Recibe los secretos más íntimos de todo el mundo y los comparte en Instagram: "Es un lugar para las palabras de los demás"

Jazmín Ducca es una fotógrafa española que creó Left Unsaid (Lo que no te Dije), un proyecto que no solamente logró conectar personas a través de emociones, sino también a través de los mismos escritos. "Nació de querer expresar algo que sentía pero que no podía decir", subrayó. 

06 de septiembre, 2023 | 00.05

"¿Adónde van todas esas palabras que no decimos, que quedan en el olvido, pero que podrían ser determinantes para cambiar una historia? ¿Qué ocultan esos silencios?", se preguntó una vez la fotógrafa y creadora de contenido española Jazmín Ducca antes de crear Left Unsaid (Lo que no te Dije), un proyecto que comparte en Instagram palabras no dichas de desconocidos de distintas partes del mundo, en forma de mensajes anónimos escritos en sobres de carta. Al día de hoy, la cuenta tiene más de 566 mil seguidores y su correo explota de mensajes anónimos que todavía quedan pendientes por publicar.

Al entrar, se pueden ver sobres de diferentes colores y texturas, algunos sanos y otros totalmente arrugados, con mensajes escritos con marcador. "Te creía más valiente", "Me alegro de no haberte compartido mi playlist", "C, ya no pienso que eres magia" y "Realmente mentiría si no te dijera que no te deseo lo peor" son algunos de los tantos mensajes publicados en el feed de Instagram. La gran mayoría son de amor y desamor, en términos de relaciones sexoafectivas. Otros hablan de duelos, pérdidas, conflictos familiares, preguntas que quedaron sin respuesta, secretos nunca dichos. Pero lo que todos tienen en común es que nunca le llegaron a su destinatario.

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"El proyecto surgió hace 3 o 4 años, en un momento en el que me encontré con alguien a quien había conocido en mi adolescencia y que llevaba muchos años sin ver. Era alguien a quien hice daño, y al ver a esa persona, me quedé un poco con las ganas de explicarme y de pedir perdón, pero lo sentí como un acto muy egoísta, porque quién era yo para de repente volver a aparecer en su vida y removerle cosas", cuenta Jazmín, en diálogo con El Destape. "Entonces, me quedé con las ganas de decirle lo que le quería decir. Me acuerdo que lo escribí en un documento de Word y luego lo borré. No sé si llamarlo catarsis, pero simplemente, todo nació de esa necesidad: de expresar algo que sentía pero que no podía decir. Se dio la casualidad de que varias de mis amigas estaban pasando por situaciones parecidas, y después de darle muchas vueltas, me empecé a preguntar cómo cambiarían las historias de la gente si nos atreviésemos a decir lo que tenemos guardado", sigue.

Un día, decidió concretarlo y les preguntó a sus seguidores de manera anónima qué cosas les habían quedado adentro, con la idea de "darle un hogar a todas esas cosas que no se habían dicho". Confesiones como "No soy capaz de leer el libro que me regalaste", "Mamá, ¿qué he hecho para que me trates así?" o "No quiero seguir esperándote", que pertenecen a una historia tan personal y particular, pueden ser mucho más universales de lo que pensamos. Para su sorpresa, la gente le fue enviando cada vez más mensajes por mail a medida que se iban sintiendo identificados con los mensajes que compartía, y así, Jazmín se dio cuenta de que "todos sentimos un poco lo mismo y de la misma forma".

Casi todos los que le llegan son en español o en catalán, pero más de una vez, le han llegado en otros idiomas como inglés, italiano, alemán y euskera. "Hay muchos mensajes dirigidos a madres y a padres, a miembros de la familia con los que supongo que es difícil comunicarse directamente. Pero la mayoría son sobre relaciones a nivel romántico, sobre querer a alguien, no poder querer a alguien o echar de menos a alguien. Hay muchos que me conmovieron, que se han quedado conmigo. Cosas muy simples, o cosas que intento pensar en mi día a día o en mi proceso de estar mejor en mi salud mental: mensajes como ‘me perdono’ o ‘me quiero’", reflexiona. 

El proceso de selección es muy simple: abre su mail, apoya el mouse sobre alguno al azar y el que sale, lo publica ese mismo día. Una vez que lo lee, se sienta a escribirlo en el frente o dorso de un sobre: "Simplemente estoy yo sola, tranquila en mi casa, escribiéndolos de forma física en los sobres, porque siempre me ha gustado más trabajar en analógico. Los guardo absolutamente todos, porque la idea en un principio era hacer una exposición en algún momento, pero eso todavía no sé si se va a realizar o no. De momento, los sigo guardando".

