La historia de Alejo, el tucumano que fue campeón de América de Tetris: "Es un pasatiempo que requiere disciplina"

Alejo Baltazar Gacioppo descubrió el Tetris en las horas muertas que tenía en el colegio secundario. Entre cada partida, el hobbie terminó transformándose en un pasatiempo con disciplina. Cómo fue lograr ser Campeón de la Copa América 2021 y subcampeón de Copa América 2020.

06 de junio, 2023 | 00.05

Un joven de pelo negro y corto estaba acostumbrado a tener dos horas libres entre estudio y estudio por día. Por esos tiempos cursaba la secundaria y todos los mediodías caminaba unas 5 cuadras al trabajo de su mamá, donde podía ocupar ese ratito libre en jugar con la computadora laboral de ella. Hasta entonces, cada día era sencillamente una búsqueda sobre cómo matar el tiempo. Hasta que, en una primavera de hace 6 años, descubrió un juego que le abriría muchas puertas, incluso internacionalmente: el Tetris.

Ibai es uno de los youtubers con mayor cantidad de suscriptores, llegando cerca de los 10 millones y medio. Fue a través de él que al Campéon de América le pinchó el bichito de este clásico juego: “Había visto en YouTube como recomendación para ver la final del Tetris 2016, que fue muy famosa en su momento, tiene como 30 millones de visitas, fue un bombazo comentada por Ibai”, cuenta eufórico a El Destape Alejo Baltazar Gacioppo.




Inspirado por el youtuber, eligió el Tetris por jugar un clásico, considerado uno de los mejores videojuegos de la historia, con más de mil millones de personas que lo jugaron y 520 millones de copias vendidas a nivel mundial: "Quería el de la vieja familia. Cuando lo encontré, me enganchó automáticamente. Me gustó porque empecé en el nivel de los más bajos, como todo novato, y lo que se sintió fue muy lindo", recuerda, sobre esos primeros días. Y agrega, entre risas: "Fue esa sensación de recompensa por el esfuerzo. Después me fui sintiendo como súper profesional porque ya iba muy rápido, lo podía manejar y sentía una adrenalina tremenda, Me atrapó, fue un viaje de ida”.

Lo que no sabía es que, aquel pasatiempo lúdico, terminaría transformándose en una competición: "Tengo registro mental casi fotográfico de esos días: era septiembre del 2017, salía de la escuela a las 12 y a las 2 de la tarde tenía que volver. Entonces había días donde prefería ir hasta el trabajo de mi mamá, que queda como a cinco cuadras. Me quedaba ahí con la compu del trabajo de mi mamá y jugaba”, recuerda.

Con el correr de las partidas, la adrenalina se iba acrecentando y, de a poco, fue descubriendo lo competitivo del juego: "A medida que iba avanzando, me iba enganchando porque es lo que tiene el juego este: cada vez se pone más rápido, cada vez más difícil, entonces te vas tensando, te vas poniendo nervioso, incluso si no estás jugando”, expresa.

Con el interés y las ganas, se fue perfeccionando: "Es como un pasatiempo disciplinado, pero realmente me apasiona: para estar en constante subida de nivel con el resto de la competencia me disciplino", cuenta. Este año, por ejemplo, estuvo durante 3 meses jugando dos horas por día a la mañana para mejorar la técnica.

Así fue como, el "juego del año del pedo" -como le decían su mamá y amigos- terminó llevándolo lejos: "Los mayores ‘highlights’ de mi carrera fueron principalmente ser campeón de la Copa América 2021 y subcampeón de Copa América 2020. De ahí tuve buenas participaciones, buenos lugares, jugué el Mundial del 2021 virtual y tuve un puesto respetable, creo que lo hice bien. También gané unos cuantos torneos: quedé segundo en un torneo por equipo", rememora.

Si alguien quisiera llevar adelante una carrera en este juego, para el campeón de América hay que "creer que es posible, que podés llegar a ser igual de bueno que todo el mundo. Es una mentalidad que te va a mantener enganchado, una mentalidad ganadora. Al final de cuentas, ¿quién empieza a jugar pensando que va a ser malo? Nadie", revela, sobre la clave de su éxito. Lo difícil es, según su experiencia, no dejarse llevar por los altibajos: "Es muy difícil mantenerse y no caer en el pesimismo porque los bajos suelen pegar fuerte. Hay que disfrutarlo y pensar que lo lograrás. En últimos términos, el juego, aunque no parezca, te recompensa porque hay un gran factor de suerte, las piezas son aleatorias: a veces te llegan cuadrado, cuadrado, cuadrado, un asco. Otras veces, el juego dice: ‘Bueno, pibe, te doy unos cuantos palitos y hacés puntos’ y entonces es un poquito de sugestión, como diría el psicoanálisis”, resalta.

Pero ¿hay sacrificios detrás de dedicarle una buena parte de la vida a un juego como el Tetris? En el caso de Alejo, no del todo: “Nunca dejé de hacer algo por jugar al Tetris, pero puedo reconocer que en vez de haber jugado 500 horas pude haber estado esas horas haciendo ejercicio. Pude haber tomado mi vida de otra forma, pero realmente no me arrepiento de haberlo elegido como pasión, como carrera, como deporte. El único sacrificio que se me ocurre es el mental, porque hay veces donde sí me pone mal y hasta me enoja, ya más en el ámbito competitivo. Antes, cuando perdía, me enojaba mucho. Hoy por hoy, ya estoy como más serenizado, se sigue sintiendo feo perder, pero no como cuando pesaba u ocupaba espacio en mi cabeza. Sí me partí el lomo por el juego gastando plata en todo mi setup de la Nintendo original, de un cartucho, controles para stremear. Le vendí un poco el alma al juego en ese sentido”, rememora.

El Tetris no tiene límite de ningún tipo para quienes decidan jugarlo, es para todos y se puede jugar donde sea. Para el campeón, es, posiblemente, el juego más accesible que existe. Hay quienes lo viven como un hobbie sin más y otros que realmente desean participar de competiciones. En el caso de Alejo, requiere más compromiso, pero con el tiempo logró un equilibrio sano: "El tiempo que ocupa el Tetris en mi vida es el que yo quiero. Hay momentos donde las ganas tienen que ver con querer mejorar, querer realmente exprimir todo mi potencial, justificar por qué soy bueno en lo que hago y seguir mejorando constantemente. Hay épocas donde no toco el juego por meses, por un buen rato, por falta de ganas, porque tengo como bornout. Pero estoy disciplinado, estoy entrenando, como cualquier profesional o cualquier atleta. Creo que el tiempo que ocupa es justo y necesario y lo más importante es que es el tiempo que yo quiero que ocupe, no al revés”, sentencia.

Alejo alterna esta pasión por otro de sus grandes amores: la escritura y el cine. Sin embargo, cree que la inversión mental, temporal y monetaria que puso sobre el Tetris le dio grandes beneficios: “El Tetris me dio más de lo que me sacó, o sea, me habrá sacado tiempo de mi vida para otras cosas, me habrá dejado noches sin dormir muy bien… pero me dio cosas muy lindas también: confianza en demostrarme que soy realmente bueno por habilidad, por esfuerzo y por talento en algo que me gusta y siempre se siente bien acordarse de eso. Me hizo conocer muy buena gente que fue importante para mí y que hasta el día de hoy me sigo hablando. No sé qué sería de de mi vida sin el Tetris, creo que fue un gran apoyo en varios sentidos: a veces era desenchufar la cabeza y jugar; te distraía o calmaba o lo que me estaba pasando se me pasaba, un poco terapéutico”, concluye Alejo.

 

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