Fundada en 1875, la panadería Lucca está ubicada en Luján, provincia de Buenos Aires. Ángel Lucca, el fundador, era un inmigrante italiano que comenzó a escribir la historia de la empresa familiar que está cerca de cumplir un siglo y medio de vida en la localidad que queda al costado de la ruta nacional N° 7, a 68 km de distancia de la Ciudad de Buenos Aires. Hoy, es la cuarta y quinta generación de descendientes de Don Ángel la que lleva las riendas del negocio y lo mantiene con vida para goce del paladar de lujanenses, turistas y eventuales visitantes.
“Tenemos una panadería que fluctuó por diferentes crisis, muchísimas situaciones en el mundo y en el país, el Rodrigazo, la hiperinflación con Alfonsín, la crisis del 2001 e innumerables situaciones. Todas ellas se pudieron sobrepasar y sigue abierta, nunca cerró sus puertas”, cuenta con orgullo Marcos Scorzato, tataranieto de Ángel, el fundador. Hoy él es uno de los responsables de que todo continúe funcionando a la perfección. Hace un tiempo, tomó la decisión de no incluir harinas en su dieta. Sin embargo, su trabajo garantiza que cientos de bonaerenses disfruten en su mesa muchos de los manjares que Lucca produce hace 148 años.
Desde el inicio hasta 1940, es decir, durante 65 años, Lucca vendía exclusivamente pan, o casi, porque también ponía a la venta un poco de galletas y tallarines. Recién en las décadas del 40s-50s es que empezaron a aparecer las primeras facturas. “Existe toda una historia entre los trabajadores de las panaderías de principio del siglo XX, muchas veces anarquistas, y la iglesia católica, las fuerzas de seguridad, que explica por qué algunas de las facturas que comemos tienen esos nombres: cañoncitos, vigilante, suspiro de monja, bolas de fraile. Obedecía a un recurso que los panaderos tenían para faltarle el respeto a las instituciones reguladoras del orden público”, cuenta Marcos al mismo tiempo que aclara que su tatarabuelo era más bien una persona de ideas socialistas.
El sándwich de miga llega recién a finales de los 80s, principios de los 90s. Si bien hoy es una de las ofertas destacadas del lugar, es un producto muy joven si se analiza toda la historia de Lucca. “Tiene más de 30 años el triple de miga, pero no deja de ser poquito”, aclara Marcos, padre de Pedro, que con cuatro años ya forma parte de la sexta generación en marcha.
Formar parte de la historia
Hay muchas anécdotas que tienen a la panadería Lucca como protagonista, pero una en especial es el reflejo de los años que lleva vigente: la entrega de pan a un Bartolomé Mitre detenido en el cabildo de Luján.
En 1874, Nicolás Avellaneda ganó las elecciones presidenciales. El expresidente, Bartolomé Mitre, denunció fraude, no reconoció el resultado y se levantó en armas. Tras perder la lucha armada, Mitre, enjuiciado por un tribunal militar, quedó detenido en el Cabildo de Luján por varios meses. Allí, el dirigente liberal, recibió una entrega de pan en manos de Ángel Lucca que un tiempo antes había comenzado su emprendimiento.
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Los rostros detrás del pan
Hugo Mancilla, uno de los panaderos que más conoce del oficio panaderil en Lucca, trabaja en el lugar hace 18 años. Oriundo de Santiago del Estero, además es facturero y un recientemente egresado de los cursos de IAG Pastelería, la escuela de Ariel Palacios y Osvaldo Gross.
“En la cuadra, el sector de producción, los hornos empiezan a las 4 de la mañana y no se para hasta la 1, después seguimos con los panes ingleses y los sándwiches de miga. Amasamos facturas de manteca, unos 50 bastones usando casi 100 kg de harina, así todos los días”, detalla sobre su rutina.
El comienzo de la jornada lo tiene a Hugo como el encargado de empezar con la pastelería, los budines, scones y polvorones: “Es una de las mejores panaderías que hay en la zona, por eso caen todos por acá. No porque trabaje acá, para mí esta es la mejor de todas por los productos, por cómo se elabora. Por algo la gente lleva cada vez más”, describe con orgullo Hugo, que anhela alguna vez hacerse su propio camino como emprendedor gastronómico.
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El futuro de Lucca
“Hoy en la panadería somos 38 empleados que formamos parte y que llevamos adelante Lucca los 365 dias del año. Producimos 300 kg de pan por día, 1500 triples de miga diarios y facturas para una gran afluencia de público que viene a comprar diariamente", explica Marcos.
Al consultarle sobre el futuro, Marcos deja entrever cómo lograron sobrevivir al paso del tiempo: "La panadería es algo que va a seguir por largos años, uno no tiene la bola de cristal pero siempre veo un escenario en el que uno se adapta a las nuevas circunstancias del mundo. Es complejo con el escenario de la historia argentina que un comercio date de tanto tiempo, pero por algo el argentino es tan buscado en el mundo porque se sabe sobreponer a todo", explica. Y concluye: "A la inflación uno se sobrepone gracias al trabajo y la panadería es lo que es en un 80%, 90% gracias a la gente que trabaja acá adentro. Esto funciona gracias a las personas, mujeres y hombres que aportan la mano de obra para esta panadería artesanal y así es como queremos que siga, con ese mismo espíritu”.