Hace esculturas de barro para visibilizar los cuerpos reales y las malformaciones inspirada en su propia historia: "Es muy sanador"

María Eugenia Coronel es licenciada de Artes Visuales en la UNA y, como escultora independiente, realiza obras inspiradas en cuerpos que se salen de la hegemonía. Una historia plasmada en arte que inspira a otros.

21 de febrero, 2024 | 00.05

Transformar el tabú en arte. Eso hace María Eugenia Coronel que, como artista, escultora independiente y licenciada de Artes Visuales en la UNA , realizó cinco series de esculturas de cuerpos reales y malformaciones que la ayudaron, también, a sanar su propia historia. Hoy dicta clases y realiza workshops en todo el páis sobre cómo trabajar con cerámica, barro y alfarería.

Durante gran parte de su vida tuvo sobrepeso, fluctuando la mirada sobre su propio cuerpo. Casi fue paciente bariátrica y reconoce que en esa época era "gordofóbica". Fue el arte el que la llevó a cambiar el prejuicio que tenía consigo misma: "A los 12 años viví la época de Britney Spears y Cristina Aguilera, que eran chicas flacas y no tenían culo ni tetas. Mucha gente se quedó con esa imagen a la que hoy consideramos que son cuerpos hegemónicos. Nos olvidamos que nosotros somos un país latinoamericano con personas que solemos ser más voluptuosas.”, recuerda, sobre las primeras huellas que la llevaron a tener una mirada severa sobre su propia imagen.

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Hoy, a través de sus esculturas, busca reflejar la naturalidad de los cuerpos y las malformaciones, deconstruyendo el ideal de belleza establecido. En sus obras se observan labios leporinos, cuerpos sin cabeza, golpeados, mujeres con senos caídos y embarazadas, por mencionar algunas. Para llegar a hacer esa selección, confiesa que tuvo que ver mucho la cuarentena y el explorar con diversas herramientas y texturas: en el 2021, desprendiéndose de todas las imagenes de referencia que tenía en su cabeza, dejó que sus manos la sorprendieran esculpiendo de manera improvisada. Allí nace la primera serie, la de cuerpos contrahegemónicos sin cabeza.

Al principio, como con todo lo nuevo, le daba temor hacerlos hasta que empezó a ver su belleza. “Hacer este tipo de esculturas es algo muy sanador, pero no es una reivindicación. Si las personas que ven mis trabajos se lo quieren apropiar para su propia lucha o su propio camino de amor propio, ¡los banco!. Yo lo hice de manera muy inconsciente, pero ahora con el tiempo me di cuenta de que soy yo al 100%.”, explicó.

Su inspiración siguió y, con el paso del tiempo, empezó a moldear una nariz, una boca y con el bisturí terminó dándole cada vez más forma, hasta que se convirtió en un rostro con labio leporino, que luego decantaría en una segunda serie. Cada obra que comienza, la explora con entusiasmo y humildad, pero reconoce que la enorgullece que reconozcan sus esculturas al verlas, ya que son obras que no suelen repetirse en ningún lado.

Ya con el foco claro de su obra, en el 2022, probó recrear cuerpos "reales" desnudos, atados en sus zonas íntimas y en otras partes del cuerpo por una soga. “Yo solo quería ver el efecto que causaba al ponerle una soga a la arcilla. Al terminar la escultura, tomé conciencia de que ese cuerpo que había esculpido era igual al mío", resalta, sobre los limites de la obra y el artista. Le sorprendió que, al subir estas piezas a las redes sociales, se volvió viral, pero que, entre los aficionados, se encontraban personas que se interesaban por una práctica erótica que se realiza con sogas, llamado "shibari".

Entre otras obras, trabajó con una modelo plus size, llamada Eliana Noelia Cristaldo, mejor conocida como "Exorquídea", en la que talló en vivo, durante 4 horas, su cuerpo. Usó técnicas innovadoras que inspiraron un workshop que quiere realizar por el interior del país. 

Próximamente va a lanzar un busto de cerámica, en el que graficará detalles de heridas para representar un cuerpo golpeado, como un ojo hinchado o un tabique de la nariz roto. A la larga, quizás se convierta en una nueva serie, inspiración que obtuvo de Analía Rodríguez, su profesora: “Me animé a encarar este proyecto porque asistí al taller de ella, quien se dedica de lleno a realizar este tipo de esculturas. Es excelente.”

Luego de varios años de trabajo, el futuro de Maria Eugenia es incierto. Su sueño es viajar a México para contactar con artistas que admira. Pero, mientras tanto, está contenta que, de su obra, surja la reflexión: "Cualquier cosa que hagas, lo tenés que disfrutar. Hay que tener presente que la zanahoria que tengas adelante no debe ser el éxito. Si a vos te genera placer lo que estás haciendo y te saca esa ansiedad, es por ahí. Ahora todos nos sentimos presionados en alcanzar la meta que queremos y no nos enfocamos tanto en el camino. Como bien dice una de las canciones de Jorge Drexler: 'Ama la trama más que el desenlace'”, concluye.