Desde queridas mascotas hasta miembros de la familia, los perros ocupan un lugar sumamente importante en la vida de los argentinos. Conscientes de esa situación, en el Hospital El Cruce – Néstor Kirchner buscan mejorar la estadía de algunos pacientes en el centro de salud y definieron el arribo de Benja, primer integrante no humano y parte del Staff Canino del nosocomio.
“Todo el hospital está conmocionado favorablemente por la llegada de Benja”, le contó a El Destape Juan Enrique Romero, director del Observatorio del Vínculo Humano Animal (OVHA) de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), sobre el trabajo del perro, que acompaña a chicos y grandes.
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Benja tiene 3 años y fue entrenado por el programa Huellas de Esperanza del Servicio Penitenciario Federal, integrado por internos bajo la tutela de adiestradores recibidos en la UBA. “Fue adiestrado como perro para asistir a hipoacúsicos y luego readaptado a las funciones de facilitador terapéutico”, precisó Romero.
Experiencias similares se están llevando adelante en centros de salud como el San Juan de Dios de Barcelona, así como en las ciudades estadounidenses de Pittsburgh y Cincinnati. “El Cruce es el hospital de más alta complejidad de Latinoamérica y es la primera vez que se incluye un perro facilitador terapéutico como parte integrante del hospital, ya que en otros países el servicio es tercerizado”, resaltó.
El médico veterinario sostuvo que la evidencia internacional demostró que “la incorporación de animales como facilitadores terapéuticos hace mucho más llevadero postoperatorios o determinadas maniobras que puedan ser tediosas o generar cierto temor en los pacientes”.
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Cómo es la tarea de Benja
Beatriz Carballeira, jefa de servicio del área de Cuidados Humanizados de El Cruce, resaltó que “la mayoría de los argentinos tenemos animales” y por eso consideró clave la aparición de Benja para pacientes con internaciones prolongadas o de algún tipo de sufrimiento, tanto adultos como pediátricos.
“Sus intervenciones son a demanda del equipo tratante. El personal detecta algún tipo de necesidad, como internaciones prolongadas o niños con procedimientos estresantes. Ahí se evalúan los cuidados y se articula con las cuidadoras”, resaltó sobre el proceso para que el animal vea a los pacientes.
Sobre estos encuentros, destacó: “Son de recreación, porque no es un animal de rehabilitación. Benja juega, es cariñoso, demuestra afecto y hace pasar el tiempo de una manera mucho más saludable”.
En cuanto a los cuidados, Carballeira precisó que el perro vive con su cuidadora, Florencia Montori, quien además es trabajadora del hospital, pero también tiene sus guías. Y aclaró: “Como todos los animales que trabajan, no puede estar 8 horas. Él llega a las 8 de la mañana y se va con sus guías. Lo saludable es que trabaje dos espacios de 45 minutos, uno a la mañana y uno a la tarde. En el intermedio, tiene un lugar para estar tranquilo”.
Una ayuda vital para chicos y grandes
La médica destacó que “sirve con los niños, cuando toca una extracción de sangre o un ecocardiograma, ya que ayuda a bajarles la ansiedad o el miedo”, pero también sostuvo que es útil para “pacientes con procesos de extrema gravedad e incurables, otros que esperan un trasplante y pacientes que quizás tienen que estar meses cumpliendo antibióticos y requieren tratamientos muy prolongados”.
“Estar mucho tiempo fuera de tu casa, aislado, con restricciones, controles y ruidos, hace que tu vida natural se aleje de la vida cotidiana que tenés. Benja tiene la particularidad de traerte de vuelta eso que vos añorás. Por un momento te saca de eso y es reconfortante. Es recargar pilas”, valoró Carballeira.
Y recordó un caso reciente de una joven que esperaba un trasplante de corazón. “Cuando se enteró que estaba Benja, lo primero que pidió fue verlo. Ella tiene tatuados a sus animales y, después de verlo, nos dijo ‘a mí me calma, me recarga y me hace bien’. Eso hace que tenga la fuerza necesaria para sostener la internación a la espera de un órgano, porque le recuerda a sus propios animales”.
Romper con la rutina
Carballeira admitió que el impacto de Benja también llega a los trabajadores. “Rompe con la rutina existencial de todos los días y nos hace bien porque nos hace partícipes de que un paciente cambie su humor y se lo vea con alegría”, señaló y confió que “va por los pasillos, la gente se para a saludarlo y eso te cambia el día, aunque sea por unos instantes”.
“Cuando va por los pasillos, la gente lo saluda y eso cambia el día de trabajadores y pacientes”, valoró a su turno Romero y destacó: “Acá no hay grandes hitos, sino la cotidianidad de facilitar las terapias de adultos y chicos”.
Además, tiene un rol como potenciador de eventos. “Benja participa también en campañas, hace poco estuvo en una de lavado de manos. La gente viene a verlo y es un facilitador, porque lo vienen a saludar y aprovechamos para brindar esa concientización”, contó Carballeira.