Empezó pintando "trapos" para Nueva Chicago hace más de 20 años y llegó al Inter de Messi con sus banderas únicas

Pepe Perretta se enorgullece de haber “traspasado la barrera de los colores”. Desde 2003 hace banderas para los clubes argentinos desde su taller de Villa Celina. Sus creaciones llegaron a más de 40 países.

20 de junio, 2024 | 00.05

El prestigio de la cultura futbolera argentina le permite al artista plástico matancero Pepe Perretta exportar su arte. Las banderas que pinta se exhiben en tribunas de todo el mundo. Retrató a Messi en “trapos” para la hinchada del Inter de Miami y a Maradona para los torcedores de la Curva B napolitana. Japoneses, coreanos y australianos son algunos de los públicos de 30 países que lucen en sus estadios trabajos realizados en su taller de Villa Celina.

Si la sonoridad de “Muchachos” abrió paso tras el último mundial a que la hinchada argentina fuera premiada por la FIFA con el The Best, los colores de Perretta hace años que se ganaron la admiración de hinchas de distintos continentes. Traductor de google mediante, a diario Pepe entra en comunicación con gente que habla distintos idiomas pero que coinciden en demandar banderas “del estilo argento”. Esas que Pepe empezó a confeccionar en el 2003 con su particular estilo de brillo, sombra y volumen que se convirtió en una marca registrada.

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A esta altura del partido, a Perretta no sólo los hinchas le encargan sus obras: para la Copa América le llegó un pedido de un “telón” para una serie sobre Ángel Di María y de varias banderas para una publicidad que recrea una previa de la hinchada argentina. 

El sentimiento y la técnica

“Pinto con el sentimiento del hincha”, explica Perretta, quien cuenta: “A los 10 me apasioné por Chicago y con mis amigos de Celina, caminábamos unas cuarenta cuadras hasta la cancha en Mataderos”. La cultura futbolera que vuelca a sus banderas viene de su práctica cotidiana como hincha.

Sin embargo, cuando en 1994 se decidió a tomar un curso de aerografía, lo que tenía en la cabeza era intervenir con el arte su moto. “La pinté con llamas y calaveras, me quedó horrible”, se divierte con el recuerdo. 

En ese entonces la pintura era un hobby al que le dedicaba las pocas horas libres que tenía en largas jornadas de trabajo en los puestos de verdura y fruta en el Mercado Central que manejaba con su padre. 

“Recién me largué con todo cuando me fundí en la época de De la Rúa. Empecé como todos pintando persianas y frentes de comercios del barrio hasta que un amigo bostero me pidió banderas para que en el cumple de 15 años de su hija entrara la hinchada a la fiesta. Como les gustó lo que hice me ofrecieron hacer un telón de 20 por 20”.

Su primer trabajo fue con la hinchada de Boca con la emblemática leyenda “el jugador número 12”. Allí un imprevisto marcó un rasgo de estilo: se le volcó pintura y había que ver cómo subsanar el problema. Se le ocurrió revertir la mancha en brillo. Transformar el error en virtud. 

El galpón de tierra y chapa de cuatro metros comenzó a quedar chico porque le empezaron a llover los encargos. “Uno de los primeros telones que tapan toda una tribuna que pinté fue a Lanús después de que Pipo Gorosito dijera que en el sur la mayoría es de Banfield y el Diego le contestara que en el sur son todos de Lanús. Quisieron aprovechar el envión que les dio Maradona con una bandera imponente”, se enorgullece.

Con el tiempo, le tocó confeccionar telones aún más grandes como uno que le hizo a River de 50 por 150 metros, y otro a Racing de 25 por 300 que cubre medio estadio. 

El Rial y Polino de las hinchadas

Perreta cuenta que su trabajo requiere complementar lo artístico con la información. “Soy como un Rial y Polino de las hinchadas. Tengo que estar al día para saber si está todo tranquilo, si tienen internas o están en pleno lío con alguna banda rival para ver en dónde y cómo hacer mi trabajo”, explica.

