Lo que empezó como un juego de chiquita, terminó por ser un proyecto de vida que necesitó de mucha pasión y valentía. Hace ocho años, Sol López Ferraro dejó de lado sus proyectos convencionales para luchar por su sueño que, en el 2020, la llevó a consagrarse en un concurso como la mejor nail art del mundo. Para muchas personas, el mundo de las uñas es algo vinculado solo a lo estético, pero para Sol es mucho más que eso. Apasionada desde pequeña por las caricaturas, el arte y los tattoo, Sol decidió dejar su rutina habitual para lanzarse como emprendedora y hoy forma parte de una de las marcas más importantes del ámbito estético.
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“Hace ocho años estaba haciendo el traductorado de inglés, pero no me veía todos los días de mi vida haciendo eso, entonces fue cuando me animé a probar con un curso de uñas. Cuando lo terminé, entendí que eso era lo que yo quería hacer. Arte en uñas”, remarcó.
En ese momento, Sol comenzó un camino ascendente que la llevó a realizar diferentes cursos de perfeccionamiento; tuvo sus propias clientas y hoy dicta talleres en una reconocida marca de la cual también es socia. La competición que la consagró fue organizada por la marca de esmaltes O.P.I y constó de dos etapas virtuales y una presencial. Sol se presentó en el certamen junto a otras compañeras del estudio para el que trabaja y en la última etapa, la instancia presencial, tuvieron que enfrentarse a un jurado que evaluó los diseños que realizaron en chicas que oficiaron como modelos.
Ella superó las tres primeras etapas y se consagró como la ganadora internacional de la competencia de Nail Art que, por motivos de la pandemia por Covid-19, debió realizarse de forma virtual. Si bien el premio fue un viaje, la joven valoró la experiencia y resaltó las posibilidades que se le abrieron al recibir un reconocimiento internacional. “Esa participación me ayudó a posicionarme distinto, en un montón de aspectos. La gente se acerca con más confianza, por lo menos en el ambiente que estamos nosotras, que trabajamos con lo estético”, subrayó.
Antes de dedicarse por completo a hacer uñas, la joven trabajó en un call center; en una casa de cambio; como camarera y hasta en una empresa de envíos, pero nada de eso le generó tanta satisfacción como hacer uñas.
En los últimos años, y con mayor fuerza desde la pandemia, hubo un boom de emprendedores. Dejar trabajos convencionales para proyectar emprendimientos propios, hoy son opciones cada vez más posibles. Sin embargo, los mandatos culturales son factores muy importantes a la hora de tomar decisiones que cambian el rumbo de vida de las personas.
En ese sentido y al igual que a muchos otros padres, los de Sol también tuvieron sus dudas cuando les manifestó su deseo de dejar todo, para poder dedicarse a cumplir su sueño. Pese a eso, cuando la artista les demostró que el proyecto tenía las bases bien firmes, solo les quedó confiar en ella.
“Para mi familia fue difícil aceptar mi decisión. En ese momento me estaba jugando todo, por algo que no sabíamos si iba a funcionar”, expresó. Si bien sus padres nunca dejaron de apoyarla en su proyecto, el marido de Sol fue un acompañante fundamental.
Los miedos de los emprendedores
Si bien Sol contaba con el apoyo de su familia y estaba segura de lo que quería para su futuro, pensar en llevar adelante una vida que depende del día a día, puede generar miedos e incertidumbre, por más firme que esté el proyecto.
“Las dudas siempre están, sobre todo porque en las pymes cada día es diferente. Al principio, cuando arranqué tuve momentos de mucha duda, incluso por las contradicciones del mismo trabajo”. Sin embargo, el camino recorrido por la artista la llevó de soñar con hacer uñas, hasta ser ganadora de la competición internacional.
En la actualidad, se dedica a dictar talleres, atiende a sus clientas más antiguas y decidió dar sus primeros pasos en el mundo de los tatuajes. “Siempre me gustaron los tattoo y, de alguna forma, esto también es seguir incursionando en el arte".
A modo de reflexión, sobre su paso al emprendedurismo, Ferraro subrayó la importancia de “animarse a probar cosas nuevas”, y aseguró que el camino puede ser difícil, pero “no hay que rendirse”.
En la actualidad, se dedica a dictar talleres, atiende a sus clientas más antiguas y decidió incursionar en el mundo de los tatuajes. “Siempre me gustaron los tattoo y, de alguna forma, es seguir incursionando en el arte, solo que, en esta ocasión, es en la piel”, aseguró.