Quienes visitan Tierra del Fuego reciben todo tipo de recomendaciones de lugares a conocer tanto de la Ushuaia turística como de la Río Grande industrial. Entre consejos de excursionar por paisajes de mar, montaña, glaciares, lagos, bosques y estepas se suele filtrar la indicación a pegarse una vuelta “por la Panadería de Tolhuin”, en el centro de la isla. La mención es a La Unión, con casi 40 años de vida.
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Emilio Sáez arrancó en 1985 a amasar y despachar pan cuando Tolhuin contaba apenas con cien habitantes, la Ruta 3 que conecta Río Grande con Ushuaia era de ripio y Tierra del Fuego todavía no tenía rango de provincia. “Ahora parecemos un aeropuerto. Acá la gente tiene de todo. Cuenta con cajero automático para sacar efectivo y con cada una de las comodidades propias de un parador. Hasta jugar a la quiniela puede. Pero igualmente, para todos sigue siendo la panadería”, explica orgulloso Sáez.
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Si la comparación con un aeropuerto se centra en la amplitud del lugar y los servicios que brinda, la calidez y los signos de identidad son los que hacen que para todos siga siendo “la panadería”: tanto para los vecinos de Tolhuin, como para el resto de los fueguinos y de los turistas argentinos y extranjeros que pasan por La Unión.
Una de las paredes exhibe fotos de Emilio con personalidades que en todos estos años pasaron por allí: Jairo, Valeria Lynch, Palito Ortega, Graciela Alfano, Ricardo Bochini y Hugo Gatti, por nombrar a algunas.
A través de una escultura se homenajea a René Favaloro. “No lo conocí, pero es un ejemplo de persona que quise resaltar”, explica. También se lucen obras que son “homenajes en vida a figuras de Tierra del Fuego como la Hermana Carla y el historiador Mingo Gutiérrez”.
Una réplica del ARA San Juan homenajea a las 44 víctimas, mientras que una escultura resalta a los caídos argentinos de la guerra de Malvinas, causa particularmente sentida en el sur del país.
Los inicios
“Vine a Tierra del Fuego con 30 años, apenas llegué a Ushuaia conseguí trabajo en la construcción. Jamás había trabajado en una panadería”, se sincera Emilio Sáez, un marplatense, hijo de andaluces, que en su adolescencia se fue con su familia a España, donde trabajó en Málaga como albañil. “Después mi papá me consiguió un empleo en la construcción de oficinas en Arabia Saudita. Estuve cuatro meses y tuve el privilegio de conocer esa maravilla que es el Mar Rojo”, añora. Decidió regresar a su Mar del Plata natal, pero sintió que no era el lugar para anclar y aceptó el convite de probar suerte bien al sur.
A los cuatro meses de llegado fue a conocer Río Grande, pero a mitad del camino sintió que descubrió su lugar en el mundo. “Cuando pasamos por Tolhuin me enamoré. Me impactó el Lago Fagnano. No había nada. Sólo una escuela para los hijos de los trabajadores de un aserradero que estaba a unos kilómetros de acá. Como en Ushuaia me había hecho amigo de un panadero me ofrecí a trabajar los fines de semana para aprender el oficio mientras tramitaba alguna casa para vivir en Tolhuin”.
Ya en 1985 recibió por vivienda una oficina de obras públicas. En la región no había teléfono ni televisión. “Empecé con el despacho de pan, fue todo muy a pulmón, casi no había población con lo cual la perspectiva dependía de que empezara a crecer la zona”, recuerda.
El primer salto fue cuando la Hostería kaikén, a seis kilómetros de distancia, le empezó a encargar pan para los visitantes. Allí, además del hospedaje y una confitería estaba la estación de servicio intermedia entre los 200 kilómetros que distancia a Río Grande de Ushuaia.
“La panadería empezó a explotar cuando arrancaron a asfaltar la ruta. La tenía delante de mi casa y a la gente que andaba de paso le ofrecía el baño de mi vivienda. Siempre tuve en claro que lo principal era atender bien a la gente”, puntualiza.
En esos tiempos en que todavía la panadería era un apéndice de su casa es que recibió a los primeros famosos. “Vino María Martha Serra Lima. En el baño todavía había que cargar agua porque todo era muy rústico. Me daba vergüenza. Pero ella fue muy respetuosa. El segundo fue Carlos Perciavalle. Venían actores contratados por compañías que los traían a Punta Arenas en Chile y a Tierra del Fuego”, cuenta.
En ese entonces, decidió ofrecerle a su padre que sí tenía el oficio de panadero que se mudara a Tolhuin a trabajar juntos. Empezó a ampliar la panadería y a construir su casa en un primer piso para poder instalar mesas. Con el tiempo construyó una nueva vivienda y todo el terreno quedó para el comercio.
“La panadería no paró de crecer. Empezamos a agregar sándwiches y alternativas al paso para que los viajantes pudieran hacer base un rato antes de seguir su marcha. Algunos fines de semana llegamos a recibir hasta 5 mil clientes”, se enorgullece.
Por ese entonces, con la ruta ya asfaltada, un cartel invitaba a conocer “la panadería de las estrellas”.
Incendio y reconstrucción
En la madrugada del 23 de enero de 2021 la panadería La Unión ya era una institución de la localidad de diez mil habitantes de Tolhuin y de Tierra del Fuego toda. A las 4 de mañana a Emilio Sáez le avisan de un incendio que destruyó su emprendimiento.
Empezó a recibir respaldos para volver a poner a La Unión en pie. Un ciclista italiano lo intimó por teléfono desde Europa a “aprender a dejarse ayudar”. Le recordó lo que significó para él y para tantos deportistas de tantos países que fueron a pedalear hasta “el fin del mundo”, el alojamiento gratuito que Emilio les ofrece con cama para dormir, internet y ducha para bañarse enfrente de la panadería. “Siempre lo hice de corazón, no para obtener algo a cambio. Pero le hice caso y me dejé ayudar. Me juntaron 10 mil dólares con los que coloqué los 750 metros de cerámicos”, se emociona.
De Ushuaia, lo llamó la arquitecta Cecilia Senilliani. Lo recibió con música de Rubén Patagonia. Le leyó una carta en la que le transmitía lo que significa para ella la panadería que visitaba de chica con su familia cuando cruzaba de punta a punta la isla. Se ofreció a hacerle el diseño de la reconstrucción.
Desde la Churrería El Topo de Villa Gessel hicieron un café virtual para recolectar fondos. “Ni siquiera los conocía y tuvieron eses gesto”, se asombra.
Sáez aclara que el seguro le cubrió gran parte de la obra de “La nueva Unión”, pero que todos esos actos solidarios ayudaron en lo material pero fundamentalmente en lo anímico para que el 25 de febrero de 2022 se reinaugurara la panadería La Unión. Un parador que es uno de los símbolos de Tierra del Fuego.