Una vez más el fútbol masculino profesional en Argentina se ve atravesado por un caso de violencia de género. En esta oportunidad se trata de Sebastián Villa, delantero de Boca Juniors, denunciado la semana pasada por abuso sexual y tentativa de homicidio, que quedó formalmente imputado y debería ser llamado a indagatoria a la brevedad . Esta es la segunda causa que recae sobre el colombiano, quien enfrenta al momento otro proceso iniciado en 2020 por su expareja Daniela Cortés en el que está imputado por lesiones y amenazas. En el plantel profesional Xeneize hay varias estrellas en una situación similar, como Eduardo Salvio, que fue denunciado por quien fuera su pareja su expareja, Magalí Aravena, por lesiones en contexto de violencia de género; y Cristian Pavón que tiene una denuncia por abuso sexual con acceso carnal.
El mensaje oficial de Boca y la violencia como un problema de lo privado
Amparándose en el principio de inocencia, los deportistas siguieron jugando normalmente y probablemente estarán el domingo en la lista convocada por el DT Battaglia para jugar la final contra Tigre en Córdoba. Sin embargo, una cosa es que el Club decida respetar el principio de inocencia, que implica que pueda seguir adelante con sus actividades mientras se desarrolla el proceso judicial y la investigación de la causa, y otra muy diferente es tomar la decisión política e institucional de defender y apoyar a una persona famosa y pública que enfrenta cargos por una denuncia de violencia de género. “De Villa no tenemos más que palabras de agradecimiento. Nunca se tiró en la camilla, nunca dejó de entrenar. Como profesional me saco el sombrero. Luego, lo que pasa fuera de la cancha es otro tema”, dijo el vicepresidente del Club, Juan Román Riquelme, en una entrevista en el programa Equipo F, por ESPN. A pocos días en las redes sociales del Club compartieron un imagen del jugador y un saludo especial por su cumpleaños número 26.
Natalia Maderna, locutora, relatora y periodista feminista, señala que la mayor gravedad de discurso reside en vincular la denuncias con un tema exclusivamente de la vida privada de una persona, imaginario históricamente construido en base a un paradigma machista y patriarcal de la dinámica social familiar que los feminismos lograron sacar del closet para llevarlo al debate público: “Riquelme no está diciendo aguante la violencia, pero lo que sí hace es simplificar la violencia al ámbito de lo privado para, de esa manera, quitarle el peso que tiene que un jugador de Boca este coleccionando denuncias. La violencia de género dejó de ser un elemento de la vida privada porque el problema es social y la única salida es colectiva”. Desde la Institución se limitaron a emitir un comunicado oficial donde confirman que el Club se pone a disposición de la damnificada. Justamente por eso lo peligroso del discurso de Riquelme es que su palabra constituye un relato oficial que termina avalando cualquier comportamiento de ahí para abaja.
El Club tiene un Departamento de Inclusión y Género, dirigido por Adriana Bravo quien también es la Vice Presidenta tercera del club. El viernes emitió un comunicado confirmando el envío de la documentación solicitada por la justicia en el marco de la causa e imputación de Villa, y estaría evaluando su renuncia al cargo a partir de cómo el club se posicionó frente al caso. En septiembre de 2021 por iniciativa de Bravo el Club aprobó un protocolo de acción ante casos de violencia de género, identidad de género u orientación sexual, como el de Villa. La norma "contempla todos los hechos de violencia en razón de género que se produzcan dentro de las instalaciones del club o que afecten a éste, como así también todas las personas, sin necesidad de distinguir el tipo de modalidad que los vincule con la institución". No obstante el documento tiene un punto ciego, que termina beneficiando a Villa, y es que se activa cuando la víctima o alguien cercano se ponen en contacto con el club, lo cual implica además una proceso de re victimización.
“Cuando se había aprobado el protocolo Adriana me dejó muy en claro que en un club como Boca la capacidad de acción y de poner en práctica los ejes principales de un Departamento de Género e inclusión es muy acotada. El protocolo termina siendo netamente simbólico y un síntoma de los cambios sociales, pero nada más, porque después se cajonea y no tienen capacidad de acción”, explica la periodista de Nacional Rock.
