De chica amaba hacer experimentos y hoy con 22 años trabaja para la NASA como astrobióloga: la historia de Candela

A los 12 años le regalaron un microscopio de juguete y se volvió loca. Siempre soñó con tocar las nubes, a pesar de que su papá le decía que eso era físicamente imposible. Hoy trabaja para la NASA y siente que todo eso que añoró de niña no está lejos: "Cuando quedé, sentí una alegría inmensa", cuenta.

05 de noviembre, 2024 | 00.05

Cuando era chica, Candela Solís soñaba con ser ‘de todo lo que se le ocurra en el momento’. Su futuro oscilaba entre bombera, doctora, diseñadora de ropa y astronauta, entre otras ideas que pululaban por su joven cabeza: “Le dije a mi papá una vez que quería tocar una nube, me dijo que era imposible y eso me rompió el corazón”, cuenta entre risas a El Destape. Hoy es astrobióloga y trabaja para ‘Space Trek’, programa de la NASA en donde arman, desarollan y/o construyen hardware y software de ingeniería espacial y robótica para niños en todo el mundo.

La disciplina a la que se dedica busca conocer la vida fuera del planeta Tierra. O en palabras de Candela: “Estudia el origen o evolución biológica en la Tierra y la adapta a otro tipos de medios para ver si es posible que haya vida en otros planetas y/o cómo adaptarla a distintos tipos de condiciones”.

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Si bien puede sonar a un trabajo poco aplicable a la cotidianidad, no es del todo cierto, ya que ⁠”los humanos somos seres terrestres, estamos hechos perfectamente para nuestro planeta”, detalla y luego agrega: “La astrobiología también estudia cómo los humanos nos adaptamos a otro tipo de condiciones, como la microgravedad o la hipoxia, que es la falta de oxígeno”.

A pesar de querer hacer ‘de todo’, ya de chica mostraba indicios de apuntar al espacio y a la biología. A los 5 años aprovechaba las visitas a la casa de su abuela para jugar a recolectar flores y pasto para hacer experimentos. Siempre fue muy imaginativa y creía que cualquier cosa podría volverse una investigación científica: “Mis padres son muy de pedir café después de la cena y a lo que les quedaba del café le agregaba azúcar, sal, papeles, todo lo que encontraba en la mesa y decía que estaba haciendo experimentos”, recuerda.

A los 12 años le regalaron un microscopio de juguete y se volvió loca: “Me acuerdo que mezclaba todo y observaba cosas para ver qué pasaba y obviamente aprender de eso”, puntualiza. Todavía hoy tiene clases prácticas de laboratorio con telescopios, entrelazando parte de los dos mundos que más le gustan.

Nunca paró de estudiar y un día entró a un ‘Space Camp’, que es un campamento de 5 días en la empresa ‘Space Trek’: “Ahí construimos 3 tipos de experimentos en un globo climático para ver los resultados cerca de lo que sería la estratosfera”, explica.

Si bien los requisitos para integrar el campamento son básicamente ser estudiante de una universidad de Florida y tener un buen promedio, además de experiencia con C++ (un lenguaje de programación) y física, su llegada al mismo fue gracias a un profesor que mandó un mail diciendo que era una muy buena oportunidad para que Candela adquiera un poco de experiencia. El siguiente paso fue mostrar su promedio y escribir algunos párrafos sobre lo que ellos le preguntaban.

La experiencia y las clases académicas, como programación e ingeniería, le ayudaron a obtener su actual puesto de trabajo como astrobióloga en ‘Space Trek’, el programa de la NASA donde arman, desarollan y/o construyen hardware y software con respecto a ingeniería espacial y robótica para niños en todo el mundo.

Cada tanto recuerda ese inocente deseo que le había comunicado a su papá y no parece estar tan lejos de cumplirlo: “Me encantaría ser astronauta, tocar una nube se puede comparar con eso; estar en la estación internacional espacial y mirar hacia nuestro planeta es uno de mis muchos sueños”, expresa.

Candela hizo parte del CBC de medicina en la UBA, un curso de extraccionista para ser médica antes de mudarse a Estados Unidos, un intercambio con la Universidad Carlos Tercero de Madrid e integró un seminario del Centro de Astrobiología de esa ciudad española, pero nada se comparó con el momento en que supo que había sido admitida en ‘Space Trek’: “Sentí una alegría inmensa. Para mí estar acá estudiando lo que me gusta y trabajando en el Kennedy Space Center es un privilegio; por suerte soy una de esas personas que puede trabajar de lo que le gusta”, comenta emocionada.

Su familia tampoco podía creerlo, ya que su sueño pareció siempre inalcanzable, de hecho, hubo un tiempo en que dejó de buscar un trabajo relacionado con el espacio. Por eso su mamá, cuando ella le confirmó que lo había logrado, le dijo que nunca debería haber dejado de intentarlo, algo que recuerda para empujar a otras personas a que estudien lo que a ella le apasiona: “⁠El campo de la astrobiología es enorme, hay infinitos temas los cuales se puede investigar. Es una carrera hermosa que tiene mucho campo práctico, todo es posible”, resalta.

Candela no quiere que nadie quede afuera de conocer el campo que tanto ama, por eso llama a seguirla en Instagram (@astrocandela) para que “todas esas personas que quieran venir a estudiar al exterior me contacten, el proceso es mucho más fácil de lo que uno cree”, comenta. Ve mucha potencia académica y profesional en Argentina y, a pesar del evidente éxito que tiene en Estados Unidos estando cada vez más cerca de ‘tocar nubes’, no puede evitar decir: “Me encantaría trabajar en conjunto con científicos de allá, ya que ante todo primero soy argentina”.