En pleno 2020, con pandemia y encierro mediante, Luciano Mogni comenzó a llevar los paisajes y personajes reales que encontraba en Street View y Google Maps a su lienzo, como un modo de conexión con el exterior que extrañaba. Sus icónicas pinturas que iban desde una comunidad de superhéroes que empujaban un 147 hasta un vecino llevando un tanque de agua en una motito se viralizaron rápidamente, en tiempos en que muchos buscaban recuperar aquella “vulgar belleza” entre barbijos y abrazos prohibidos.
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En los años 30, el escritor Roberto Arlt realizaba para la revista Proa, “las Aguafuertes Porteñas”, que eran historias de cotidianidades que rescataba de la ciudad. Aquellas pinceladas literarias, un siglo después parecen tomar vida en estas pinturas narrativas de Mogni en “Esto es Real”: una colección de más de 200 obras donde la cotidianeidad y lo simbólico siguen siendo el eje, para entender la urbe y su cosmovisión.
Mogni es pintor, muralista y publicista, nacido en Avellaneda, hoy reside en Lomas de Zamora y trabaja en Almirante Brown, se dedicaba a hacer arte abstracto en las paredes de AMBA hasta que, como a todos, la pandemia lo obligó a un punto y aparte.
“En la pandemia empecé con esta serie de pinturas a través de situaciones que parecían medio bizarras que veía en el Google maps. Ya que no podíamos salir, empecé a retratar escenas cotidianas de la vida misma que encontraba a través del Street View. Eran raras, pero simbólicas. La gente se empezó a copar, a compartir y destacar mi trabajo. Con el tiempo ya me empezaron a mandar fotos y videos”, recuerda Mogni en charla con El Destape.
“Extrañaba la cotidianeidad, los amigos, la calle, el barrio”. “Luc”, como lo llaman muchos, recuerda así aquellos tiempos de Covid y confinamiento obligatorio. Su mirada parece perderse en esos momentos en los que internet era la única forma de encontrarse con sus obras que habían quedado en la ciudad desierta.
Como quien revisa las redes sociales de alguien que extraña, Luciano buscaba con aquellos trabajos que había hecho como muralista “embellecer el barrio”. Lo que no sabía es que, irónicamente, terminaría enamorado de la belleza propia de los barrios.
“Yo venía pintando murales, y empecé a buscarlos en internet. Comencé a verlos en contexto. Noté a la gente de los costados. Vi que estaban en posiciones raras, haciendo cosas pintorescas y de ahí fue disparando otro tipo de pinturas. Me encantaba que pudiera ahí mostrar una cotidianeidad simbólica. Era como atrapar la ciudad”, asegura.
“Mis trabajos no buscan ser bizarreadas o memes"
“El arte se transformó en mi medio para comunicar este momento”, destaca Luciano, que admite que no es muy amigo del uso excesivo del concepto “bizarro”, cuando se habla de este tipo de trabajos. “Mis trabajos no buscan ser bizarreadas o memes, sino son trabajos cotidianos, reales; que muestran lo que pasa. Que muestran empatía, pasión, una tendencia a ayudar, a resolver. Es ni más ni menos que la vida de personas reales”.
Esa colección de pinturas para Mogni, presentada y vendida en varios continentes, con varias obras virales y un reconocimiento que no para de crecer fue “un antes y un después”, que define como “una necesidad de capturar lo cotidiano".
En ese sentido, profundiza: “Una foto o un video se puede volver una obra de arte contemporánea. Porque es actual, es de fácil lectura para cualquiera, porque es algo cercano, que pasa la vuelta de la esquina, creo que eso es parte de lo mágico que pasó con todo esto”.
Spiderman con un cajón de cerveza que va a buscar un kiosco, un señor tomando sol en una pelopincho, un hombre en una motito llevando una antena de Direc tv, o súper héroes empujando un 147 son los cuadros más representativos. “Para mí son imágenes muy bellas, muy pop. Es una forma de capturar la ciudad desde su lado más puro. Ves el humo de un camión que pasó, que vuelve a la imagen renacentista, en el medio del conurbano”, sintetiza.
