Condensó el espíritu urbano porteño y hoy su creación está en los nuevos billetes: "Pasa a ser un poco de todos"

Julieta Ulanovsky, que se define como una amante de la ciudad, se inspiró en el espíritu abrumador del desarrollo urbano de Buenos Aires en el siglo XX para diseñar una nueva tipografía, Monserrat. Lo que fue su proyecto de tesis se convirtió en una de las fuentes más buscadas en todo el mundo.

09 de agosto, 2023 | 00.05

El cine Gaumont, el Mercado del Progreso, el Luna Park, y las grandes marquesinas del centro porteño inspiraron hace trece años a Julieta Ulanovsky a crear la tipografía Montserrat. Pausada y articulada para hablar, la diseñadora gráfica se toma su tiempo para contarle a El Destape cómo vivió el último gran reconocimiento de su carrera: la fuente que creó será utilizada en la nueva serie de billetes del Banco Nación, “Heroínas y héroes de la Patria”.

En total sintonía con los tiempos modernos que corren, Ulanovsky se enteró de la noticia a través de Twitter, “o cuando todavía se llamaba Twitter y tenía un pajarito azul”, bromea. Un usuario escribió que el nuevo billete de $2.000 tiene tipografía Monserrat, y ella -que aún no había recibido ninguna información oficial- simplemente le dio retweet. “A partir de ahí comenzó a llegar un vendaval de comentarios”, recuerda.

Días después llegó el primer contacto con la Casa de la Moneda. Le confirmaron que, efectivamente, la tipografía Montserrat iba a formar parte no solo del billete de dos mil, sino de la serie completa de los nuevos billetes. Mientras lo cuenta, Julieta muestra evidencia. Tras su visita al organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, le proporcionaron las imágenes de cómo se verían los nuevos cinco ejemplares.

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Con entusiasmo y detenimiento expone uno a uno el diseño de la nueva moneda nacional. Vale aclarar que actualmente solo está en circulación el de dos mil. En el de 100 continuará Eva Perón, mientras que en el de 200 estarán Martín Miguel de Güemes y Juana Azurduy. En el de 500 se verá a María Remedios del Valle y Manuel Belgrano, y José de San Martín retornó a los billetes, esta vez en el de 1000.

Montserrat, la elegida por Casa de la Moneda

Desde Casa de Moneda le explicaron cuáles fueron los dos motivos que hicieron que su letra fuera la elegida por el Banco Central. Por un lado, la importancia de hacer foco en la perspectiva de género (iban a verse mujeres en los billetes). Por otro lado, la fuente diseñada por Ulanovsky cubría los requisitos técnicos que implicaba el diseño de un billete. Esto se debe a que Montserrat cuenta con nueve pesos diferentes, es decir, existen nueve presentaciones de la misma letra que van desde una versión muy finita hasta una muy gruesa. En este camino, era importante que una mujer lo haya diseñado.

El origen de Montserrat

Julieta Ulanovsky cuenta que el nacimiento de Montserrat fue en el contexto de la Carrera de Diseño de Tipografía de la FADU. En 1990 se recibió como Diseñadora Gráfica en la UBA. En aquel momento la materia «tipografía» aún no existía. Al poco tiempo se sumó como asignatura y años más tarde se instaló como una carrera de posgrado.

Pasaron veinte años y Julieta volvió a la UBA; esta vez fue para realizar un postgrado de diseño de tipografía. Para recibirse, había que presentar un proyecto y Montserrat fue el trabajo con el cual no solo se graduó del postgrado en 2010, sino que también se adentró de lleno en el mundo de las fuentes digitales.

“Yo tardé mucho tiempo en entender que existía algo que tenía que ver con la tipografía. Veías que en las computadoras había algunas letras, pero como que estaban ahí… yo no me había detenido a pensar cómo es que habían llegado esas letras ahí”, reflexiona en voz alta.

Cuando llegó el momento de hacer el proyecto, Julieta se dio cuenta que había un tipo de letra en particular que siempre le llamaba la atención pero, ¿cuáles y por qué? En primer lugar, todas las tipografías tenían en común que pertenecían a la primera mitad del siglo XX.

En segundo lugar, y bajo una interpretación más profunda, compartían un mensaje que era algo así como: nosotros somos la ciudad. “Esas letras decían: ‘che, esto que ves acá es el nuevo escenario donde suceden las cosas”, explica la diseñadora.

