Crimen de Fernando Báez Sosa: la semana en la que el pacto de silencio se rompió y el ADN complicó más a los rugbiers

En la jornada más técnica del debate, los peritos expusieron todas las pruebas que hay contra los ocho acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa. Luciano Pertossi pidió la palabra, se revelaron supuestos chats de Máximo Thomsen con la prensa y se abrieron nuevas especulaciones sobre la estrategia de la defensa.

14 de enero, 2023 | 00.05

La segunda semana del juicio por Fernando Báez Sosa estuvo marcada por las precisiones. Los testimonios conmovedores de días atrás se complementaron con los informes periciales detallados que dieron cuenta de las huellas que quedaron de la brutal golpiza en la que fue asesinado el estudiante de Derecho aquel 18 de enero: los reportes médicos, la identificación facial de los imputados en las imágenes fílmicas y el análisis a los teléfonos celulares fueron algunas de las pruebas que se expusieron ante el tribunal de Dolores. La intempestiva declaración de Luciano Pertossi para desmarcarse del crimen movió el avispero y dejó la puerta abierta a un cambio en la estrategia de los ocho acusados por el "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. A ello, se le suman las presuntas declaraciones de Máximo Thomsen a la prensa, en donde expresó que romperá el silencio en caso de necesitarlo y que se siente "totalmente arrepentido".

Fue la semana más técnica, en la que desfilaron más de 75 testigos para explicar todos los informes probatorios incorporados al expediente que enviaron a Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23) al banquillo de los acusados en calidad de co-autores del delito que se les imputa. Luciano Pertossi se intentó despegar de esa carátula cuando rompió el pacto de silencio que mantuvo con sus amigos y reaccionó a un video en el que se lo estaba identificando. "No estaba ahí", dijo, aunque se negó a responder las preguntas formuladas por la Fiscalía y los abogados de la familia de Fernando Báez Sosa. 

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Máximo Thomsen, por su parte, en un presunto chat con un periodista de Crónica TV, expresó que por el momento no va a hablar, pero sí lo hará cuando sea pertinente: "La verdad que no quiero hablar mucho sobre el tema, el único momento en el cual voy a hablar va a ser cuando sea necesario". El acusado fue identificado por el testigo Tomás Bidonde como el que le pegó "dos puntinazos" en la cabeza de Fernando cuando estaba en el suelo. Cuando le consultaron si siente arrepentimiento sobre lo sucedido, expresó: "Estamos todos totalmente arrepentidos, en mi caso por las noches no puedo casi dormir por pensar en esa noche, es una mala jugada que nos pasó la vida y que si pudiera volver el tiempo atrás lo hubiera pensado bien y no hubiera pasado nada de esto".

Por el momento, el abogado Hugo Tomei confirmó que seguirá representando a los ocho acusados, quienes decidieron sacarse el barbijo para enfrentarse a las cámaras por primera vez. Muchas dudas de las que quedaban respecto a quienes no habían sido mencionados hasta el momento por los testigos quedaron despejadas porque los peritos ubicaron alrededor del cuerpo de Fernando, con distintas actitudes. "Si bien todavía no terminó el debate, en cuanto a la prueba todo viene a acreditar la calificación legal", adelantó ante los medios el fiscal Juan Manuel Dávila, encargado con Gustavo García de la acusación en el juicio.

El ADN y la atención médica que recibió Fernando

Diego Duarte, el médico de la Policía Científica que le realizó la autopsia al cuerpo de Fernando Báez Sosa, detalló al comienzo de la semana las lesiones que sufrió el adolescente por los golpes "con saña" de puño y patadas que le propinaron durante el ataque. Se refirió particularmente a las "múltiples agresiones en la parte del rostro" que tenía, como así también a la "importante hemorragia dentro del cráneo" que descubrió al analizar el cuerpo. Además, comprobó que la causa de muerte no se puede adjudicar además a un solo golpe porque "fueron traumatismos multicausales, con lesiones de varios órganos. Se emocionó al momento de recordar el estudio que realizó.

Ese día, la médica que lo asistió mientras le realizaban las maniobras de RCP dijo que "no tenía posibilidades de sobrevida" y brindó detalles que permitieron calcular la hora de muerte de Fernando con mayor precisión. "Murió a las 5:07", destacó el abogado de Graciela Sosa y Silvino Báez. Las tácticas de reanimación habían sido puestas en tela de juicio por la defensa durante todo el proceso, pero los médicos que declararon indicaron que "el RCP no mata". 

En la última jornada de la segunda semana de audiencias los aportes también estuvieron por parte de las y los integrantes del Cuartel de bomberos voluntarios, de Villa Gesell, que asistieron a Fernando en la noche de su asesinato. Tanto Verónica Onieva como su compañero, chofer y ambulancista, Javier Timoteo, aseguraron que "no tenía signos vitales" en el momento en el que le practicaron la reanimación. Además de que Timoteo constató que "la chica -en referencia a Virginia Pérez Antonelli- estaba bien posicionada" cuando la vio hacerle RCP.