Aunque muchos de esos mensajes le llegan, Jazmín explica que no utiliza el proyecto para canalizar sus propias emociones, sino que lo hace por los demás. "Hace un año sí que metí un mensaje mío en un carrusel de Instagram, pero fue por tener un detalle con una persona de la que estaba enamorada. Y la historia no acabó bien, pero fue un detalle bonito. Luego, no he sentido la necesidad de hacerlo. Creo que en algún punto, después de empezarlo, la dinámica del proyecto cambió un poco. Para mí, tiene más prioridad el dar ese espacio a las palabras de los demás que el ocuparlo con mis propias emociones", sostiene.

Estar en constante contacto con historias ajenas de dolor no siempre es fácil, confiesa. "Porque al fin y al cabo, soy un ser humano y no puedo desconectar al 100% cuando lo hago", explica. "Ha habido períodos de mi vida en los que si yo estaba emocionalmente más revuelta, me era más difícil llevar a cabo el proyecto. Pero si no estoy lidiando con nada que me ocupe mucho espacio en la cabeza, por más que empatice, intento pensar en todo momento que lo hago por los demás. Y eso es un poco lo que me mueve a hacerlo, independientemente de cómo me esté sintiendo yo. Aunque a veces no sea fácil, es algo que hago por el resto y para que se sientan liberados, aunque sea solo con un instante de que vean un mensaje en Instagram".

Para Jazmín, esta dificultad para mostrarnos vulnerables no tiene que ver con esta generación en particular, sino con un rasgo humano: "De hecho, creo que las generaciones de ahora son bastante más abiertas a la hora de expresar de forma más honesta y genuina cómo se sienten de verdad. Creo que es algo que es muy humano el guardar lo que sientes. Porque el miedo a la vulnerabilidad, por desgracia, es algo que siempre está ahí en mayor o menor medida. Y hay tantas situaciones y contextos que pueden llevar a que no seas capaz de expresarte en el momento… Es algo humano tener miedo de decir lo que quieres decir de vez en cuando y cómo te sientes. Me gustaría que no hubiese tanto tabú con la vulnerabilidad o la sensibilidad".

Las historias de reencuentros a través de confesiones anónimas

Left Unsaid no solamente logró conectar personas a través de emociones, sino también a través de los mismos escritos. Más de una vez, cuanta Ducca, algunos de sus seguidores notaron que un mensaje publicado estaba dirigido a ellos. Sin embargo, lo más común es que piensen que la persona que tienen en mente les escribió ese mensaje, y que al final, no sea así. "Muchas veces, ese mensaje no es de esa persona, porque a lo mejor publico un mensaje y cuatro personas diferentes me escriben diciéndome ‘Ay, ese es el mío’, y es como… esto no puede ser. Entiendo que se vean reflejadas y se reconozcan ahí, pero no siempre es suyo", explica. 

Y exactamente ese es el punto, dice: "el verte reflejado en las palabras de otra persona, que es lo bonito". Pero algunas pocas veces, eso sucedió de verdad. "Me han contado historias de reconciliaciones que se han dado en parejas. Siempre digo ‘Tendría que haber guardado esos mensajes de alguna forma, porque tengo muy mala memoria’. Me habría encantado tener esas historias guardadas. Hay chicas que me han escrito para decirme ‘He vuelto con mi pareja porque todos los días guardaba los mensajes que le quería decir y ayer se los mandé todos, hemos hablado y nos hemos reconciliado’, cosas así", recuerda.

El caso de este tipo más cercano que vivió fue el de una de sus mejores amigas, que hace poco compartió un mensaje en sus historias de Instagram dedicado a su papá. "Su padre se puso en contacto con ella y retomaron el contacto después de muchos años. Para ella, también fue algo bastante importante y eso lo recuerdo siempre con cariño, porque es alguien a quien quiero muchísimo y haber ayudado en eso me hace muy feliz", relata. Eso, concluye la creadora, es lo más gratificante del proyecto: "Hubo algunas que han sido muy, muy bonitas, y he agradecido un montón que lo hayan compartido conmigo, porque siento que me hicieron partícipe de un momento de su vida muy especial sin siquiera conocernos y eso es algo que agradezco un montón y me hace sentir súper especial".

Las arrugas de los sobres, un misterio que nadie resolvió

¿Por qué algunos sobres están arrugados y otros no? ¿Se trata de una decisión estética o hay algún significado más profundo detrás? Algunos seguidores, los más observadores, se animaron a hacerle esas preguntas a Jazmín. Pero hasta el día de hoy, y probablemente para siempre, prefiere no revelarlo. Cuando El Destape le preguntó por esto, confesó: "Me hace gracia, porque es algo que me han preguntado mucho. Por desgracia, lo siento, pero lo de las arrugas y tal nunca he dicho por qué es. A nadie. Ha habido gente fan del proyecto que me han dicho ‘Uy, yo creo que es por esto’ y estaban muy cerca de adivinarlo, pero nunca se lo he dicho a nadie. Y creo que prefiero que siga siendo así y que siga habiendo un poco de… no misterio, pero algo que solo se yo al cien por cien".