“Lo dijo Fernando Carlos”, es la cita de autoridad a la que se apela en las escuelas de la provincia de Buenos Aires cuando en una sala de profesores, durante un recreo, surge alguna consulta acerca de algún derecho laboral o una normativa específica. La avidez por información concreta de docentes -tanto en actividad como jubilados- y auxiliares es uno de los motivos por los que “Fernando Carlos – Portal de Educación” cuenta con 316 mil seguidores.
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Detrás del “Fernando Carlos” que todos conocen en el ámbito educativo bonaerense está Fernando Carlos Ibañez, docente desde 1986 y abogado desde fines de los ‘90. “Soy un docente que comparte información” es la frase con la que se define. “Empecé hace 25 años con una página que tuvo como primer objetivo sintetizar y ordenar los derechos y beneficios con los que contamos. Por ese entonces no me daba mucha maña con la tecnología. Para alojar los datos en advance, me cobraron 120 dólares en 1999 y así arranqué” recuerda con precisión en diálogo con El Destape.
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El espacio que creó de manera artesanal despertó el interés de la docencia a partir de la información sobre régimen de licencias, actos públicos, desplazamientos de cargos, topes de horas que puede dictar un profesor y liquidación de sueldos, entre otros ítems puntuales del quehacer diario en el ámbito educativo.
Al tiempo que la página aumentaba en visitas, dio el paso de armar un primer listado de mails para enviar la preciada información. Una década después, sólo en La Matanza, su distrito, 20 mil docentes recibían sus correos electrónicos. “En el 2009 incorporé Facebook, que es donde hoy cuento con 316 mil seguidores. En la época de la Gripe A. Empecé a hacer videos también. Hasta ese entonces todos sabían de Fernando Carlos, pero muy pocos me conocían la cara”, destaca divertido. Siempre de manera artesanal, “sin community manager, ni nada de eso”, amplió su trabajo a otras redes como Instagram. En diciembre abrió un canal en WhatsApp.
“Un virus contra las mezquindades en el sistema educativo”
Además de sentirse “un docente que brinda información”, Ibañez entiende que muchas veces la docencia debe enfrentarse contra “las mezquindades que hay en el sistema educativo. Fernando Carlos es un virus contra eso”, profundiza.
Ingresó en la docencia a los 19 años, muy joven, en el mismo establecimiento en que se recibió de técnico: el Islas Malvinas de Ciudad Evita. “En el ’86, a través del listado supletorio, logré ingresar. Estaba habilitado para dictar matemáticas, dibujo técnico y taller. De entrada, logré una buena relación con los alumnos”, explica. Sin embargo, se decepcionó con directivos del colegio que “al finalizar el año en vez de ayudarme a consolidar esas horas y extenderlas, se aprovecharon de mi desconocimiento sobre aspectos normativos para desplazarme de algunos cursos”, relata.
Esa experiencia lo marcó, pero no lo frustró. Decidió seguir adelante. Realizó dos años de capacitación pedagógica, con lo cual ya podía aparecer en los listados oficiales. Después se puso a estudiar abogacía. “En ese tiempo empecé también a dar clases de Derecho y de Educación Cívica”, recuerda.
La historia de Fernando Carlos como personaje
“A veces hablo de Fernando Carlos en tercera persona, algo así como hacía en su momento Maradona”, admite y desarrolla su explicación. “Hay algo que parece menor, pero en la vida real nadie me llama con los dos nombres. Soy Fernando. Es más, odio el nombre Carlos. Pero cuando empecé todo, en el 99, la página no me autorizaba como Fernando solamente entonces probé como Fernando Carlos y sí me la tomó”, profundiza.
Ibañez se reconoce solitario y jamás se presentaba en las escuelas como Fernando Carlos. “Era como un superhéroe, que no develaba mi identidad”, compara. Pero en la medida que el portal crecía en influencia no todos eran elogios. “Un día en la 39, en la Goubat de La Matanza, un compañero me empieza a hablar mal de Fernando Carlos, me dice que era un espía. Me ponía como ejemplo a Ciro James. No lo podía creer. Le dije que eso es ensuciar gratuitamente. Que Fernando Carlos era yo y que lo único que tenía de James era que de pibe iba a bailar a Jesse James”.
Como abogado, Ibañez trabajó un tiempo, pero se encontraba con que su firma en los escritos generaba recelo en ese sistema educativo en el que se considera un virus. “Como defiendo a la docencia, soy mal visto”, se enorgullece. Su pasión por enseñar hizo que deje de lado la abogacía como práctica. “Además, como docente en la provincia de Buenos Aires, al haber empezado tan joven a trabajar, me podía jubilar a los 50 años, cosa que hice 7 años atrás”, agrega.
“A veces me zarpo un poco, me gusta provocar"
Fernando Carlos – Portal de Educación además de contar con información, tiene posteos con la opinión de su autor. “Editorializo. Algunos se quejan y me piden que me limite a informar, que no politice. Me subleva que alguien que eduque no entienda la relación entre las dos cosas”, se indigna.
“Para informar soy preciso. No mando fruta. Pero cuando me salen a discutir a veces me excedo un poco”, relata pícaro. El año pasado, durante la campaña electoral, se mutiplicaron sus posteos en alerta a que el entonces candidato Javier Milei se postulaba para barrer con los derechos de los trabajadores. A las y los docentes que le retrucaban en defensa de La Libertad Avanza, Fernando Carlos los empezó a tratar de “canositas y jonitos”, en alusión a Viviana Canosa y Joni Viale.
“A veces me zarpo un poco, me gusta provocar. Tengo algo de mi ídolo Charly García. No sólo lo hago desde lo virtual. En la sala de profesores más de una vez me mandaba alguna que dejaba a todos con la boca abierta”, admite.
Ibañez reconoce que el estilo confrontativo que reivindica “hacia finales del año pasado me desgastó un poco, por lo que congelé un tiempito los posteos en Facebook y jerarquicé abrir el canal de whatsapp. Como ahí no puedo adjuntar documentos, cuando informo algo más extenso derivo a la página”. Esa página de Fernando Carlos que en 1999 empezó como una manera de compartir noticias y datos sobre educación y que hoy es una referencia para los docentes, jubilados y auxiliares de las escuelas de la provincia de Buenos Aires.
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