Gabriela Pereyra es una artesana oriunda de San Fernando que vive un presente de ensueño por un logro profesional que obtuvo tras décadas de trabajo: expondrá una de sus obras en el mítico Museo del Louvre de Paris. La sanfernandina dialogó con El Destape Web y detalló cada paso del vertiginoso camino recorrido en sus casi veinte años de trayectoria como artesana hasta llegar a la actualidad.
El vínculo entre Gabriela y su sentimiento artístico data desde su infancia, cuando comenzó a estudiar danzas clásicas. La sensibilidad de la artesana por los lenguajes artísticos permaneció intacta a lo largo de su vida, aunque en su adolescencia tuvo el típico parate de rebeldía. "A los 13 dejé porque me aburrí y después de arrepentí mucho", recordó la artesana. A pesar de esa decisión, la Gabriela adolescente no pudo alejarse de su costado artístico y, durante sus años en el colegio secundario, se destacó en manualidades.
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"Cuando terminé la escuela, empecé a buscar alguna carrera que me gustara y no había nada". La pulsión artística de Gabriela cada vez era más fuerte y, más allá de sus intentos por seguir los rumbos profesionales marcados por la sociedad, eligió arriesgarse y volvió a conectar con su niña interna: el arte volvió a su vida para quedarse. "Empecé a ahondar en el tema de la artesanía", contó.
Gabriela trabajó durante algunos años bajo relación de dependencia después de terminar la secundaria, pero su espíritu libre no conoce de horarios fijos ni rutinas estructuradas. Su creatividad ya no le estaba tocando la puerta; estaba colgada del timbre implorando ser escuchada. "Esos trabajos me incentivaron más a buscar algo que me diera placer", reconoció la artista.
"Al principio hubo muchas inseguridades porque uno empieza y no sabés lo que va a pasar", relató la sanfernandina. Un artesano que trabajaba el cuero buscaba a alguien que le calara las iniciales para las hebillas de los cintos y, al dar con él, Gabriela encontró su primer acercamiento al mundo de la artesanía en metal. "Nunca hice cursos ni tomé clases; todo de autodidacta", relató la joven y reveló que la clave para evolucionar artísticamente es la práctica. "Antes rompía sierras todos los días y al día de hoy a veces las termino rompiendo yo para poder cambiarlas porque ya no cortan", bromeó.
Para la artesana, la incertidumbre es parte de la vida de quienes deciden dejarse llevar por sus pasiones y hacer de ellas un medio de vida. "Es todo un desafío, constante. Hay que mentalizarse mucho. Hay que tomárselo muy en serio y respetar lo que hacés", contó.
La gran oportunidad
El gestor cultural Diego Rial de Artes Reales se contactó con Pablo Toledo, colega de Gabriela, porque estaba interesado en exponer artesanía en el Louvre. "Fueron seis compañeros los que expusieron el año pasado y, como hubo una aceptación, la convocatoria se amplió este año y quedé seleccionada. Estoy feliz", relata la sanfernandina y reconoce que está muy relajada en relación a las expectativas a cumplir en esta exposición que se dará entre el 21 y 23 de octubre. "Espero es que mi arte sea reconocido por gente del mundo".