Un incendio, el Gauchito Gil y un misterio que puede ser milagro: "No hay otra explicación"

El supuesto milagro ocurrió en agosto de 2022 en Obispo Trejo, un pueblito cordobés, cercano a la laguna Mar Chiquita. La ofrenda con la imagen del patrono pagano la mandó a construir una paciente con cáncer, hace 20 años.  

08 de enero, 2023 | 13.06

Gauchito Gil, el gaucho Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, es uno de los santos paganos más venerados en la provincia de Córdoba. La respuesta, quizá, está en que esta provincia mediterránea es atravesada por autopistas, rutas y caminos de este a oeste y de norte a sur, que comunican a todo el país, y precisamente, el gaucho correntino Gil Núñez es el santo de los viajantes y camioneros, quienes se encomiendan a él para que los proteja en su labor.

En agosto del año pasado, en medio de los incendios de campos que asolaban la zona de Obispo Trejo, ocurrió un milagro, de acuerdo a los cordobeses: la gruta con la imagen del Gauchito Gil y un triángulo de varios metros, se salvó del fuego.

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Obispo Trejo es un pueblito de unos 3.000 habitantes en el departamento Río Primero, cerca de la laguna Mar Chiquita, a 135 kilómetros al noreste de esta Capital. Muchos de sus vecinos son pescadores aficionados, que pescan en la laguna Mar Chiquita, conocida también como Mar de Ansenuza, uno de los lagos salados más extensos del hemisferio sur.

Esos mismos vecinos de la zona, también pescan en las provincias del litoral y su paso obligado es por Mercedes, la ciudad correntina donde cada 8 de enero se celebra en su santuario una fiesta en honor al gaucho Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez. 

“El día del incendio, estábamos afuera de casa con mi esposa viendo el atardecer anaranjado, estaba hermoso. No sabíamos que había un incendio y que el color era por el reflejo del fuego. Se nos había cortado la luz varias veces, pero no le prestamos atención porque se corta la luz muchas veces. Al otro día me entero del incendio, y le dije ‘al Emilio’ que lo pasaba a buscar para ir a ver el incendio. Habíamos escuchado que los cortes de luz eran porque se habían quemado unos postes”, le cuenta Roberto Gaido a El Destape, acerca de cómo fue que descubrió este milagro del Gauchito Gil.

Este vecino de Obispo Trejo trabaja como boletero en la estación terminal de ómnibus del pueblo, pero además es poeta y cantor, por lo que es conocido en toda la zona.  

“El Emilio” es Emilio Granado, un amigo de toda la vida de Gaido. Así que la mañana del 19 de agosto de 2022, Roberto Gaido pasó a buscar a su amigo Emilio y salieron a ver las consecuencias del incendio. Vastas zonas de campo de las afueras de Obispo Trejo habían sido arrasadas por el incendio del día anterior. Los dos amigos circulaban por la Ruta 17 y decidieron “parar por casualidad, donde estaba la gruta del Gauchito”, recuerda Gaido: “Nos bajamos y empezamos a caminar, yo vi que justo estábamos frente a la gruta y vi que no se había quemado y ahí ‘el Emilio’, que es más creyente que yo me dice: “Mirá, no se quemó la gruta con el Gauchito Gil. Pero si mirás bien, no es sólo la gruta, hay un espacio sin quemar, fíjate, parece que el Gauchito hubiera tirado su poncho para proteger esa zona y que el fuego no llegue”. Y yo que no soy creyente como ‘el Emilio’, pero sí soy afortunado, recién ahí me di cuenta de lo que había pasado. Habíamos salido del pueblo, cruzamos las vías, fuimos por el camino de tierra, y volvimos por el camino de asfalto. Todo quemado, postes de EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba) quemados, por eso los cortes de luz. Y cuando llegamos a la gruta del Gauchito Gil, vemos que se había salvado. Y ‘el Emilio’ se da cuenta de la parte sin quemar y me dice lo del poncho. Y me puse a pensar y se me llenó todo de preguntas, pero al rato, me reconfortó el alma y me llenó más de fe, más que de preguntas. Yo sabía de una Virgen, que también se había salvado de un incendio sobre la Ruta 9; pero que esto me haya pasado a mí, realmente me llenó más de fe”, afirmó Roberto Gaido en su charla con El Destape.

