“La política es el deporte de los inconformistas; de los que luchan y van por más”, comentó Santiago Leandro Simari, quien, además de ganar 15 millones de pesos en Los 8 Escalones y batir el récord del mayor monto entregado, estudia Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su ambición es hacer política para estar más cerca de la gente, quizás, hasta llegar al sillón de Rivadavia. Luego de haber ganado el mayor monto de dinero en el programa de Guido Kaczka, el muchacho está evaluando reabrir un kiosco. “La decisión de emprender surge por una cuestión económica, y al mismo tiempo porque ese kiosco estaba en la esquina de mi colegio primario y tiene un valor emocional”, comentó.
Santiago Leandro Simari vive en un departamento en el barrio San Cristóbal junto a sus padres Leandro y Silvina, y sus tres hermanos; Valentino de 15, Catalina de 7 y Olivia de 2 años. También está acompañado de sus mascotas: dos gatos y un perro. No obstante, Santiago pasa mucho tiempo fuera de casa ya que estudia en la Facultad de Ciencias Sociales, es ayudante de cátedra en la materia “Fundamentos de Ciencia Política I” y trabaja como Asesor en Procuración Penitenciaria de la Nación. “En el último programa de los 8 escalones fueron treinta amigos a verme. Esa imagen no tiene precio, me va a quedar grabada para toda la vida”, repasa, sobre su participación en el programa de Guido Kaczka
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Tuvo una infancia como la de cualquier otro niño pero el interés por la lectura era algo que lo identificaba. “No voy a hacer apología de una sobre lectura o sobredimensionar el tema para parecer ultra culto o inteligente; leía normal pero el tópico siempre fue historia”, señaló. El autor que más lo marcó fue Felipe Pigna: comenzó leyendo sus libros y luego lo enganchó en el programa “Algo habrán hecho”. Con los años fue abriendo el panorama a otros investigadores, y es así como se adentró en textos de Marcela Ternavasio, Gabriel Di Meglio, Luciano de Privitellio y Andrés Rivera.
De todos modos, su amor por la historia empezó a crecer de la mano de su abuelo: “Mis primeros acercamientos a la historia se dieron cuando íbamos en el auto o caminando con mi abuelo. Mientras viajabamos yo le iba preguntando ¿por qué esta calle se llama así?, ¿quién fue?, ¿qué hizo?, y él me iba contando un poco”. Esta pasión perdura hasta el día de hoy en Santiago ya que si hay alguna cuadra que no conoce, inmediatamente la googlea; y si no la encuentra, la busca en un libro o listado de nomenclatura urbana. “Me interesa muchísimo saber por qué las calles tienen ese nombre, quienes son esas personas, esas batallas o eventos históricos. El callejero de Buenos Aires dice mucho de nuestra identidad y me parece que está para aprender de él”, agregó el muchacho.
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Santiago Simari fue al colegio Euskal Echea hasta séptimo grado, momento en el que decidió -junto con un grupo de cinco amigas- cambiarse al colegio Nacional de Buenos Aires. “Antes de inscribirme me informé sobre la institución y me llamó la atención toda la gente importante que había ido desde 1800 hasta la fecha actual; sobre todo dirigentes políticos y próceres”, destacó el joven de San Cristóbal.
En su afán de seguir aprendiendo, Santiago se inscribió en la carrera de Ciencias Políticas en la UBA. “Estaba entre la historia y la política pero me incliné por la segunda porque me di cuenta que la historia está para reverla, repensarla y aprender de ella; en cambio la política es la historia actual, y es la posibilidad que tiene uno de involucrarse y torcer el rumbo de los acontecimientos”, dijo el joven de 19 años. A pesar de que la facultad es muy vapuleada, Santiago está muy conforme con su elección y no se arrepiente. “La elegí porque el día de mañana me gustaría dedicarme a la política, y si bien no es una condición necesaria estudiar ciencias políticas, va de la mano con lo que me gusta: leer a teóricos políticos, a los sociólogos más importantes y a historiadores reconocidos”.
En concordancia con lo anterior, Simari remarca que su deseo de ser Presidente no tiene un punto de partida, sino que es algo que siempre tuvo internalizado. “Es un deseo muy fuerte, una meta que se torna tangible cuando la pienso a fondo. No es un vago anhelo. Por eso estoy muy seguro de que toda mi formación y mi trabajo - todo lo que soy y todo lo que hago diariamente- va en esa dirección”, destacó. No obstante, Santiago es consciente que llegar a la Casa Rosada no es algo sencillo: “Si el dia de mañana llego a ser Presidente, buenisimo; pero si no sucede, quiero ayudar desde el lugar que me toque, ya sea en la legislación o siendo un ciudadano que cumple con su deber cívico; pero siempre trabajando para que el país sea lo mejor posible”.
El joven trabaja como Asesor de la Procuración Penitenciaria de la Nación y su función es hablar con personas detenidas y atender sus reclamos: “Cuando uno escucha a la gente que está privada de la libertad entiende que es una realidad muy distinta a la que uno se imagina; es una situación muy difícil de atravesar. Es por eso que desde el organismo bregamos para que se cumplan los derechos humanos en las cárceles”.
Siguiendo en esta línea, Santiago resalta la importancia de tener gente que lo apoye y acompañe constantemente, como su familia. “Mi mamá me dice que todo lo que me proponga lo voy a poder lograr. Es una frase cliché pero muy linda porque yo estoy seguro que ella piensa eso de mí”, expresó.
“Mis viejos, abuelos y tíos no fueron a la escuela; tampoco tengo hermanos ni primos más grandes así que soy el primer egresado del colegio con mi apellido y de mi familia”, expresó el joven. Sumado a esto, su dedicación y trabajo le permitieron participar de una competencia que puso a prueba sus conocimientos. El resultado fueron 15 millones de pesos pero el mayor trofeo fue reafirmar que todo lo que se proponga lo puede lograr. Santiago ya está haciendo historia.