De trabajar en una clínica a convertirse en una reconocida dominatrix: “Orgullosamente soy trabajadora sexual”

Cuando termina su turno, se calza sus trajes de latex y deja de ser Carla se convierte en Mistress Cee, una dominatrix, reconocida en el ambiente.

13 de julio, 2024 | 20.33

Carla tiene 48 años y durante los lunes cumple guardia en un Hospital una jornada laboral con rutina, papeleo y atención a personas, es amorosa y sociable. Cuando por fin termina la rutina, se prepara para su verdadera vocación: dar placer y no cualquier tipo de placer, el BDSM un término creado  para abarcar prácticas y fantasías eróticas, cuyas siglas significan: Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo. 

Cuando termina su turno, se calza sus trajes de latex y deja de ser Carla se convierte en Mistress Cee, una dominatrix, reconocida en el ambiente.

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—¿De dónde viene el término?
— Una dominatrix (proviene del latín dominatrix, significa 'soberana' o 'señora'; plural dominatrices) es una mujer con mucha sensualidad que adopta el papel dominante en prácticas sexuales.

Simpática, encantadora y sin prejuicios, se define orgullosamente como una “trabajadora sexual” profesional.
La construcción de la sexualidad de ella se dio de manera autodidacta, de a poco y con su pareja de más de 20 años se dio cuenta que existían prácticas que no eran “las normales” y que ella las disfrutaba a partir de ahí empezó a desandar su camino por el mundo sado.

“Siempre me gustaron este tipo de prácticas. Antes no había los recursos que hay ahora, no corría tanta información, no podías googlear o había foros. Para una mujer que iba a la facultad acceder a una revista porno era muy difícil, imagínate (se ríe). Hoy existen páginas webs, grupos, foros, mi curiosidad me llevó a que un extraño con el que compartíamos encuentros sea el que me diga que es lo que me gustaba, el BDSM, la humillación, el sexo duro”.

Desde 2018 Mistress Cee convirtió su placer en uno de sus ingresos y hoy por hoy es una de las más prestigiosas del mundo BDSM en Agentina y con clientes en todo el mundo. Reconoce que existen muchas referentes a las que admira.

—¿Cuál es el perfil de tus clientesv? 
—Las personas (hombres y mujeres) que buscan este tipo de humillación, que les gusta la sumisión son personas en las cuales en su vida normal (Vainilla) generalmente son  controladoras, poderosas, que tienen mucha responsabilidad en sus vidas profesionales, por eso en su vida sexual busca que las dominen. 

—Gente con poder….
—He tenido de clientes gente muy poderosa: jueces, funcionarios y funcionarias, comisarios. En una oportunidad tuve de cliente un diputado, cuya secretaria (o yo pensaba que era la secretaria) le agendaba los turnos, finalmente me di cuenta que era la esposa.

—Me imagino que cuando uno accede a clientes así también vende la discreción…
— Seguro, algo que si tengo claro son los códigos y la privacidad de los clientes que es súper resguardada. 
Y agrega: “Soy sumamente respetuosa,  uno trabaja con el estado más vulnerable del cliente. Con  su placer, cabeza y cuerpo”.

—¿Cómo se accede a tus servicios?
—En mi caso me buscan por la página y buscan por el estilo (por ejemplo yo no uso genitalidad).Para muchos el morbo es que yo sea inalcanzable, que no me puedan tener y las fantasías se centran en eso. Tengo otras redes pero mi clientela ya sabe como ubicarme.
La dinámica del placer

—¿Existe una charla previa antes del sometimiento?
—Si existe, también hay códigos como una palabra clave por si las cosas se van fuera de control o no se sienten bien (muchas veces en mi caso es la palabra Amarillo). A los clientes les gusta sentir que velan por ellos, que alguien los someta pero también que los cuide.

—¿Cómo es tu rutina?
—Mis días de trabajo los reparto de la siguiente manera: los lunes hago guardia en una clínica (soy Licenciada en bioimagenes) de martes a viernes trabajo como dominatrix.