Las lesiones mortales narradas por Duarte tomaron otra dimensión cuando María Eugenia Cariac, perito de Policía Científica, aseguró que Fernando tenía una marca de zapatilla de al menos 6 centímetros en la parte izquierda del mentón, producto de una patada. La huella era compatible con la zapatilla que usaba Máximo Thomsen, de acuerdo a la experta que realizó los estudios escopométricos para analizar los rastros de la golpiza en el cuerpo del estudiante de Derecho asesinado. Y, más adelante en la semana, tal como había anticipado El Destape, el perito César Guida confirmó que las manchas en la Cyclone de Thomsen eran de sangre de Fernando, en tanto que el ADN hallado en el meñique izquierdo del adolescente coincidía con el de Blas Cinalli, el acusado que no había sido mencionado hasta el momento. 

La lupa se puso por otro lado esta semana sobre los teléfonos de los acusados: las imágenes allí almacenadas del día del crimen pero también los mensajes que intercambiaron entre ellos y con sus conocidos. "Ganamos contra unos chetos", "Machu y Enzo mataron a un pibe" y "Caducó"  son algunos de los mensajes que analizó el secretario del Ministerio Público Fiscal Pablo Laborde. Al otro día, la madre de Fernando contó que no se pudo sacar esa última palabra de la cabeza. "Creo que todos están implicados y espero que les den la pena máxima", remarcó al asegurar que "estamos más cerca de la justicia".

"Se fisuró el pacto de silencio"

La breve pero inesperada declaración de Luciano Pertossi, hermano de una de las abogadas de la defensa, Emilia Pertossi, desató una ola de especulaciones respecto a la estrategia judicial de la defensa. Para Fernando Burlando, el abogado que representa a los padres de Fernando, no quedaron dudas y con esas palabras "se fisuró el pacto de silencio" entre los ocho rugbiers.  "Veía cierta debilidad en no distinguir su rostro en la escena del crimen y trató de llevar esta coartada adelante", expresó el letrado. Tomei dijo casi al mismo tiempo que se trató de una reacción "espontánea" por parte de su defendido. 

Por su parte, el fiscal Dávila consideró que la declaración "no aportó nada" al proceso legal y que con ella no cambiará la situación de los acusados. "Ellos pueden declarar cuantas veces quieran. Nos hubiese interesado poder hacerle preguntas sobre todo, pero se negó a responder", remarcó el funcionario. 

"Es un derecho manifestar y aclarar hasta dónde puede la persona que está siendo acusada", subrayó Tomei, aunque no quiso dar más detalles sobre si en lo sucesivo otros implicados pedirán la palabra. "La dinámica del proceso lo va a indicar".

En esta línea, las presuntas declaraciones de Máximo Thomsen a la prensa siembran especulaciones sobre la estrategia legal que se seguirá de ahora en más. Si bien los dichos se desarrollaron en conversación con un periodista, sus palabras pueden ser el puntapié de lo que sucederá ante el Tribunal en las próximas semanas.

La amenaza que complica a uno de los Pertossi y el "modus operandi"

"Te voy a matar hijo de punta, te voy a robar la moto". Las palabras se las adjudicó Pablo Gastón Zapata a Lucas Pertossi un mes antes del crimen en Villa Gesell. Se las dijo, según contó ante el tribunal, en Zárate. "Fue una patoteada. Primero recibí una golpiza, él (por Pertossi) junto a cinco o seis sujetos más. Me lo cruzo a los cinco días con algunos de esos sujetos, se me vienen encima. Uno de los chicos me abre paso para bajar la escalera (está en un bar) y Lucas Pertossi me pega una trompada. Caigo, me hago una fractura. Quedé saltando en una pierna", dijo.

"Hijo de puta, te voy a matar, hijo de puta te voy a robar la moto", le gritaba Pertossi. En ese momento, dijo, pidió a unos amigos que se fijen cómo estaba su moto. Pero para ese momento ya había desaparecido. Luego del testimonio, la fiscalía le mostró fotos de la moto (que no volvió a ver), y la reconoció. Las imágenes fueron extraídas del celular del joven señalado. Al finalizar la jornada y salir de la sala, Burlando consideró ante los medios que la escena contada por Zapata vislumbran un "modus operandi" del grupo.

La próxima semana se verá con más claridad cuál es la estrategia de los abogados de los rugbiers porque declararán los testigos convocados por la defensa: estarán presentes sus familiares y los dos acusados que fueron sobreseídos durante la etapa de instrucción del juicio prestarán testimonio el lunes.