Este jueves se cumplen cuatro semanas desde que la Policía de Córdoba asesinó a balazos a Blas Correas, un chico de 17 años que circulaba en auto con sus amigos y no se detuvo frente a un retén policial.
Se siguen sumando acusaciones y detenciones de policías que participaron del operativo donde asesinaron a Blas, intentaron matar a sus cuatro amigos y posteriormente se montó una operación con muchos más efectivos para encubrirlo –ya son nueve imputados y cinco están presos- por lo que el jefe de la Policía de Córdoba, comisario general Gustavo Vélez emitió un comunicado donde admite que “se investiga judicialmente la instalación fraudulenta y delictiva de un arma en el lugar del hecho, con la intención de desviar la investigación; esta acción aberrante denigra a la Policía como institución democrática y fundamentalmente lesiona la honra y la dignidad de miles de policías que cumplen cotidianamente con su deber de servir a la comunidad, honrando el uniforme de nuestra Institución”.
El jefe de la Policía cordobesa señala en su texto que “el avance de la investigación judicial tendiente al esclarecimiento de la dolorosa y lamentable muerte de Valentino Blas Correas, tiene seriamente implicados a funcionarios policiales de distintas jerarquías, desde suboficiales hasta oficiales jefes que revistan en la Institución. Ante ello, en mi condición de Jefe de Policía de la provincia de Córdoba, además de la consternación que me embarga, me demanda asumir un compromiso definitivo e inclaudicable con la investigación del hecho hasta su total esclarecimiento, y la rigurosa aplicación de la ley, sin contemplaciones ni atenuantes, ante nada ni ante nadie, con el propósito de restaurar la confianza de la sociedad en su Policía y llevar sosiego a la familia de Valentino Blas”.
Vélez también expresó: “Quiero reiterar mi pesar más profundo por el dolor causado a las familias involucradas, lo hago en mi condición de Jefe de Policía, ciudadano de mi provincia y padre de familia”.
Y en una entrevista al diario La Voz del Interior, el comisario general Gustavo Vélez señaló sobre el asesinato de Blas Correas: “Son cosas que no se puede permitir que sucedan, y nunca vamos a encubrir a algún policía que se haya salido de la ley”, dijo. Este año, además de Blas fueron asesinados por policías en casos de gatillo fácil Franco Sosa, Gastón Mirabal y José Antonio Avila; todos casos fueron encubiertos por la Policía cordobesa.
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Tras el operativo donde fue asesinado Blas Correas, hubo un recambio de jefes en la Capital y quedó a cargo la comisario mayor Liliana Zárate Belleti, quien tras asumir declaró que “los policías están bien formados” y que “el crimen de Blas fue una excepción”. La nueva jefa capitalina era la directora de Recursos Humanos de la Policía, la encargada de formar y monitorear el comportamiento profesional a los 23 mil efectivos de la fuerza, o sea, la responsable directa de su accionar. Los dichos de Vélez y Zárate Belletti coinciden: encapsulan el crimen en los policías que dispararon y no en la formación policial de la que ellos son responsables.
Consultado sobre una autocrítica, el comisario general Vélez le respondió a La Voz del Interior: “Fue una decisión personal de los que dispararon, el protocolo policial existe hace dos años y el Código Penal desde mucho antes y son bien claros. Nosotros tenemos una capacitación continua hace cinco años hasta para ser conductores de motos. Debemos llegar a la verdad absoluta de lo que pasó por la familia de Blas, por la sociedad y por los buenos policías, que son mayoría”. Nada dijo de la cadena de encubrimientos que podría llegar incluso hasta el Estado Mayor que él mismo comanda.
Tras conocer los dichos del jefe de la Policía cordobesa y las nuevas imputaciones, la mamá de Blas, Soledad Laciar, criticó con dureza: “Ojalá algún día pueda hablar con Vélez y mirarlo a los ojos y decirle 'hicieron todo mal’. Hacía rato que esperaba que Vélez saliera a hablar”; dijo y puso énfasis en que el jefe policial demoró casi un mes en dar explicaciones “porque no tenía qué decir”, “lo que dijo es que la Policía es un desastre”.
