Idearon en un boceto un puesto de diarios que vende café y ahora buscan cambiar el paradigma urbano: "Un movimiento"

Lautaro y sus dos socios recorrieron más de 30 puestos para ver cuál era el lugar más circulado de la Ciudad de Buenos Aires e instalaron allí su proyecto, que sirve también de escenario para artistas gráficos y revistas independientes.

17 de septiembre, 2024 | 23.49

La idea que nació en un cuaderno de Lautaro Loguzzo fue tomando forma y, tras las habilitaciones de venta de café y agua, se inauguró este particular negocio, en un lugar que alguna vez fue solamente el puesto de un canillita de la Plaza Houssay“No somos una cafetería”, afirmó Lautaro Loguzzo, quien fundó Canillita junto a Julián Cerati y Gerónimo Messineo. “Somos un movimiento urbano”, explicó a El Destape. Este nuevo espacio abrió en agosto y en este corto tiempo ya se hizo viral por su innovadora propuesta. 

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“Somos un movimiento urbano que brinda espacio a artistas independientes y diseñadores para que vengan y tengan una marca que los arrope”, detalló Lautaro, a la vez que comentó que el café de especialidad es el medio para subsistir y el factor de encuentro. Canillita es como un típico puesto de diarios a simple vista: el centro de la estructura oficia de cafetería, donde venden la bebida y cosas para comer al paso, y sus dos costados, que se abren como vitrinas, hacen el papel de un escenario para artistas gráficos y revistas independientes. “Cada uno tiene su cápsula un mes y tienen la libertad creativa de diagramar el sector, nosotros sólo funcionamos como ese punto de visualización”, explicó Loguzzo.

Los puestos de diarios fueron su objetivo desde el principio porque “están posicionados en las mejores ubicaciones de la ciudad”, comentó Lautaro. Los tres fundadores recorrieron más de 30 puestos envueltos en el calor de enero y se sentaron frente a ellos para contar cuánta gente pasaba por segundo. “El nivel de circulación que hay en Plaza Houssay es impresionante: hay un millón de personas por día”, agregó. Así eligieron este como el lugar ideal para poner en marcha el proyecto y recordó “Estaba totalmente deteriorado y dejado, era un área donde dejaban todo tipo de cosas”. Tras nombrarlo como un proyecto de reconstrucción del espacio urbano (lo que permite ver la formación en Arquitectura de Loguzzo), reconstruyeron un sitio abandonado con su propuesta.

Las filas son largas pero a nadie parece pesarle: “Ponemos música todos los días para que la fila sea más tranquila, porque la idea es que tengas un ratito libre y de relax”, contó Lautaro. Además, aclaró que la mayoría de sus clientes pasan de camino a la facultad, en el hospital o en una clínica y que buscan brindar justamente una buena experiencia en corto tiempo: “Queremos ser esos mejores 5 minutos de tu vida, ese rayito de sol”.  La sorpresa es que ya no sólo concurren quienes están de paso, “vienen de otros barrios también. Eso es lo que más nos llena de orgullo –agregó uno de los fundadores–. Que en tan poco tiempo haya tenido tanta aceptación nos vuela a la cabeza”.

Paradójicamente, no hubo una campaña de prensa fervorosa y cada paso que fueron dando los fundadores se tomó con cautela y casi en completo hermetismo.  “Nosotros no lo contamos en ningún lado, ni a nuestros amigos. Queríamos que sea como ese huevo que se abre y aparece una sorpresa, buscábamos dar esa impresión en la gente y lo logramos”, sostuvo el dueño de la idea. Julián invirtió en este proyecto tras volver de Colombia, donde se encontraba grabando series, y se juntaron con Gerónimo, a quien Loguzzo había conocido en su gimnasio de La Plata, y se dedicaron a armar las bases de lo que hoy es Canillita.

El puesto sigue con el reparto de diario a las 6 am todos los días y está a cargo del anterior dueño. Luego, a las 6:30 am abren el puesto y empiezan a despachar el café. Lautaro afirmó que, si bien el canillita es una especie en peligro de extinción, “nosotros queremos uno en cada barrio y la reconstrucción permite eso, rehabilitar esas esquinas”.

Canillita tiene un personaje principal: Cani. “Quise armar una marca bien argentina porque no quería perder el sentido de pertenencia”, contó Loguzzo. Este protagonista está inspirado en los niños de Francia del año 1700: “se le dice canillita porque iban con bermudas y se le veían las canillas”, aclaró. De la fusión de esa figura con Maradona nació el representante de la marca y el logo.

El CEO de Canillita sañaló que apostaron por la cultura porque es un área ignorada. “Hablando con artistas que hacían breakdance o freestyle decían que ya no tienen eventos o lugares dónde mostrar su arte–y agregó–. Ellos necesitan visualización”, en referencia al difícil momento que están atravesando los artistas durante el gobierno del presidente Javier Milei. 

“La otra vez me largué a llorar porque veía como de un cuaderno se convirtió en lo que es hoy”, se sinceró Loguzzo y contó: “Yo deje toda mi vida en La Plata para venirme acá, no conocía a nadie, me tuve que abrir desde cero y estoy hace un mes haciendo de todo”. También aseguró que hubo un gran trabajo detrás: “nadie vio el proceso: el sufrimiento, el caminar, el patear la calle y el ir a preguntar a todos lados”.

“Nosotros somos tres materos, ninguno era especialista del café”, confesó uno de los fundadores y recordó que su miedo más grande era “cómo salía ese primer café”. Por eso, hoy cuentan con un equipo ejemplar: Cristian Rojas, premiado como el Mejor Barista Nacional y Gise Fontana que se especializa en el despacho rápido del café.

“Tenemos muy claro el norte, aunque hayamos arrancado hace dos semanas–manifestó Lautaro y sostuvo–: Queremos que haya un Canillita en cada barrio porteño y en cada provincia”.

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