comprendió su impacto. Los conciertos, si bien no eran pagos, fueron un viaje emocional que brindaron alegría a sectores normalmente relegados por la sociedad. Los ancianos se le acercaban, abriéndose a contarle sus historias con la música, y transmitirle cómo sus canciones los habían emocionado profundamente. La recepción del proyecto fue alucinante, según contó Zucco a este medio.
La música como compañera de vida
A lo largo de su vida, la música siempre fue capaz de dejar una huella. Lo acompañó en momentos difíciles, como afrontar un duelo y migrar al otro lado del océano. Siempre fue una especie de compañera que lo guió de la mano hacia donde hoy se encuentra.
Nahuel comenzó sus estudios de piano cuándo tenía 6 años, en su Chubut natal. Ahí conoció a Aurora, su profesora de piano, y una de sus musas. De ella heredaría la pasión por la música, y el buen trato para con los mayores. Si bien durante su adultez, dejó el conservatorio para estudiar Ciencias Políticas, la música no lo abandonó del todo. Incluso hoy, a la distancia, tanto física cómo en el tiempo, le da a su elección de carrera, una nueva lectura: “No creo que no haya servido de nada lo que estudié. Porque durante la carrera nos enseñaron que todo es político, no sólo abarca las instituciones o los partidos, si no que también abarca el arte, y por ende, la música”.
Durante sus años en el conservatorio, Nahuel descubrió el Neoclasicismo, una corriente que lo orientó hacia Europa, un destino que sería crucial, más adelante en su vida. Esta corriente, terminaría por influenciar y derivar un poco en la mezcla de géneros de los que se apropió con el tiempo: “Por ponerle un nombre a lo que hago uso el término Neoclasicismo, ya que es música de piano con influencias clásicas. Pero, a su vez, lo que compongo no tiene tanto un tinte clásico, sino que mis melodías derivan un poco de la música que más me gusta, como el pop, el punk, la cumbia, incluso el rock”.
Sus versiones modernas en el piano lograron abrirle puertas a una oportunidad de estudios en España, dónde conoció a la que hoy es su pareja, una francesa que había vivido muchos años en Buenos Aires. Tiempo después se casaron y partieron a vivir una vida compartida en París. Al principio el choque cultural fue notorio: “Los franceses son más fríos. No son tan espontáneos y sueltos cómo los argentinos. Imaginate que es casi imposible generar una relación íntima de buenas a primeras, y tampoco es posible esto de caerle a un amigo a tomar algo a la casa. Ellos organizan las salidas con semanas de anticipación”.
De todas formas, las oportunidades laborales no tardaron en llegar. Poco después de pisar suelo francés, lo contactaron para integrar una banda de cumbia y de cuarteto, ya que los ritmos latinos son furor en el continente europeo. Con ganas de seguir creando proyectos, Nahuel se embarcó en la grabación de su álbum: “Otro mundo es posible”, con canciones llenas de mensajes y simbolismos de esperanza. Ya que lo caracteriza el optimismo, su objetivo era transmitir, a través de estas una idea de búsqueda de amor y paz en un mundo continuamente convulsionado.
Este álbum incluye una canción inspirada en esa profesora que lo marcó desde sus inicios: “Aurora”, dedicada a todos aquellos trabajadores que dan su vida por el cuidado de otras personas. Las melodías de su álbum fueron creadas a partir de inspiraciones que lo fulminaron en el momento. Una de sus últimas canciones - un sencillo fuera del álbum - por ejemplo, fue inspirada en el libro “Las malas”, de Camila Sosa Villada.
Hace poco, Nahuel creó PIANO HOPE, una iniciativa difundida en sus redes sociales donde comparte sus nuevas canciones, con el fin de recaudar fondos que serán destinados a asociaciones que enseñan música en barrios populares de la Argentina. Consultado sobre sus próximos pasos, el músico contó sobre este proyecto y sus ganas de volver a hacer otra gira en geriátricos, con esperanzas de terminar en la Argentina.
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