El silencio cómplice deja a los medios y periodistas deportivos en offside
Como suele ocurrir, en los principales canales deportivos y en los paneles de los programas de radio y TV, casi exclusivamente compuestos por varones cis heterosexuales, no hubo tiempo ni voluntad para el análisis responsable de la denuncia, o para intentar crear un espacio de concientización responsable sobre Violencia por motivos de género, una problemática que no se limita al mundo del fútbol y en Argentina produce la muerte de una mujer por día. De hecho el periodista Martín Arévalo de Radio La Red redobló la apuesta y dijo al aire que Boca debía vender al jugador imputado porque a partir de la primera denuncia “ahora cada vez que Sebastián Villa quiera salir o quiera ir a bailar y tome una decisión de estar con una persona y esa persona no tenga buenas intenciones le van a ir a golpear la puerta para hacer un problema", negando la responsabilidad del varón e insinuando que las mujeres que denuncian casos de violencia contra jugadores lo hacen por razones económicas.
“Los medios deportivos en particular están totalmente ajenos a la lucha contra la violencia de género y los periodistas deportivos no cuentan estas cosas porque quedan expuestos, pero además porque cuentan con la misma impunidad que los futbolistas”, expresa la relatora quien además explica que se trata de una decisión editorial ligada al rating ya que quienes consumen los programas deportivos, que en su gran mayoría son varones, “no les interesa que le cuenten la denuncia porque cambian de canal y buscan un programa deportivo que hable solo de los goles de Boca”.
No se trata solamente de responsabilizar a los periodistas sino de entender que un punto central en el mecanismo de preproducción de estos discursos es la marcada ausencia de mujeres en general en los espacios ligados al fútbol y en particular de periodistas deportivas con perspectiva de género: “Los canales creen que resuelven el cupo poniendo mujeres en paneles y dejando que hagan una pregunta a los entrevistados, que siempre son varones. No se ocupan de generar cambios estructurales, ni adelante ni atrás de cámara, y por eso en los programas deportivos no hay mujeres con perspectiva de género ni tampoco varones capacitados para hablar sobre denuncias”.
Golazo de los feminismos: las conquistas cuando se paró la pelota
Las conquistas en materia de género e inclusión social en los clubes e instituciones son producto de la militancia y el trabajo ininterrumpido de los feminismos y movimientos de mujeres y disidencias. Maderna cuenta que fue durante la pandemia cuando se paró la pelota y se activó la presencia de las militantes feminista e hinchas en los clubes “que empujaron desde afuera la aplicación de políticas de género, la redacción y aprobación de protocolos, la aplicación de la Ley Micaela, la formación en género de los planteles y el cuerpo técnico”. El avance real ocurrió cuando se abrió un espacio por fuera de las agendas de los Campeonatos oficiales del fútbol masculino que conjugan la presión ineludible de intereses políticos y económicos que limitan los movimientos en las Instituciones.
Maia Moreira es parte de la Comisión Directiva del Club Atlético Lanús y Presidenta del Departamento de Género y Diversidad. Coincide en el diagnóstico sobre el origen de estos espacios en paralelo a un cambio de paradigma en el orden social, sobre todo a partir de 2015 con el Ni una Menos y la irrupción masiva del feminismo en el espacio público: “El área surgió como resultado del trabajo de muchos años con compañeras que empezamos a tener inquietudes sobre cuestiones vinculadas a temáticas de género”. En principio formaba parte del departamento de Cultura y desde ahí surgió la SubComisión de Derechos Humanos que trabajaba cuatro ejes: Violencia institucional, Derechos de niñas, niños y adolescentes, Memora, Verdad y Justicia, y Géneros.
“En 2020 en comisión directiva se presentó y aprobó de forma unánime el protocolo que dio al Departamento de Género y Diversidad”, detalla Maia. “No es menor que, como muchos protocolos, se aprobó en pandemia cuando se paró la pelota y los clubes empezaron a tener otros tiempos y necesidad de comunicar otras cosas porque no tenían al fútbol profesional masculino acechando todo el tiempo”, agrega. El protocolo se trata de una herramienta clave en la lucha por la violencia de género adentro de la institución pero sin una mirada taxativamente punitivita. El propósito es que pueda dar respuesta a los emergentes que surgen cotidianamente y para eso enfoca en la tarea de prevención a través de tallares, charlas y capacitaciones que son obligatorios en todas las áreas.
