La casa de pastas que es famosa por sus ravioles de borraja

En el barrio porteño de Barracas hay una simpática postal que se repite todos los domingos: las largas filas de clientes fieles que dan vuelta la esquina en búsqueda de las exquisitas pastas frescas en Bologna.

29 de octubre, 2023 | 14.39

Este local atesora una trayectoria de más de 67 años y ha ganado fama gracias a sus ravioles rellenos de borraja, pavita y nuez, que atraen a una clientela procedente de todos los rincones del mundo. Ellos aseguran que llegan a vender casi mil planchas de ravioles por domingo.

La historia

El local fue fundado el 14 de noviembre de 1956 por iniciativa de la famosa actriz Miriam de Urquijo, seudónimo de Pilar Palacios de Urquijo. Su motivación era ayudar a su hermano, Alfredo Palacios, y a su cuñado, Arístides Lisa.

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Como ninguno de ellos tenía experiencia en el mundo de las pastas artesanales, sumaron a Pascual, un amigo de la familia de origen italiano, que compartió con ellos los secretos que fueron la base del éxito del negocio.

Los ravioles son una especialidad.

La fábrica comenzó su actividad en un local alquilado en la vereda de enfrente al que funcionaba en la actualidad. Allí permanecieron durante catorce años, hasta que en 1970, la familia compró la propiedad de enfrente, ubicada en Avenida Regimiento Patricios 1855.

Entre 1957 y 1978, Miriam Urquijo dividía sus días entre su prolífera carrera artística y la fábrica de pastas. Los fines de semana, atendía personalmente el negocio que, ya en aquella época, atraía a numerosos clientes que aprovechaban para ver de cerca a la actriz que triunfaba en los radioteatros, cine y teatro.

Ya de más grande, cuando abandonó su carrera artística, comenzó a ir al negocio todos los días. “Ella lo tomaba como un entretenimiento, era un gran personaje. De repente, se ponía a recitar alguna de sus letras y todos la aplaudían”, relata Claudio Abalo, socio de Bologna, amigo de la familia y el responsable de la parte administrativa de la fábrica de pastas.

En la actualidad, el local mantiene la impronta familiar ya que es atendido por los sobrinos y sobrinos nietos de Miriam y aún conservan las máquinas y el mobiliario original que le confieren un inconfundible encanto.

La estrella del local: los ravioles de borraja

La tradición familiar en Bologna se basa en la producción de una selecta variedad de productos, elaborados a diario para asegurar su frescura y calidad. En pastas rellenas ofrecen cuatro sabores: los de pollo y verdura; los de ricota y parmesano; los de espinaca y parmesano; y los especiales de pavita, borraja y nuez, el producto estrella y por lejos el más vendido.

También elaboran sorrentinos de muzzarela, jamon y parmesano, que “gustan muchísimo”, los capelletis de pollo, jamon y parmesano, que les hacen un secado en calor que los diferencia de los otros, y panzottis de espinaca y parmesano, que son “muy requeridos por el público vegetariano”.

En cuanto a los fideos, ofrecen una línea de laminados al puro huevo y “sin una gota de agua”; y fideos verdes, que son “amasados con hojas frescas de espinaca”. Completan la oferta los fideos prensados, como los macarrones al huevo y los fusiles al huevo o de espinaca.

Los famosos ravioles de borraja surgieron en los inicios del negocio, cuando comenzaron a explorar las recetas proporcionadas por Pascual, inspiradas en los sabores de su infancia y en la tradición familiar.

“La borraja es una planta muy utilizada en Italia y España, considerada con propiedades medicinales y beneficios para la salud. Este señor la cultivaba en el fondo de su casa”, asegura Claudio, en diálogo con El Destape.

Esta mezcla resultó sumamente exitosa y pronto comenzaron a tener fama dentro de la clientela.  Desde entonces, la familia comenzó a plantar este arbusto en unos terrenos que tenían en la localidad bonaerense de Montegrande para poder abastecer la creciente demanda. “El éxito de este raviol en particular fue increíble”, relata Claudio.

La casa de pastas de Bologna conserva su tradición.

Un ingrediente diferente, un sabor exquisito y la promoción de una actriz del momento que todos querían conocer, le dio a Bologna la combinación perfecta para saborear el éxito.

En Bologna recomiendan comer los ravioles con una salsa de tomate suave, o simplemente con aceite de oliva, girasol o manteca. “Siempre aconsejamos evitar salsas demasiado fuertes o con carne, como la boloñesa, ya que le tapan el sabor a los ravioles. Lo ideal es una salsa liviana que realce le sabor de los ravioles y no lo tape”, detalla Claudio.

A la hora de elegir, Claudio dice que en Argentina las pastas son las preferidas durante el invierno. “Los días de frío lluvia salen los ravioles a full y los días lindos, de primavera y verano gana un buen asado abajo del árbol”.

Clientes famosos

El local cosecha fieles de todas partes del país y del mundo. “El cliente más loco es uno que viene semana por medio en moto desde Chascomús a buscar los ravioles”, dice Claudio entre risas.

También tienen clientes que vienen desde Monte, Brandsen, La Plata, Pilar, Tigre, San Fernando y hasta desde el Vaticano.

“Tenemos un cliente que es íntimo amigo de un colaborador del Papa. En una oportunidad que vino de vacaciones se los hicimos probar y quedó tan impresionado con los ravioles que no pudo resistirse a llevárselos al Papa Francisco en la valija diplomática. Nunca me mandó las felicitaciones, pero le llegaron seguro”, cuenta Claudio.

Bologna también es un lugar que atrae a diversas personalidades del mundo del entretenimiento, la política y el deporte, cuyas fotos decoran las paredes del local. Entre las celebridades habituales se encuentran Fabián "Zorrito" Von Quintiero, Diego Capusotto, Helena Roger, Víctor Laplace, Ronnie Arias, Norman Brisky, Lito Nebbia y Tini.

“Guillermo Coppola viene desde chico porque siempre vivió en la zona. Los años pasaron y sigue siendo un cliente fiel”, comenta Claudio. “Es tan fanático que hizo que se grabe una escena de la serie sobre su vida, que se estrena el año que viene, en la en la que viene al local a comprar ravioles para Maradona”, detalla.

La clientela de Bologna se mantiene de generación en generación, lo que representa un verdadero orgullo para Claudio. “Pasan a la categoría de fans. El que prueba estas pastas queda encantado. Siempre decimos que son adictivas”, sintetiza Claudio.

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