Atrás de una de las imágenes más virales de la Marcha Federal Universitaria del 23 de abril pasado está Dario Santos. Ingeniero Civil recibido de la UTN, con más de 20 años de profesión e hijo de desaparecido en dictadura. “Fui a luchar por el recuerdo de mi papá y los derechos de mis hijos”, sintetiza.
No muchas veces se tiene la seguridad de que se está siendo parte de un hecho histórico. Y, más difícil todavía, es ser para la prosperidad una de las imágenes que represente ese proceso. Es decir, la foto que podría ilustrar los libros de historia sobre determinado acontecimiento.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
MÁS INFO
La Marcha Federal Universitaria, contra las medidas de ajuste de Javier Milei, fue tanto para el país testigo, como para el millón de personas presentes, un hito que marcará un antes y un después. Pero la foto de Dario Gastón Santos, ingeniero civil de 50 años, recibido en la universidad pública, con su casco de trabajo y su cartel que rezaba “PRIMERA GENERACIÓN PROFESIONAL Y HUBIESE SIDO LA SEGUNDA SI MI VIEJO NO HUBIESE SIDO DESAPARECIDO ESTUDIANDO CIENCIAS ECONÓMICAS” logró ocupar un espacio único, en el que el presente (su profesión), el pasado (el recuerdo de su padre ausente) y el futuro (los pibes que pelean por su derecho a educarse) se funden y confunden; como representación perfecta de una jornada en la que toda una comunidad se paró de manos para defender su derecho a la educación de ayer, hoy y siempre.
La conciencia de clase es algo que une a Dario Santos y a su familia hace varias generaciones. Por eso ese día no podía faltar nadie. “A la marcha fuimos todos. Éramos como diez, entre hijos, mi mujer, primos y demás. Pero yo quería que mi viejo estuviera representado, así que agarré una cartulina media arrugada y dejé este mensaje. Fue algo natural, no fue pensado, pero sin dudas logró el objetivo que mi papá sea uno más en esa marcha en defensa del pueblo”, recordó el profesional en comunicación con El Destape.
El lente atento de algún fotógrafo y el inexplicable capricho de la viralización en tiempos de redes sociales hicieron su magia y encontraron su mensaje en cartulina, su andar tranquilo y su vestimenta de trabajo, entre miles de personas. A los pocos minutos el teléfono de Santos explotó “Fue increíble. Nunca me imaginé que podía ser viral y que se diera esa repercusión; pero si sirve para potenciar la causa, bienvenida sea”, contó, aún sorprendido.
El recuerdo del otro Dario
La historia de Darío tiene un hito fundamental, cuando a fines del 77 su papá Héctor Vicente Santos fue secuestrado por la dictadura. Su nombre figura en el Nunca Más y según pudo reconstruir “en enero del 78, después de haber estado secuestrado en la ESMA, fue arrojado en uno de los vuelos de la muerte en el Río de la Plata”.
Héctor era estudiante de Ciencias Económicas de la UBA y militante del MST en seguros bajo el nombre de Dario, cuando desapareció. “Después de muchos años pude entenderlo y siento que hoy me gana el orgullo de saber que mi papá peleó por un mundo mejor”, reconoce entre la emoción.
Para que otros también puedan
Hoy Dario Santos (hijo) tiene más de 20 años de profesión y más de 25 edificios terminados. Se define como “un profesional independiente” que cree en “la creación de riqueza y empleo desde el lado de la producción y no de la especulación financiera”. Y destaca su “preocupación por lo que se está viviendo”.
Si bien Dario reconoce tener “un buen pasar”, señala la importancia de “luchar contra un sistema que solo beneficia al 2% de la población”. “Cuando escucho que defienden la teoría del derrame, el anarco capitalismo y el Mercado como único regulador, siento que vamos hacia un abismo. Yo esto te lo digo como empresario, que conoce al empresariado. Soy cabeza de una empresa constructora donde llegué a tener más de 100 personas a cargo. Personalmente no me quejo, tengo dos o tres edificios en construcción de forma permanente, pero sé que nada de esto se logra solo con mi esfuerzo sino con un Estado que de oportunidades y no mire para otro lado”.
