Sofía Kolomiets es una chica de 33 años, nacida en Togliatti, Rusia. Desde sus 18 años, viajó por el mundo y residió en varios países. Llegó a recorrer 45 lugares distintos, con sus respectivas ciudades, pero decidió quedarse en Argentina, cuando conoció el amor. “Yo llegué al país después de viajar bastante, y me pareció muy europea. En Buenos Aires, algunas partes son parecidas a Madrid, París. Entonces, me quedé súper impresionada, porque me hizo sentir como mi casa”, confesó la viajera.
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Con 5 idiomas aprendidos, que incluyen francés, inglés, español, indonesio y mandarín, Sofía siempre se caracterizó por querer conocer las maravillas de otros países. “Desde que nací hasta mis 17 años, viví en mi ciudad, y después fui a estudiar a Moscú. Estuve casi 10 años. Desde ahí, era súper fácil viajar por todo el mundo, porque Rusia está en el centro de todo, entonces puedes ir a cualquier lugar, sobre todo Europa o Asia”, explicó Kolomiets. Sin embargo, siempre se dio el espacio para volver en verano a su querida Togliatti.
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Su primer viaje sola lo hizo a Turquía con una amiga, y contó: “Sería como ir a Mar del Plata acá, es ese tipo de lugar para Rusia. Todos van a Egipto o Turquía, sobre todos los jóvenes. Fue una locura completa: discoteca, playa, fotos y nada más”. Sin embargo, este fue el comienzo de su gran aventura. Por lo que contó a El Destape, llegó a conocer 45 países. “Y estuve en muchas ciudades en cada país. Lo único que no conozco nada es Australia, Canadá y África, sin contar Egipto e Israel que fui”, explicó.
Años después, llegó a América del Sur, donde trabajó y residió por largo tiempo en varios de los países. Finalmente, llegó a Argentina, sin saber que ese país haría que su vida cambiara por completo. “Estaba trabajando en Colombia en una universidad dando clases de periodismo. Trabajé ahí medio año, y después decidí seguir viajando. Fui a Brasil y después a Paraguay. De ahí, llegué primero a Posadas”, dijo.
“Entendí que los argentinos saben súper bien amigarse, son muy buena onda. Y eso es lo que tal vez me encantaría aprender. Esa manera de comunicarse, de ser familiar, de compartir, me suena muy ajena, pero es algo muy lindo”, confesó. Sin embargo, también vivió sus choques culturales con ellos. “Yo normalmente no considero las conductas de otras personas como malos. Pero sí hay algo que me molesta. En Rusia tenemos un dicho que es algo así como ‘Una palabra es como oro’. Oro es algo valioso, le prestas atención y sientes el peso. Pero acá no suele pasar eso. Por ejemplo, si yo digo que nos vemos la semana que viene me lo estoy agendando, y nunca pensé en decir ‘Nos vemos’ por amabilidad. Acá suelen hacerlo, y es algo que me irrita un poco”, admitió.
Además, la perspectiva latina del horario puntual es muy distinta a la rusa. En el país euroasiático, si se llega tarde a un lugar, es considerado una falta de respeto o que la persona se considera superior. “Pero en América Latina no. Cuando trabajé en Colombia, en la universidad, teníamos un primer encuentro yo y un par de chicas más, que justo ingresaban en ese semestre. Entonces nos tenían que presentar al director del Departamento de Comunicación, y la reunión era a las nueve. Yo voy a las 8:50, y no hay nadie. Pensé que me había confundido de horario, pero no. Más o menos a las 9 todos empezaron llegar, y arrancamos 9:15. Para mí fue un choque bastante fuerte, que después fui acostumbrándome. Ahora estoy súper tranquila, no me importa si la persona llega tarde porque yo siempre tengo algo que hacer con mi celular”, contó Kolomiets.
A pesar de las bellezas que encontró en el país, y que hizo que decidiera quedarse, Sofía tiene partes de su cultura natal que le gustaría traer para compartir con los argentinos: por ejemplo, la comida. “Acá no es mala, solo que es simple. En Rusia, abrís la heladera y haces una combinación de sabores con lo que encontrás. A veces Francisco me pregunta ‘¿cómo hiciste eso?’, y yo no sé. Estamos acostumbrados a una fiesta de sabores, que acá traería”, confesó.
Sofía logró adaptarse mejor de lo que creía y conoció a los argentinos en los momentos que menos esperó. Ese primer viaje no fue el que hizo que se quedara. La verdadera razón fue un solo argentino que apareció en Instagram en el 2023. “Tengo mi escuela de español y tenía la cuenta de ese lugar, donde subo cosas para que se vayan guiando. Nombres de películas y sus traducciones, por ejemplo. Justo vi el último reel que Francisco Sola subió en ese momento. Yo ya lo venía siguiendo, conocía su contenido. Como me gustó lo que decía, le corté un momento y lo subí en las historias. Él me comentó sorprendido de que lo haya usado, y así empezamos a hablar”, contó.
“En un principio, lo que me llamó la atención fue que sus mensajes me parecieron súper profundos. Cuando nos conocimos, después de dos meses, me pareció detallista. Francisco se fijaba en los momentos en nuestra charla en que normalmente la gente no se fija”, expresó. Sus días en Argentina, y el amor que la atrajo hasta el país, hicieron que surgieran dudas sobre cómo podía quedarse. De esta manera, Sofía investigó todo lo necesario para poder residir en el país. Así, descubrió que con el pasaporte de turista, puede estar en el país durante tres meses, y luego puede pedir a Migraciones para extender su estancia. “Funciona muy parecido a Rusia en ese sentido. El gobierno propone un montón de opciones, que no sean el casamiento. Por ahora, el único plan que tengo es quedarme porque estoy enamorada. Si me caso, no quiero que sea por papeles”, admitió.
La adaptación laboral tampoco fue un problema para ella, ya que trabaja freelance y online. La joven se dedica a ser coach de vida práctica, y así ayuda a las personas “a llegar a sus metas, a la vida de los sueños. Guio a las personas para que cumplan sus objetivos”, explicó. “Nunca me importó dónde estaba. Me acuerdo de que fuimos con una amiga a una playa, y yo estaba trabajando. Ahora me pasa al revés: tengo mi propia oficina en casa, como para ganar ese equilibrio”, dijo Sofía.
Hoy en día vive en Tandil, junto con su pareja, Francisco. Tiene muchísimos países en la lista para seguir conociendo, pero tanto el amor como la cultura hizo que decidiera quedarse en Argentina por tiempo indefinido, para disfrutar del día a día. “El consejo que me doy siempre es no pensar mucho. Yo pienso demasiado, y creo que las personas que no hacen lo que quieren porque te podes perder en este bosque, y es difícil salir. Si no se hace algo, no funciona. Hay una frase de Rusia que significa esto: Лежать в сторону цели (Estar acostado a la dirección de la meta)”, expresó.