Para que exista la cultura de la violación es necesario que una sociedad avale un conjunto de creencias, poder y control patriarcales. Son ciertos discursos machistas los que permiten que se normalice y justifique la violencia sexual, esos que al mismo tiempo hacen más difícil el esfuerzo que colectivas feministas destinan en erradicarla. Cuando el periodista deportivo Fernando Niembro dice que "uno se puede enamorar de una chica de 17 años", que "no es menor de edad" y que esa adolescente "vota" está naturalizando comportamientos que desdibujan la responsabilidad de un potencial agresor de violencia sexual. De acuerdo a los psicólogos consultados por este medio, lo que termina haciendo es "favorecer la pedofilia" cuando, en definitiva, "las relaciones sexuales con menores de 18 años de personas que pueden ser el bisabuelo de la otra persona deben ser entendidas como un delito".
La madurez sexual que puede llegar a tener una adolescente de 17 años para brindar su consentimiento activo en una hipotética relación con un hombre mayor es prácticamente nula. "La menarca, la primera menstruación, hace que una niña acceda a la capacidad reproductiva pero no se puede asegurar la maduración psíquica. Siguen siendo niñas adolescentes vulnerables que necesitan guías y acompañamiento en todas estas situaciones, mucho más en situaciones sexuales. No pueden consentir porque no saben que están consintiendo", explica a este diario una reconocida especialista en psiquiatría infanto-juvenil y en medicina legal con 20 años de experiencia.
Para la experta, discursos como el de Niembro reflejan la cultura androcentrista, sexista y adultocéntrica que "genera el borramiento de las asimetrías entre niñez y adolescencia, con lo cual hace desaparecer la responsabilidad de los abusadores sexuales". De hecho, se trata de uno de los grandes debates que se buscan instalar en la actualidad en la justicia, donde pocas veces se diferencia entre adolescencia y adultez cuando se trata de adolescentes mujeres, dado que lo que impera es la voz del más fuerte, del más empoderado, del que tiene capacidad económica y una posición prevalente en la sociedad para imponer su verdad, por lo que "las voces de las personas desempoderadas, mujeres, niñez, adolescencia e incluso del colectivo LGBT terminan siendo invisibilizadas". Lo que tiene que quedar en claro es que "la madurez sexual se alcanza en la adultez", de acuerdo a la especialista.
Estos dichos, que para Niembro no revisten un "problema", favorecen por otro lado la revictimización social, no solo la judicial. Es decir, de acuerdo a los psicólogos que trabajan día a día con las víctimas, envía un mensaje peligroso: "callen, porque las vamos a convertir en victimarias, mentirosas, etc". "La justicia patriarcal que conocemos y constantemente intentamos cambiar tiene que ver con la mirada del derecho penal que carece de perspectiva de género, que descree en muchos casos el relato de las denunciantes de abusos, las revictimiza, desgastándolas emocionalmente", destacó en ese sentido Melisa Garcia abogada feminista, fundadora y presidenta de Abofem Argentina.
Niembro hizo de las declaraciones machistas un chiste. Lejos de redimirse, después dejó en claro que no iba a reflexionar sobre lo dicho a pesar de los cuestionamientos que le llovieron. "No tengo la menor idea de lo que se está diciendo. Uno se puede enamorar de una chica de 17 años, ¿cuál es el problema? "no es menor de edad" porque "si se puede votar desde los 16...". Y concluyó: "No tengo ningún comentario para hacer".
"Lo que hace Niembro con sus dichos es enfatizar la masculinidad hegemónica que coloca a la mujer como objeto del cual puede servirse, y esa violencia forma parte de la ley 26.485. Indudablemente profundiza, asimismo, la cultura de la violación", destacó en ese sentido García. Y agregó: "Este tipo de discursos nuevamente generan desigualdades entre varones, mujeres y disidencias, dando lugar a que se siga naturalizando sobre todo en ámbitos deportivos y en los medios de comunicación discursos machistas. No es que acalla a las victimas solamente sino que desvaloriza la existencia de casos de abusos sexuales en nuestro país".
Concretamente, la Convención de los Derechos del Niño abarca a niños y adolescentes hasta los 18 años, al igual que otras leyes convenciones y obligaciones que Argentina asume por tratados con plena vigencia legal. Entonces, una adolescente no es una adulta. "Una adolescente de 17 años se encuentra experimentando y descubriendo su vida sexual. Entonces, frente a una potencial relación sexual con un hombre de 60/70 años, de entrada nos encontramos con una clara asimetría de poder, ese potencial consentimiento tendrá vicios que no podemos desconocer en una sociedad que pone a la luz los abusos, la leyes vigentes y los tratados internacionales ratificados", remarcó García.
Cuando las voces en los medios son de varones
Plantear que una relación entre una adolescente y un hombre mayor puede ser posible, aunque sea en una situación hipotética, es un grave error y que los medios de comunicación le den pantalla a un varón dando a entender lo contrario no puede seguir siendo habitual. "Debido a que el lenguaje está profundamente arraigado en la cultura, podemos llegar a olvidar que las palabras y frases que utilizamos cada día dan forma a nuestra realidad", señala respecto a la cultura de la violación ONU Mujeres, al resaltar que "las creencias que fomentan la violación están grabadas en nuestro idioma". Pero, ¿qué pasa cuando en los medios se escuchan más las voces de varones que no hacen ningún esfuerzo por reflexionar y deconstruirse?
En los medios de comunicación, sólo el 30,35 por ciento de las personas en relación de dependencia son mujeres y LGBTTTIQ+, mientras que los varones son el 69,65 por ciento de las redacciones pese a que en las carreras de comunicación las mujeres son mayoría en la matrícula. Esos datos impulsaron la la ley de Equidad en la representación de los géneros en los servicios de comunicación en Argentina, motorizada por el colectivo Periodistas Argentinas, y que entró en vigencia en julio del año pasado, con el fin de "promover la equidad en la representación de los géneros desde una perspectiva de diversidad sexual en los servicios de comunicación, cualquiera sea la plataforma utilizada".
La reglamentación de la norma ya está lista, aunque falta definir aún el órgano de aplicación, lo que traba su plena implementación. La Secretaría de Medios decidió asumir el organismo de aplicación pero un dictamen de la secretaria legal y técnica se lo impidió ya que tiene a su cargo también RTA.