En 2017, Belén Couso se lanzó a la aventura y creó “Mujeres al Mando” (@mujeresalmandook), la primera escuela de conducción de motos para mujeres de Buenos Aires y la comunidad de mujeres motociclistas más importante de Latinoamérica. Hoy ya es una comunidad mixta liderada por mujeres con más de 30.000 miembros. Más allá de enseñar a manejar una moto, tienen una mirada multidisciplinaria: se abocan a la inclusión de la mujer en el motociclismo, en el campo laboral seguro y en el turismo.
Couso recuerda qué la impulsó a pensar en una comunidad: comenzó a verse reflejada en un montón de mujeres que estaban pasando lo que ella ya había vivido como motociclista. Hace tiempo que venía queriendo hacer algo salido de la norma, contra las trabas y prejuicios sociales.
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En principio, abrió una cuenta en Instagram para darle visibilidad a mujeres motociclistas de todo el país y así, por medio de la difusión de estas historias, “empoderar a más mujeres que quisieran subirse a una moto para ir a trabajar, estudiar o recorrer la Argentina”, cuenta Belén a El Destape.
“Vi que muchas necesitaban lo que yo necesité cuando me subí a mi primera moto a los 20 años. Alguien que las anime, que les enseñe, que las acompañe”, revela, y subraya que lo más importante sigue siendo que el contexto social cambie, evolucione y naturalice a las mujeres en un tipo de movilidad que no tiene género ni edad.
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Ir tras aquello que culturalmente desafía lo preestablecido requiere un gran esfuerzo y una gran valentía, sobre todo cuando los comentarios que más se repetían lejos de fomentar la inclusión, las apartaban. En el camino, fueron varias las veces que Belén escuchó que "las motos no son para las mujeres" o que "las motos son pesadas, son masculinas, peligrosas".
Eso no la detuvo y contra todo pronóstico inició su camino. Comenzó a organizar viajes de mujeres en moto y después armó un grupo de mujeres de alta cilindrada. Una cilindrada es, en pocas palabras, una moto de gran motor que permite alcanzar altas velocidades.
Como los grupos y las salidas funcionaron muy bien desde el principio, inmediatamente después, casi como un efecto dominó, fundó la escuela de manejo para que más mujeres puedan sumarse “a esta hermosa pasión de dos ruedas”, como describe la creadora de este movimiento.
“Mujeres al Mando es un espacio donde las mujeres encuentran un lugar que las acompaña, dónde puede aprender, animarse y por sobre todas las cosas perder el miedo y romper viejos paradigmas”, sintetiza Couso.
Amor a primera vista
Belén define su amor por las motos como algo inherente a su persona. Desde la niñez tuvo ese interés, pero en su casa no las aprobaban: “Siempre soñaba que andaba en moto y en mi casa era una mala palabra. Odiaban a las motos, estaba prohibido subirse a una”, recuerda.
A los 20 años un amigo le hizo un comentario que quedó retumbando en su cabeza: "¿Cuándo te vas a comprar una moto? Siempre estás vestida de motoquera. ¡Te falta una moto!". Fueron esas palabras las que la terminaron empujando a realizar su sueño y acercarse a una moto por primera vez: su primera compra fue una Honda CG titan 125, “toda customizada como si fuera una mini Harley, bien chopera”.
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“El día que me la entregaron fue amor a primera vista, nunca más me bajé. Estuve varios años sin contar en mi casa que tenía moto, llegué a tener tres y un día mi papá me vio en la tapa de un diario y se agarró la cabeza. Me dijo: ‘Mi hija tiene una pandilla”. Yo le respondí: ‘No papá, hice un proyecto que se llama Mujeres al Mando y estoy revolucionando el mundo de la movilidad para la mujer’”, rememora. Para ese entonces, la comunidad ya era un hecho y no había marcha atrás.
Las motos y el machismo
Pese a que aún queda un largo camino por recorrer, Belén asegura ver un cambio en términos sociales respecto a la igualdad de derechos y oportunidades, tanto en términos generales como en su área, que son las motos.
“Se está naturalizando cada día más la mujer en moto. Hace un tiempo era bastante llamativo, pero actualmente hay muchas referentes hasta en motociclismo deportivo. Este año se lanza hasta categoría femenina en mundiales de moto súper importantes en el mundo, ¡claro que hubo progreso!”, afirma, orgullosa.
Y en este sentido, señala que los avances se dieron en parte gracias a que cada vez son más las personas que aceptan y motivan esta disciplina, pero, principalmente, gracias a las mujeres que lo impulsan y lo practican. Belén hoy es una de ellas y trata, desde su lugar, de generar un espacio seguro y promover la actividad siendo concordante en cada una de sus decisiones: por ejemplo, no trabaja con marcas que perpetúan una perspectiva anticuada y no va a eventos que cosifican a las mujeres o que directamente no les dan espacio.
Para ella, nadie debería privarse de experimentar la conexión que surge entre el cuerpo y la moto, la confianza que se genera, porque "es el vehículo más sensorial que existe". Con su comunidad, insta a que las mujeres se animen a manejar motos, pero, también "a lo que quieran": "Hay que hacer las cosas sin limitaciones, sin miedo a nada. El motor lo tenemos nosotras, solo tenemos que tirar el corazón al camino e ir ”.