El hombre y su amigo sacaron unas fotos y realizaron una pequeña filmación: “Hicimos un paneo, mostrando todo quemado y las fotos del triángulo sin quemar y la gruta del Gauchito Gil. ‘El Emilio’ había visto la santidad, el milagro en medio del páramo quemado. Subo al estado de Whatsapp las fotos y mi cuñado Javier, hermano de mi esposa, me dice ‘esa gruta la puse yo, la construí yo’. No lo podía creer”.

“Una promesa de mi suegra”

Javier Moyano es hermano de Mónica, la esposa de Roberto Gaido. Hace 20 años, cuando Javier estaba de novio con Paola Ortega, su suegra le había pedido si podía ayudar a su marido a levantar una gruta en honor al gaucho Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez: “Esto pasó hace 20 años, nosotros estábamos de novios con Paola. Mi suegra Angélica tenía cáncer, un cáncer bastante avanzado; ya venía hace mucho tiempo, diez años que venía con cáncer y había unas cirugías que le tenían que hacer y ella le prometió al Gauchito Gil, que si por lo menos salía con vida de esa, ella le iba a hacer una gruta”, detalló este vecino de Obispo Trejo a El Destape.

Y agregó que “en su desesperación y en sus cosas, que por ahí, uno no sabe a qué aferrarse; ella lo toma así, sale de la cirugía y ahí le encarga el santo, la imagen del Gauchito Gil a uno de sus hijos que vive en Córdoba le consigue el santo y fuimos con mi suegro  y le hicimos la grutita y todo”.

Moyano contó que con su suegro Rafael Ortega le hicieron caso a Angélica, quién les sugirió que “levantáramos la gruta del Gauchito Gil cerca de la ruta, para que lo vieran todos los que pasaban”. Y confiesa que “después de esas operaciones, mi suegra vivió cinco años más y todo ese tiempo, iba y le prendía una vela en agradecimiento. Ella era muy creyente del Gauchito Gil, decía que era el santo de los pobres”. El hombre confiesa que “después de lo del incendio, se me llenó el mundo de preguntas, ¿por qué fui el elegido para levantar la gruta? ¿qué mensaje nos quiso dar el Gauchito Gil, al impedir que el fuego avanzara hasta donde estaba él?, son todas preguntas que me hacen pensar en la fe y en la razón por la que habitamos este mundo”.

“Si no lo saludás, se enoja”

“El Emilio” Granado es devoto del gaucho Gil Núñez. Y él le dijo a su amigo Roberto, durante la recorrida por los alrededores de Obispo Trejo, que pasaran por la gruta del Gauchito Gil y que se detuvieran: “Cuando paramos y vimos el triángulo que había quedado sin quemar y la gruta intacta; se me vino a la cabeza una imagen: el Gauchito tirando su poncho para detener el fuego y que no se acercara dónde estaba él. Si te ponés a ver, es eso, la superficie es similar a la de una manta o el poncho rojo del Gauchito. Yo le dije a Roberto, vamos por acá, ahora por allá. Y cuando íbamos por la Ruta 17, le dije que parara, y justo fuimos a parar frente a la gruta. Roberto me dice que la gruta estaba intacta, que era un milagro y yo me doy cuenta que además de la gruta sin quemar, había una superficie que se había salvado del fuego. Entonces pensé que no podía ser algo natural como el cambio del viento; tenía que ser un milagro y se me vino a la cabeza ver al Gauchito tirando su poncho. Otra explicación lógica no hay”.

Granado señaló que desde que se jubiló se dedica a viajar: “Yo ando mucho por las rutas, ya sea paseando o pescando; fui a San Blas, a Tandil y a las provincias del Litoral. Y al pasar por Corrientes, por Mercedes, sí o sí tenés que pasar por el santuario, que está en las afueras. Cuenta la leyenda, que si pasás por el santuario y no vas a saludarlo, el Gauchito Gil se enoja con vos, entonces conociendo su historia tenés que pasar y saludarlo, así te protege en las rutas”.

Después del incendio de agosto del año pasado, Emilio Granado regresó a la gruta, en las afueras de Obispo Trejo y llevó una bandera colorada y la ofreció al patrono de los caminos: “Después del incendio, fui a la gruta e icé una bandera roja en un mástil, todavía está la bandera porque pasé hace unos días y todavía está. El paisaje está todo cambiado ahora, hay verde por todas partes, nada que ver como cuando fuimos con Roberto, que era todo ceniza negra y un pedacito sin quemar. La verdad, ahora que hablo con usted, sigo pensando en cómo pudo pasar lo que pasó y no le encuentro otra explicación que fue el propio Gauchito quién decidió quedarse en ese lugar para protegernos, y para evitar el fuego, tiró su poncho”.