La mujer aseguró que “a mi hijo lo mataron tres veces en una hora. No eran dos locos disparando, ni nueve. Fueron muchos más los involucrados”, y agregó: “Juan Cruz quería salvar a su amigo y no lo dejan seguir, no piden ayuda, no lo acompañan a un hospital y a lo mejor mi hijo ahí estaba vivo. A mi hijo lo mataron tres veces en media hora, primero le disparan, después no lo atienden en una clínica y después lo frenan cuando van camino a intentar salvarle la vida”, poniendo acento sobre las imputaciones a los policías de la División Motocicletas que le cerraron el paso al Fiat Argo cuando intentaba llegar al Hospital de Urgencias.
La mamá de Blas también le apuntó al gobernador Juan Schiaretti: “El gobernador no puede mirarme a la cara porque no tiene qué decirme”. A casi un mes del crimen, Schiaretti todavía no recibió a los familiares de Blas, pese a las operaciones de prensa anunciando que los recibirían. En la familia sostienen que “el caso está planchado, una noticia tapa a la otra”.
Cómo sigue la investigación por el crimen de Blas Correas: cinco policías detenidos
En las últimas horas, el fiscal que investiga el crimen, José Mana dispuso la detención del jefe del Comando de Acción Preventiva (CAP) del Distrito 3, subcomisario Sergio González –ya estaba imputado-, acusado de ser uno de los responsables directos de embarrar la escena del crimen y encubrir a los policías que asesinaron a Blas.
El fiscal ya había imputado y detenido a otros cuatro policías que participaron directamente en la balacera fatal: el cabo primero Lucas Gómez, autor del balazo que asesinó por la espalda a Blas; el cabo primero Javier Alarcón quién también disparó y está acusado de tentativa de homicidio contra los cuatro chicos que iban en el Fiat Argo junto a Blas; la agente Wanda Esquivel, acusada de encubrimiento agravado y omisión de los deberes de funcionario público por haber plantado un vetusto revólver haciéndolo pasar como que fue tirado por los amigos de Blas –recibió la orden de Alarcón-; y la suboficial ayudante Yamila Martínez, acusada por encubrimiento agravado y omisión de los deberes de funcionario público.
Además, el fiscal imputó por omisión de deberes de funcionario público y encubrimiento al comisario inspector Walter Soria, el comisario inspector Jorge Galleguillo y el subcomisario Enzo Quiroga; y al oficial de la División Motocicletas, Ezequiel Henot por el delito de lesiones leves calificadas; ya que Juan Cruz, el amigo de Blas que manejaba el Fiat Argo denunció que cuando detuvo el auto en la esquina de bulevar Chacabuco y Corrientes, este policía lo golpeó. Los cuatro policías están libres.
Los policías Soria, Galleguillo y Quiroga están acusados de ocultar oficialmente la balacera que acabó con la vida de Blas. No hay registros oficiales sobre el ataque al automóvil ni por el sistema radial de la fuerza, ni por teléfono, ni en el libro de procedimientos.
En tanto que el subcomisario González habría participado activamente a la hora de encubrir el asesinato: inmediatamente después del ataque a balazos contra el Fiat Argo donde se conducía Blas, González se reunió en la rotonda de la Plaza de las Américas con los dos cabos primeros que dispararon, Gómez y Alarcón; y sus compañeras mujeres, Martínez y Esquivel.
En ese lugar, un policía encontró el revólver plantado por Esquivel por órdenes de Alarcón; y se lo entregó al subcomisario González. También está consignado en el voluminoso expediente judicial que el jefe les ordenó a los cuatro policías “Vamos por línea baja”, para que no usaran más la frecuencia policial habitual y no quedaran registros.