Esas letras en los distintos carteles y marquesinas representaban el espíritu urbano de las primeras décadas del siglo. “Si bien Buenos Aires ya era una ciudad, nacía una forma de modernidad que se empezaba a respirar en el aire distinta a todo lo anterior. Letras enormes y protagónicas por toda la ciudad que no tenían nada que ver con las del siglo XIX”, agrega Ulanovsky.

De algunas de esas referencias nació Montserrat. Cuando llegó el momento de presentar el trabajo final, Google Fonts estaba en la búsqueda de nuevos proyectos. La tipografía de Julieta y las demás del grupo quedaron seleccionadas. 

Montserrat lanzó en 2011 una primera versión con 256 caracteres para el español básico. A partir de ahí empezó a crecer. Posteriormente, se fueron sumando pesos, itálicas y marcas diacríticas para expandirse a otros idiomas.

La ciudad como fuente de inspiración

Al conversar con ella se intuye su gran capacidad de observación. Esto se confirma cuando cuenta cuáles fueron sus fuentes de inspiración para crear Montserrat.

Julieta se define como una amante de la ciudad; su Ciudad, Buenos Aires, pero del concepto de ciudad en general.  Describe con detalle todas esas grandes marquesinas y carteles que se distribuyen por toda la Capital, y que le recuerdan una y otra vez la pujante sed de evolución y las constantes transformaciones que se estaban sucediendo en la gran metrópolis porteña durante el siglo XX.

“A mí lo que más me interesa es mirar”, afirma sin vueltas. Y agrega que esa misma filosofía tienen en su estudio “ZkySky”, que lleva adelante desde hace 35 años junto a su socia Valeria Dulitzky. Se trata de ver los detalles del mundo que nos rodea una y otra vez, “hasta que un día decís: ‘¡acá hay algo!’”. 

En definitiva, para Ulanovsky las bases de su inspiración nacen en el ritmo urbano de cada día, en la observación persistente y minuciosa, y el trabajo en equipo. “Yo sueño con poder generar equipo, tener redes y entrecruzamientos de disciplinas”, sintetiza.

La expansión es colectiva

Lo que pasó con Montserrat es algo que jamás imaginé, realmente se fue dando. Que la gente la use, que la elijan en lugares importantes o para acciones tan significativas como tipografía en los billetes”, afirma la diseñadora gráfica de la UBA.

En este sentido, el impensado impacto que tuvo la tipografía se sostiene hasta el día de hoy. Julieta cuenta que actualmente el gobierno de México la usa en sus comunicaciones oficiales, casas de electrodomésticos y supermercados también usan Montserrat. Y a nivel nacional, los billetes no fueron los primeros en implementarla. Antes ya lo hicieron el Centro Cultural Recoleta, la agencia de noticias Télam y el Museo Nacional de Arte Decorativo.

La letra es muy funcional a un montón de usos. Y además estuvo disponible de forma gratuita en una plataforma de Google muy accesible para mucha gente”, argumenta Ulanovsky, y agrega que una de sus características principales es que es un “signo de esta época”.

Pero, ¿a qué se refiere concretamente con esa expresión? Montserrat refleja el ritmo de la gran urbe y suple un amplio abanico de necesidades. “Tiene una impronta contemporánea que te sirve para una farmacia, una tienda de ropa, para el mundo de hoy”, sintetiza.

Asimismo, a Julieta le da un poco de pudor el alcance que tuvo la tipografía y lo entiende como algo colectivo. Por un lado, porque hay un equipo de gente trabajando para mejorar el desempeño de Montserrat. Y por otro, cree que, desde el momento en que millones de personas alrededor del mundo la eligen, se vuelve algo popular y pasa a ser un poco de todos.

Acerca del futuro

Por aquellos días, en los que Montserrat era solo un proyecto en el cual estaba trabajando, Julieta soñaba con hacer una familia muy grande y variada de la misma letra, y así ofrecer más opciones que las clásicas light, bold y la versión regular. Su objetivo fue -y continúa siendo-  crear un catálogo que incluya opciones más ligadas a la materialidad y textura de la fuente. “Que se pueda elegir entre una letra constituida por lucecitas, otra maciza como si fuese de yeso, otra que emule un aspecto de metal”, detalla la diseñadora.

El objetivo final vuelve al origen de todo: lograr el parecido con los carteles de la calle, las marquesinas, los nombres de los grandes edificios, en definitiva, aparejar a la fuente el espíritu abrumador del desarrollo urbano. “Mi planteamiento siempre consistió en descubrir cómo llevarme las materialidades de los letreros de la ciudad a un sistema digital tipográfico. Y en algún momento me gustaría que se vayan sumando versiones”, afirma con la convicción de quien sabe que es tan solo una cuestión de tiempo concretar otro sueño.