Para hacer los telones precisa que le consigan galpones y en muchas ocasiones seguridad para trabajar tranquilo. Se enorgullece de haber “traspasado la barrera de los colores”, por lo que todas las hinchadas lo llaman, inclusive la de equipos rivales a Chicago como Vélez, All Boys, Almirante Brown, Morón y Chacarita. 
   “En mi templo de la pasión más de una vez se cruzaron hinchadas rivales y todo el mundo se comportó como corresponde. Trato a todos con respeto y exijo lo mismo”, aclara. 
Su taller hoy creció en tamaño y calidad. Es de 6 por 20 metros con una oficina que es una suerte de museo, con camisetas, banderas y toda clase de objetos de todos los equipos a los que les realiza trabajos.

 

La comparación con los jugadores

Perretta relaciona su carrera con la de un jugador. “El futbolista primero quiere llegar a la Primera, después irse afuera y por último llegar a la selección. En mi caso es igual, hubo un momento en que sentí que debía ir a probar suerte afuera”, compara. 
   Arrancó por Italia. Se fue con un álbum de fotos, un aerógrafo y un soplete. “Primero fui a Nápoles, la tierra del Diego. Pegué onda enseguida. A los de la barra, los de la Curva B, no sólo les hice banderas, sino les pinté su sede. Empecé con el pie derecho”.
   Pero el punto más fuerte para él fue con un club del ascenso, de un pueblo. “Fui a Francavilla, el pueblo donde nació mi padre y al que jamás volvió. Les pinté una bandera del club con la imagen de papá. Fue muy fuerte”, se emociona.
   El viaje tuvo más momentos consagratorios. “Pinté para la Fiorentina telones. Uno lo lució la barra en la Plaza del Duomo donde jugaban al Calcio Storico, una mezcla de fútbol con vale todo, muy violento. Fue increíble lucir ahí mi arte”, se enorgullece. 
   También viajó a España donde pintó para el Atlético de Madrid del Cholo Simeone y en menor medida para el Barcelona, pero no guarda tan buen recuerdo como de Italia. 
   Luego ya no debió viajar a hacer promoción porque los pedidos le llegaban a Villa Celina. Sólo se traslada para trabajos grandes que hacen imposible el envío por avión. “En Colombia estuvimos tres meses para hacerle 13 telones a la gente de Once Caldas. Cada barrio quería el suyo”, puntualiza. También se supo instalar en Asunción para hacer telones para Cerro Porteño y en Costa Rica, para Saprissa. 
   En relación a la selección, el primer telón importante que recuerda haber pintado es uno a Godoy Cruz de Mendoza en el que Maradona y Messi comparten cartel con el Papa Francisco. 
   “En cada estreno de un telón trato de estar. Para mí es como el nacimiento de un hijo. Es muy fuerte ver a grandotes, tipos duros, llorar cuando se despliega. A un abuelo, a un padre y un hijo, a tres generaciones, que se emocionan juntos”, relata.
   En su ranking afectivo antes de Maradona y Messi está Gomito, Christian Gómez, el ídolo de Chicago. “Para un cumpleaños le hicimos un telón con la leyenda ‘tu magia, mi gloria’. Una vez vino al taller y le pedí un autógrafo, pero no en un papel. Le pedí que me tatuara la firma. Así que lo convertí en tatuador”, se ríe. 
   Un lugar destacado de su museo es ocupado por la pelota con la que Gomito le hizo un gol de tiro libre a Colegiales con el que Chicago ascendió al Nacional B. “Para que el hincha que la tenía me la dé le tuve que pagar con un par de banderas”, se divierte.
   Esas banderas que con su staff de siete artistas pinta con pasión y que lucen hinchas del PSG de Francia, del Inter de Milan y de montones de hinchadas en 30 países.

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