Si bien ahora hace retratos de todos lados, su lugar de procedencia parece tirarle un poco más, ya que según cuenta,“el conurbano tiene sus propios estilos, construcciones y olores. Hay una forma propia de ver la vida, que es poética y absurda y me encanta retratarla”.
El arte que construyó comunidad
Desde que recuerda pinta y dibuja, pero su vida no siempre estuvo marcada por esa rama del arte. De hecho, es publicista recibido el la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), profesión a la que se dedicó por mucho tiempo, hasta que el parte aguas de los 40 años lo hicieron dedicarse enteramente a esta rama del arte primero con esas obras abstractas que segùn reconoce “la gente mucho no las entendían” y le pedían que dibuje “Un maradona o una gilda”
Luego de dos años, Luciano reconoce que incluso su mirada hacia el mundo cambió luego de esta serie. “Ahora ya cada cosa que veo la pienso como un cuadro. El ojo en un momento se afinó de tal manera que no dejo de ver esas imágenes. Todo lo que sea pintoresco, que crea que nos representa. Una motito, un señor tomando sol, gente que transporta cosas arriba de los techos, en todo está el arte. Y ahora lo veo todo el tiempo”.
Con el tiempo empezó a recibir material de seguidores, por lo cual la colección comenzó a tener un carácter participativo. “Amigos, fotógrafos y vecinos ,me pasaban fotos y videos. Me hablaban de carteles, de ofertas, de personajes. Se fue construyendo casi una comunidad de personas que entendían a la ciudad desde esa mirada y eso me copó”, cuenta.
Un buen tipo es una obra de arte
El 23 de septiembre, se llevó a cabo “La noche de los museos", donde más de un millón de personas participaron de las 290 sedes repartidas en toda la Ciudad de Buenos Aires.
Mogni participó de la muestra pero no quiso dejar de lado su mirada particular. “Haber sido invitado a una muestra tan importante y tener esa repercusión es algo impresionante. Llevar estos personajes disruptivos del conurbano en tamaño real, pinturas y realidad aumentada a un escenario tan conservador y elitista como ese me pareció algo genial”.
“Pero lo que más me gustó -completa- es poder llevar “La gomería del gordo cósmico” que queda en Burzaco, dentro de lo que es el Fiuba, la facultad de ingeniería de la UBA. Llevamos, junto a @aluvionzoo y a @alcapoun10 una experiencia de realidad aumentada, mediante cascos de realidad virtual, a un edificio gótico a un hermoso personaje de barrio, con el que la gente pudo ver e interactuar mediante cascos de realidad virtual".
"Conocieron a un tipazo y a la vez un personaje, que se levanta todos los días a laburar a las 6 de la mañana y que tiene tiempo para ayudar a todos, que en su simplicidad nos muestra una realidad por demás poética, eso dentro de un lugar tan icónico, es lo que intenté mostrar”.
“Luc”, señala que el lugar “más raro” de donde se interesaron por sus trabajos fue en Alemania. “Se llevaron tres obras de esta serie del conurbano y me pidieron hacer 3 de la Ciudad de Berlìn, que eran un pony dentro de un subte, un chico sentado con una cabeza de caballo en un puente y uno vestido de astronauta en una esquina”.
“Es imposible que esto se me haga una rutina convencional, la magia siempre se renueva”, asegura el artista, a tiempo que reconoce que empezó haciendo una obra cada 15 días y ahora hace hasta 3 por semana.
“Cambiaré, la paleta de colores, los fondos, le encontraré la vuelta, pero el arte es inagotable y por eso me gusta tanto”, cierra Luciano, este artista que es tan parte de la ciudad, que cuando la extrañó, decidió hacerla arte. O mejor dicho, recordar que el barrio y la ciudad son arte.