Y puntualizó: “Después de la desaparición de mi viejo, me crié con mi vieja, que laburaba todo el día y me cuidaban mis abuelos. Conocí la pobreza y vivir de prestado y fue la educación pública la que me dio una salida. Cómo no iba a estar con los pibes si soy 100 x 100 producto de la oportunidad de saber que me dio el Estado?”
Se define como “el patrón más sindicalista de todos” y que insiste diariamente para que “todos los muchachos que trabajan en las obras vayan a la facultad, porque eso es algo que está a mano para todo el que quiera”.
Pero el agradecimiento de Dario no es solo a la oportunidad que le dio la educación pública sino para “cada uno de los trabajadores” que lo acompañan “Yo siempre les digo a los obreros que ellos tienen trabajo porque yo armo la obra, pero yo puedo armar una obra porque tengo a ellos que trabajan. O sea, yo no sé levantar una pared, yo no sé levantar una estructura. O sea, sí sé, pero no lo hago, no lo sé hacer. No hago una instalación eléctrica, no hago una instalación de gas, no pinto. Si yo no tuviera la masa trabajadora, yo no tendría trabajo. Ellos me dan trabajo a mí, no yo les doy trabajo a ellos. Para mi esa es una definición, y es la manera en la que me muevo”.
La plaza de la esperanza y la juventud
Mientras avanza la entrevista, en un televisor muestran como Diputados aprueba en general la llamada Ley Bases, que entre otras cosas elimina indemnizaciones y moratorias jubilatorias. “Puta madre”, se lamenta Dario, que enseguida enfoca nuevamente en la movilización (quizá su profesión le enseñó a no alejarse mucho de las bases) “La verdad-agrega- que ver tanta juventud en las calles me llenó de esperanzas. Uno viene muy golpeado y ve que Diputados aprueba esta ley nefasta, y parece que se quieren llevar todo puesto, y ver tanta cantidad de gente con convicciones, con ideales, con ganas de no rendirse, te da esperanzas, aun en este contexto”.
En esa línea fundamenta: “ No nos olvidemos que en tiempos de la Alianza por intentar arancelar las universidades tuvo que renunciar Lopez Murphy, que por la marcha del 2 x 1 a genocidas, Macri tuvo que recular. Entonces esto hay que mantenerlo y yo tengo esperanzas que la juventud lo va a mantener”
“Ademásc-agrega- la base de la clase media argentina es el progresismo. El progresismo está basado en el ascenso social. En esa esperanza del inmigrante en ascender. Del nieto de albañil italiano que llega a ser profesional, como fue mi caso, ¿cómo vamos a perder eso? Yo espero que no”.
Nos vemos en las calles
Cuando la charla vuelve a la foto emblemática, el ingeniero sonríe. No le incomoda la fama repentina, que lo saluden o lo reconozcan, aunque lo toma con liviandad. “Creo que si yo tuviera algún problema con mi forma de ver la vida o si no pudiera justificar mi ideología, quizá me molestaría, pero como no es mi caso, hasta me pareció lindo. No por una cuestión de ego, sino que si mi historia sintetizada en una cartulina arrugada, sirvió de inspiración a otros, bienvenido sea”.
“Lo que quería mostrar-agrega- es que ese camino es posible. El de laburar por tu cuenta, de estudiar, de ser un emprendedor. Es un camino que con esfuerzo y con la mano de un Estado que cumple su rol, da sus frutos”.
El ingeniero calificó a la marcha universitaria como “de un apoyo contundente que nunca vio en su vida”. Y comenta : “Mirá que yo fui a muchas movilizaciones y esto no lo vi jamás. Creo que la educación es un pilar que la clase media no resigna tan fácil”
“Y creo también que estas marchas van a ser muchas más cuando luego del aumento de las tarifas, las prepagas y los alimentos, la desocupación aumente por lo menos un 10 por ciento más. Ahí nos veremos todos en las calles por millones, otra vez”, cerró Santos, listo para encontrarse con otro lente atento, pero principalmente, con más abrazos de compañeros, presentes, futuros y pasados.