Mistress Cee tiene una agenda cargada, con clientes fijos presenciales y virtuales alrededor de todo el mundo (esto se intensificó durante la pandemia). Tiene sesiones de chat, videollamadas o venta de contenido específico a pedido.
—¿Qué te piden en una videollamada?
—De todo. En una oportunidad me pidieron que compre una torta de cumpleaños y la pise, por ejemplo hay morbos para todos.

De la guardia a las agujas por placer
“Como son de diferentes partes del mundo me tengo que adaptar a sus horarios que se inician a las 6.30 a 7am hasta 10 de la mañana” relata la trabajadora sexual.
Uno de los valores agregados de Misstress Cee es que cada elemento que usa con sus clientes los usa en ella misma: “Me he electrocutado, uso agujas, todo lo pruebo primero en mi cuerpo con cuidado primero para saberlo manejar”. 

¿Qué cosas extremas te piden?
—Tengo un cliente que hace que lo llene de papel film por todo su cuerpo y lo único que le pones le ponés son unos sorbetes en la nariz para que respire” por eso es importante conocerlos, para cuidarlos y que no pase nada grave. Es decir, una preparación  con un cuidado aséptico para cada situación.

—¿Hay una visión de más apertura con el BDSM? ¿Ya salió del closet?
—¿En estos tiempos? Sí, Los hombres se permiten curiosear, una persona hetero permite hoy cambio de roles. Incluso se puede ver en la moda en las rede sociales las chicas usan arneses, chokers de cuero. Eso en otra época sería impensado.

—¿Y qué fetiche son los que más te piden?
Me piden de todo, desde adoración de pies, que los humille, cambio de roles (por ejemplo vestir a los hombres de mujeres, ponerles ropa, maquillarlos, sodomización, torturas en los pezones e incluso ABDL , que es un fetiche donde las personas usan pañales. Tal como lo cuenta, las fantasías son miles, pero también consensuadas. 
Ocurre que, los lugares donde parece que hay más libertad, también son donde existen más reglas.

—¿Qué le recomendás a las nuevas generaciones que tal vez tienen estas prácticas mas naturalizadas que antes?
—Uno tiene que darle un servicio sano y seguro, yo por ejemplo le tengo mucho respeto al látigo y no lo uso. El cuidado es fundamental, hay que velar por la persona que se está entregando y también por su integridad metal y física mientras todo está pautado y cuando se finaliza “volver a rearmarla”, a veces la excitación de terminar hace que la persona se tome unos minutos para volver en sí.

—¿Las nuevas redes romantizan el BSDM?
—Tal vez si, existen películas como “Cincuenta Sombras de Grey” que hacen pensar que es una situación de aventura, pero también es un trabajo que se debe realizar con responsabilidad y también cuidando al otro.

Para manejarse con libertad, Mistress Cee no tiene mazmorra se maneja en hoteles o residencias y su tarifa varía de acuerdo a los horarios. 
“Tal vez me cruzás en el subte y pensás que llevo elementos de kinesiología pero son todos los elementos que llevo para sodomizar, son cepos móviles” se ríe por situación de incógnita en el subte, perdida en el anonimato que solo permiten las ciudades grandes como Buenos Aires.

—¿Tenés anécdotas con tus clientes?
—Millones, un anestesista que trabajaba en el mismo sanitario que yo, me convocó para una práctica sin saber que era yo. Es decir, nos conocíamos de nuestra vida vainilla, profesional.

Cuando llegué a su casa puso una cara de sorpresa ¡se quería morir! Le dije que obviamente podía cancelar el servicio y que si quería era todo estrictamente confidencial. Al final tomó mis servicios, hoy cada tanto me compra contenido.
También cuando estuve en Roma por unos meses no trabajé de manera presencial pero si vend, gente del Vaticano me pedía mucho contenido erótico. Eran curas y el contenido, literal era muy extremo.