El protocolo del Granate establece que las y los deportistas profesionales deben regirse con las conductas que se detallan y que, a diferencia de lo que ocurre en Boca, el club lo activa más allá de si la denuncia llega o no puntualmente al departamento. “En Lanús tuvimos la suerte de que a nuestro protocolo no se le modificó ni un punto. Pero no es el caso de Boca, donde se presentaron muchas variantes y se decidió en función de otras cosas. No es azaroso, los clubes muchas veces intencionalmente y políticamente toman la decisión de dejar esos vacíos legales para no activar un protocolo en un caso de público conocimiento como el de Villa. Y si el protocolo no existiera también es una decisión política cómo manejar una situación así. Las declaraciones de Riquelme no hacen más que confirmar lo que ya sabemos: no solo Boca no está a la altura de las circunstancias como institución, sino que tiene la decisión política de no estarlo”, analiza.
El techo de cristal en los clubes y la falta de mujeres en los espacios de poder
“Lanús es permeable a trabajar todas las temática de género pero no podemos perder de vista que los clubes son instituciones centenarias que están cimentadas en el patriarcado y tienen arraigado, sobre todo en lo vinculado al fútbol masculino profesional, un montón de cuestiones muy machistas”, insiste la directiva de Lanús que además participa de la Coordinadora Sin Fronteras de Fútbol. En ese sentido analiza que si bien son significativos los nuevos derechos conquistados y la incorporación de mujeres y disidencias, las estructuras desiguales no van a cambiar hasta que no ocupen espacios de poder: “No es que los clubes no generamos herramientas, sino que las decisiones políticas no dependen de quienes presidimos los espacios de género. En Argentina en los clubes de fútbol las mujeres no llegamos a representar el 7% en las Comisiones Directivas, y no podemos pensar que vamos a tomar decisiones si no estamos en los lugares donde se toman. Y encima cuando llegamos dista mucho el poder formal del poder real que es el que permite gestionar cambios”.
Según el “Relevamiento Federal por un Deporte Igualitario” , presentado por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y la Secretaría de Deportes de la Nación , solo el 23 % de las comisiones directivas en clubes cuenta con la mitad o más de sus integrantes femeninas, otro 23 % tiene más de un tercio pero menos de la mitad, el 43 % no llega a un tercio y el 11 % no tiene mujeres en su comisión. Además en relación a los roles que ocupan el 75 % de las mujeres son vocales; el 45 % secretaria general y el 38 % tesoreras. “Lanús es una suerte de Disney porque somos 6 mujeres en la Comisión, somos el club que más mujeres tiene, pero somos 6 de 27, y como pasa en la mayoría de los clubes tenemos cargos de vocales titulares y suplentes, y no tenemos un poder real. Formar parte de una Comisión o presidir un departamento te otorga un poder formal que tiene que ver con el cargo y el desarrollo del trabajo, pero hay un abismo entre el poder formal y el poder real”, explica Moreira.
En la distribución de los espacios de poder y las tareas intervienen diferentes factores de género, pero también de clase y económicos: “En el departamento coordinamos con todos los espacios, con deportistas, con directivos, con la comunidad del club, y con trabajadores y trabajadoras. Hacemos un trabajo muy fino y muy difícil porque además tenemos que dar las batallas sobre cómo se comunica institucionalmente, cómo acompañar situaciones que van surgiendo y personas en estados de vulnerabilidad. Es realmente un volumen enorme de trabajo que hacemos pocoscuerpos y ad honorem. Es muy difícil sostenerlo, mucho más si sos mujer, jefa de hogar, pobre o encargada de tareas del cuidado. Para las mujeres que encima no tenemos una condición de clase acorde a la de los varones que se sientan en los sillones donde se toman decisiones es doblemente difícil porque no somos empresarias, no tenemos la misma situación económica, ni la misma capacidad de destinarle tiempo sin pensar en cómo llegamos a fin de mes”.
El partido más importante: el trabajo de articulación y prevención
Paula Aberastegui es Abogada feminista, integrante de la Comisión Directiva del Club Estudiantes de La Plata, y está cargo de la Subsecretaría de Género y Diversidad de dicha institución. En el Pincha ya desde 2016 se venía trabajando la agenda de género a través del dictado de talleres y capacitaciones. Tiempo después se presentó un proyecto de trabajo institucional y, quien era el Presidente entonces, Juan Sebastián Verón, escuchó y acompañó el proceso hasta la creación formal en agosto de 2018. “El espacio está integrado por una Directiva responsable y un equipo de socias del Club que además son militantes feministas y profesionales de distintas ramas vinculadas al quehacer de la Subsecretaría (abogadas, psicólogas, trabajadora social, docentes y comunicadoras). El objetivo general es la transversalización del enfoque de género en todos los ámbitos del Club, a través de una política institucional de equidad con líneas de trabajo direccionadas hacia la igualdad sustantiva, promoviendo también medidas para la erradicación de la discriminación y las violencias por motivos de género”.
La Subsecretaria señala que allí se trabaja desde un posicionamiento político claro que es el transfeminismo y desde esa perspectiva buscan “transformar todo lo que sea necesario en el Club para que todes puedan habitarlo en condiciones de equidad y libres de cualquier forma de violencia. Buscamos dar respuesta a las demandas y abordar adecuadamente cualquier situación de violencia o discriminación que pueda presentarse, y también para poder trabajar de manera articulada en la elaboración de políticas institucionales de equidad en virtud de las particularidades de cada disciplina y ámbito del Club”.
Algunos de los logros que se destacan son la aprobación en 2020 del Protocolo de Acción para la Prevención e Intervención ante situaciones de violencia y discriminación por motivos de género u orientación sexual, y la implementación de la Ley Micaela en el Club con capacitaciones a toda la estructura institucional que incluyó más de 1300 personas: Comisión Directiva, planteles de primera división de Fútbol Masculino y Femenino;estructuras y coordinaciones de las disciplinas deportivas;trabajadoras y trabajadores del Club; deportistas; e integrantes de filiales. Asimismo, llevaron adelante capacitaciones y talleres de sensibilización en los espacios educativos del Club (Escuela Primaria, Secundaria, Bachillerato de Jugadores y Terciario) y con hacia hinchas y la comunidad en general.
“Una de las líneas de trabajo de la Subsecretaría, además del Abordaje de las violencias, es la Promoción de Derechos y la Prevención de la violencia por motivos de género. Nosotras realizamos numerosas campañas de concientización y sensibilización en materia de género y diversidad, tanto en redes sociales como a través de intervenciones, comunicados o piezas audiovisuales en el Estadio”, explica Aberastegui. En esta línea subraya algunas acciones ejemplares como lacampaña gráfica #NoEsNormalEsViolencia que se desarrolló en todas las sedes del Club junto a la Secretaría de Deportes de la Nación en noviembre de 2021 y la Campaña en la vía pública ‘Que la violencia no sea un clásico’, junto a la Subcomisión de género del Club Gimnasia y Esgrima La Plata y el Ministerio de las Mujeres, Políticas de género y Diversidad de la Provincia’.
“Los Clubes son instituciones sociales fundamentales, ámbitos de contención y de formación de miles de personas que los habitan a diario, sobre todo niñes y adolescentes. Además, el fútbol es parte fundamental de nuestra identidad nacional, nos marca el pulso, y por eso todo lo derivado de él tiene un impacto enorme a nivel social, siendo una vidriera permanente de modelos a seguir, positivos y negativos. Por eso es fundamental el compromiso político de los clubes en la prevención y erradicación de todas las violencias, sobre todo de aquellas legitimadas históricamente como parte de la ‘cultura del aguante’, aportando desde su lugar a la construcción de una sociedad más justa y equitativa para todes. Para esto es clave no sólo la creación y sostenimiento de las áreas de género, sino sobre todo el apoyo a su trabajo y el compromiso real para la implementación de políticas concretas a fin de prevenir, sancionar y erradicar las violencias en sus ámbitos institucionales”, concluye Paula.
¿Y la Asociación del Fútbol Argentino para quién juega?
Las tres entrevistadas coinciden que en el contexto como el actual es necesario que la AFA intervenga y ponga a disposición de los clubes un Protocolo de acción contra casos de violencia de género madre. “La AFA, como órgano rector, debe trabajar bajando lineamientos claros, políticas reales de equidad y recursos para que esto alcance a todos los clubes por igual, sin depender de la voluntad de quienes detentan el poder en las instituciones”, señala la directiva del club Platense. Maia Moreira por su parte analiza que “si la AFA no tiene una política de género y no baja una línea hacia las instituciones, los clubes tienen la potestad de manejarse como desean y es la posibilidad de hacer la vista gorda y no hacerse cargo”. Y además agrega que “no es casual que en el lugar donde se toman estas decisiones, que es la AFA, no haya prácticamente mujeres ya que para formar parte del Comité Ejecutivo de AFA tenés que ser directiva en un club, con un cargo jerárquico alto, y las mujeres no están en esos lugares”. Para finalizar la periodista concluye: “el rol de la AFA debería ser el de orientar y acompañar para bajar una línea clara en la búsqueda de la igualdad en los clubes. Pero hoy el futbol es el museo del patriarcado y romper esas estructuras nos lleva mucho trabajo”.